Luis, un mexicano que conversó con Enrique Cárdenas, entiende que muchos de los problemas que enfrenta México han empeorado, pero es optimista respecto a que se corregirían.

Luis es un hombre de unos 43 años, abogado y con maestría en el extranjero. Es padre de dos niños, reside en la Ciudad de México y trabaja en una institución transnacional. Es un hombre inteligente y bien informado de las noticias diarias del país.

En una conversación reciente, le platicaba sobre mi preocupación de lo que estaba ocurriendo en México; que mi participación en Signos Vitales había pronosticado desde hace un par de años que el país estaba enfilándose a un régimen autoritario en el que perderíamos muchos de nuestros derechos ciudadanos, que se estaba militarizando la vida civil, que había una serie de señales que mostraban la animadversión presidencial al INE, al INAI y a otros órganos constitucionales autónomos (para ese momento el gobierno ya había cancelado el Instituto Nacional de Evaluación de la Educación), que la economía iba a tardar mucho en recuperarse y que la pobreza seguiría sin ser siquiera paliada. Y le comentaba que esos problemas no sólo se habían materializado, sino que se habían profundizado notablemente.

Ante mi preocupación, Luis me decía que veía y entendía que muchos de los problemas efectivamente habían empeorado, pero que no me preocupara, que de alguna manera se corregirían.

Aquí les presento el diálogo que siguió. Le dije: No lo veo tan claro. La acumulación de poder del presidente es arrolladora. Ya viste lo que pasó la semana pasada en el Senado. El presidente a través de su mayoría de Morena decidió no nombrar al comisionado del INAI, por lo que siguen sin poder sesionar. Y en unas horas, la mayoría oficialista se brincó todas las trancas para aprobar lo que el presidente quería y que les había instruido esa tarde en Palacio Nacional. Hasta foto publicaron en Twitter.

–Pues sí, pero realmente, ¿en qué nos afecta directamente? Es puro rollo político ¿En qué cambia eso mi vida?

–Nos afecta en muchos sentidos, y ya está pasando, le comenté. Para empezar, ya no se distinguen dos poderes independientes (Ejecutivo y Legislativo) y lo que eso significa es que el presidente puede hacer lo que le dé la gana. Por ejemplo, desaparecieron la Financiera Rural, que había dejado de dar créditos a los agricultores y se rumora que hubo muchas tranzas. Independientemente de ellas, las dificultades económicas de los agricultores nos pegan en precios más altos de alimentos (ya ves cómo ha aumentado la inflación), hay precariedad entre la gente, más emigración y violencia.

–Yo hubiera pensado que la guerra de Ucrania era la principal causante del aumento de los precios de los alimentos, pero, ¿en qué más nos afectan directamente los cambios que ha hecho el presidente?

–Uno de los más graves que veo es la militarización de la seguridad pública y el que hayan aumentado los delitos por los que te pueden meter a la cárcel antes de un juicio. Como sabes, los militares arrasan y cuando se enfrentan con los “malos” hay puros muertos y casi no hay heridos, han asesinado a personas al “confundirlas” con maleantes, te pueden detener sin ninguna razón y ponerte a disposición del Ministerio Público por cualquier “causa” que se les ocurra. Es muy difícil defenderse. Queda uno muy vulnerable a lo que digan los militares.

–Bueno, pero eso debe sucederle solamente a quienes han hecho algo malo o andan en malos pasos. Aunque ciertamente sentirse tan vulnerable sí es mala onda. Ya ves que también espían a quien se les antoja.

–Y la otra es que los militares ahora controlan puertos, aeropuertos, aduanas, espacio aéreo… y les han dado negocios y mucho dinero. Es decir, controlan nuestros movimientos y cualquier día podrán decidir quién entra y quién sale del país. Ya ves lo que pasa con los migrantes, ahora que el Instituto Nacional de Migración también está en manos castrenses. Y ni quién pueda decirles nada. Y lo peor del caso es que no han podido con la inseguridad: los homicidios están tan altos como siempre.

–¿O sea que los militares ya pueden decidir todo sobre nuestros movimientos y no hay manera de cuestionarlos o llamarlos a cuentas? Sí, vi el caso de Cresencio Sandoval y sus viajes por Europa con su familia pagados con nuestros impuestos y usando aviones del Ejército. El presidente hasta lo defendió y el general no dio la cara.

–Y ya ves, tú que viajas seguido en avión, los incidentes o casi accidentes en el aeropuerto han sido frecuentes y hasta chocaron dos aviones en la pista de rodaje. Ya quieren ser hasta empresarios con su línea aérea… y guía de turistas. En fin, no creo que las cosas se vayan a arreglar solitas. Más bien estos personajes van a defender esos privilegios como gatos boca arriba.

–Pues sí, tienes razón. Las cosas van mal y bueno, mientras no me toque a mí (hago changuitos), pues aquí seguimos. Eso sí, el año que entra, no me pierdo mi oportunidad de botarlos en las urnas, me dijo con seguridad.

Fuente: El Financiero