De las principales promesas de campaña fue el combate a la corrupción, y resultaba muy atractiva después de venir del sexenio de Peña Nieto, que había sido descaradamente corrupto. El candidato López Obrador dijo que acabaría con la corrupción en 45 minutos, que barrería las escaleras de arriba para abajo y que sus máximas de gobierno serían no mentir, no robar, no traicionar. Muchos quedaron encantados con las promesas y se motivaron a votar por esa alternativa de sacar a los corruptos de siempre, dueños de la mafia del poder.
Las cosas no fueron así, en este gobierno se ha mentido, robado y traicionado, tal vez incluso peor que en el de Peña, la mafia del poder siguió, solamente cambió de titulares, y seguimos sufriendo las transas del gobierno. Los 45 minutos de solución se han vuelto 5 años y no se ha resuelto nada, las escaleras no se barrieron en ningún escalón, tenemos corruptos en los principales puestos del gobierno y en la familia presidencial, contratos con sobreprecio que han creado empresarios millonarios instantáneos, compras de productos y servicios nunca entregados, muchas personas incapaces en puestos clave del gobierno, porque no es importante que sepan hacer su trabajo sino que sean leales a la red de corrupción que ahí los colocó.
La organización Transparencia Internacional hace una medición en 180 países otorgando 100 puntos posibles de calificación, donde 100 es un país transparente y 0 un país corrupto. Este índice es el principal indicador de corrupción en el sector público desde 1995. México obtuvo solamente 31 puntos de los 100 posibles. ¡Sacamos 3.1 en el examen! Eso nos coloca en el puesto 126 de 180 países. Estamos en el fondo de la tabla, en el mismo nivel de El Salvador, Kenia y Togo. No es una medición conservadora, neoliberal ni nada de esos adjetivos que les encanta usar para descalificar, no es una encuesta política, es una triste realidad en la que estamos sumergidos como país, llevamos 4 años sacando esta terrible calificación. Quisiera ver otra vez como promesa de campaña el combate a la corrupción, pero que ahora sí fuera “de a deveras”, que se presenten acciones contundentes, y específicas; existen política nacional y políticas estatales anticorrupción. Si los candidatos quieren comprometerse, bien harán en darle una leída a las prioridades establecidas en estos documentos y presentar un plan de trabajo estructurado. Yo voy a votar por quien me dé las mejores propuestas para combatir la corrupción, porque estoy convencida de que ya con esto todo lo demás mejorará para todos. Hace 6 años el Candidato tenía el diagnóstico correcto al 100%, sólo que su objetivo no era curar, quería convertirse en la enfermedad.
Fuente: Milenio