Con respeto y admiración a Gerardo Laveaga.
Tal vez no como se quisiera, pero indudablemente que se avanza en el tema de la transparencia en México y al rendir protesta ante el Senado ayer, los integrantes del Pleno del Nuevo IFAI tienen ya mucha responsabilidad para con ello.
Siendo radicales en esto último apelaríamos a la responsabilidad, en los términos en que la define Enrique Morera Guajardo en su libro Responsabilidad. Concepto jurídico y sus singularidades (Ariel, 2010), es decir como “la esencia del Derecho, su auténtica médula.” (Negritas del original).
Pero consumado el proceso legislativo de estas designaciones me parece oportuna una mirada crítica al producto final, señalando principalmente que tenemos la convicción de que salvo en dos o tres casos de los nombrados, había otros prospectos con mejores credenciales, pero que el reparto de cuotas partidistas no les permitió llegar. Aunque también es necesario decir que consideramos, atendiendo la práctica política vigente, que el problema no son dichas cuotas, sino que los partidos no opten por los mejores dentro los que supuestamente son proclives a ellos.
Pero ante todo que debe reconocerse que el procedimiento es totalmente legal aunque no parezca tan legítimo del todo.
Ya en un artículo anterior he cuestionado que la equidad de género no es tan equitativa en la conformación de dicho Pleno y que la pluralidad del mismo, sobre todo en el aspecto de la formación profesional de los nuevos Comisionados también genera dudas razonables.
Ahora lo que quiero destacar es lo que considero deficiencias en el nombramiento de los senadores, que creo que con una mayor altura de miras, podrían haber entregado mejores resultados.
Empezamos con la coincidencia que tenemos con lo que dice el informe del Comité de expertos: “…dos criterios quedaron desatendidos: la importancia de la continuidad en el trabajo del IFAI y la perspectiva de la sociedad civil organizada.”
En otros términos, podemos decir que se excedieron nombrando a dos burócratas, uno de ellos sin mayor vinculación con el tema y el otro con fama de experto, pero más bien nos parece que sólo ha sido un buen técnico en el tema desde uno de los nuevos sujetos obligados. En todo caso este último no sobra como aquel, pero una de las aspirantes del equipo burocrático del propio IFAI, que según el Senador Corral fueron de las que obtuvieron mejor calificación del Comité de expertos, habría sido mucho mejor.
Y no solo hicieron a un lado importantes trayectorias desde las organizaciones de la sociedad civil avocada al tema, que estaban en la lista de los 25 más idóneos elaborada por el citado Comité, sino que hablando en plata pura, despreciaron a un sector de los aspirantes a la hora buena, la de los nombramientos. Sector que estoy seguro es de los que más ha contribuido no sólo en mejorar la legislación y la práctica del Derecho de Acceso a la Información y la Protección de los Datos Personales; sino en su socialización y promoción de su ejercicio.
Tres Comisionados en ejercicio de órganos garantes locales fueron incluidos y ello por sí mismo es un gran acierto, pero analizando a cada uno de ellos, no en su persona, sino en el trabajo realizado en la materia, sólo uno tiene, desde nuestra humilde opinión, los merecimientos para estar en el Nuevo IFAI. Los otros dos fácilmente son superados no por uno sino por varios de los aspirantes, no sólo de la lista de los expertos, sino sin exagerar por alguno de los que no quedaron en ella.
Sólo la ex Comisionada Areli Cano del INFODF me parece un acierto sin mayor cuestionamiento y creo que quienes la trataron en dicho instituto y los que lo hicimos aunque sea brevemente en la COMAIP estaríamos de acuerdo sin dificultad.
Y lo que de plano no entiendo es que el espacio, digamos que destinado al sector académico, se haya optado por una doctora en Derecho sí, pero cuyo trabajo no ha estado enfocado a este tema (aunque por el grado académico y lo que se conoce de su trabajo en temas laborales esta designación no puede calificarse como mala automáticamente) y se haya descartado, desde el Comité de expertos, a un verdadero experto, al Doctor Ernesto Villanueva. Posiblemente entienda algo en cuanto se haga pública la base de datos con la calificación que obtuvo cada aspirante como de alguna manera se ha prometido, aunque ya tengo mis dudas de que eso suceda.
Si el lector es un poco cuidadoso, mi punto de vista se aleja del discurso del “negro o blanco” y trata de ver lo colorido (no los colores de los partidos desde luego, aunque claro que están ahí) del Pleno del Nuevo IFAI; y diría que es un producto regular si cuatro de sus siete miembros considero que son buenos y el resto no malos.
Esta es mi opinión crítica, es decir libre, sin ataduras o convencionalismos. Sincera, en una palabra.
Aunque como persona no sólo interesada en el tema, sino presta para continuar en la lucha por una sociedad no solo transparente sino decente, deseo éxito a los designados en bien de la democratización tortuosa que vivimos en México.
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