Señor Presidente, el pasado 20 de agosto publicó en el Financial Times un artículo en el que señala que la agenda de reformas de México está completa, gracias a 11 reformas estructurales. Entre otras cosas nos dice (en traducción propia y libre, pues la publicación original está en inglés) que con ellas se busca que México sea más abierto, productivo y competitivo para brindar mejores condiciones de vida a las personas.
De su artículo me llaman la atención diversas cuestiones. La primera es que no menciona 2 de las 3 reformas que tanto usted como su partido político se comprometieron a lograr para diciembre de 2012. Cuando las anunciaron las llamaron con mucha euforia las reformas de una presidencia democrática. Dado que para su gobierno dos de ellas están en el olvido, le recuerdo cuáles fueron: la creación de una Comisión Nacional Anticorrupción; y la creación de un órgano ciudadano que regule el gasto en publicidad oficial.
Considero ocioso citarle cifras y estadísticas sobre la preocupación social que la corrupción genera. Es un tema que no requiere mayor desarrollo para justificar su importancia; sus costos (humanos, sociales y económicos) la hacen un problema estructural. Sin embargo, y a pesar de la trascendencia del tema, su gobierno no sólo envió al Congreso una iniciativa con una deficiencia técnica extraordinaria, sino que su partido en el Congreso mantiene el tema congelado. Frente al que es el problema más crítico en nuestras instituciones y en el servicio público, su gobierno, dicho en tres palabras, simplemente se desresponsabiliza.
Respecto al tema de publicidad oficial, me permito compartirle algunos datos y hechos. A pesar de que la Constitución lo prohíbe expresamente, usted ha aparecido en propaganda personalizada en diversos medios de comunicación. Su gobierno, además, solicitó al Congreso casi 5 mil millones de pesos para gastar este año en publicidad oficial, lo que alcanzaría para dar leche a diario a 30 millones de niños mexicanos durante el mismo periodo. Ese dinero es equivalente al presupuesto del Programa de Apoyo Alimentario, con lo que podrían comer durante un año casi 1 millón de familias. A pesar de su compromiso, sobre esa reforma usted no pudo escribir una palabra, pues su gobierno no ha hecho nada.
En su columna tampoco pudo decir nada sobre la reforma al campo. Casi 18 meses después de que se anunciara lo que llamo la reforma profunda, sólo ha habido cambios cosméticos. Pero sepa que en este país los pequeños productores aportan el 40% de los alimentos, generan el 74% del empleo formal rural y lo hacen prácticamente sin apoyo. Los problemas del sector han sido señalados como graves por las más diversas instituciones (FAO, Banco Mundial, BID, Coneval, ASF, Colmex, Fundar, UAM, CIDE). La evidencia muestra que el gasto en el sector no sólo no nos hace más competitivos, nos hace un país injusto y desigual. Pero, en el año internacional de la agricultura familiar, en un país en el que el 70% de los 4 millones de productores tienen predios iguales o menores a 5 hectáreas, su gobierno simplemente no pudo rediseñar radicalmente los programas para apoyar a quienes más los necesitan.
En su artículo refiere que México es el país que menos recaudación fiscal tiene en comparación con el resto de países de la OCDE. Pero resulta que nuestro país también tiene críticas desigualdades y muchas contradicciones. Por ejemplo, según el mismo organismo los sueldos de los altos funcionarios son tres veces más dispares en México que el promedio de la OCDE. Una sociedad más justa empieza por tener gobiernos que sean más profesionales y republicanos y menos una casta de privilegiados. Pero ese tema, de profunda transformación democrática, no le ha merecido a su gobierno ningún intento de reforma.
Y estos son sólo algunos ejemplos, pues hay mucho que decir en materia energética o de telecomunicaciones. Así que le ruego encarecidamente que cuando escriba sobre las reformas en México y utilice las palabras “nuestras” y “completa”, aclare que eso sólo da cuenta de sus alianzas políticas y del grupo que lo rodea y no de todo lo que el país necesita y lo que muchos mexicanos queremos. Nuestras reformas o eran diferentes o todavía no llegan.
Fuente: El Universal