Al pueblo de México:

El 27 de febrero se confirmó el primer caso de coronavirus en México. Debo reconocer que no imaginé que tuviera las consecuencias catastróficas que ha tenido al día de hoy. Han fallecido 66,120 personas por este virus, 66,120 historias de dolor de vidas que no logramos salvar. Mis condolencias a todas sus familias y seres queridos. Actuamos demasiado tarde y la estrategia que seguimos no sólo no fue contundente, sino contradictoria entre los mensajes de los funcionarios en quienes encomendé la atención de la pandemia y yo. Esto ha costado vidas y me lamento por ello. Ante ello, he instruido al titular de la Secretaría de Salud la puesta en marcha del programa “Pruebas para el Bienestar”, un programa de realización masiva de pruebas para detectar, atender, contener y reducir a tiempo los contagios que siguen creciendo en el país. Asimismo, exhorto a toda la población al uso del cubrebocas en todo momento, siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud. Con estas medidas, podremos domar juntos la pandemia

Las consecuencias de esta enfermedad también provocaron una caída de 18.7 por ciento anual en el segundo trimestre de este año. Es una caída histórica por el paro de las actividades no esenciales, sumado a las 12.5 millones de personas que perdieron sus ingresos por las medidas de confinamiento. No seremos ingenuos ni indolentes en este gobierno y entendemos que los créditos no son suficientes. Trasladar la deuda a quienes más necesitan la protección del Estado mexicano no está bien y es irresponsable. Por ello, anuncio que NO cancelaré los megaproyectos emblemáticos de esta administración como el Tren Maya, Dos Bocas ni Santa Lucía, pero sí los pondré en pausa para destinar todos los recursos a quienes no logran satisfacer sus necesidades básicas. Con esos recursos pondremos en marcha el ingreso mínimo vital, una política impulsada por los principales gobiernos progresistas del mundo y por organizaciones que combaten la desigualdad; una transferencia monetaria no condicionada y temporal por al menos tres meses hasta por un salario mínimo mensual. Lo único que deben hacer es presentarse en las delegaciones de cualquier dependencia federal y solicitarlo directamente o, en su defecto, vía internet con los mecanismos de verificación que determinen las dependencias responsables. No puede haber gobierno rico con pueblo pobre.

La inseguridad sigue siendo uno de los problemas más graves de nuestro país, a pesar del confinamiento, la delincuencia y la violencia no cesan. Es una realidad que tenemos casi 100 asesinatos por día, de los cuales 10 son feminicidios. Es una consecuencia del desastre que dejó la guerra contra el narco de Felipe Calderón. Eso no lo podemos negar; pero tampoco hemos logrado revertir completamente sus lamentables estragos. La Guardia Nacional no ha funcionado y los militares han tomado control de decenas de funciones estratégicas, para las que debemos recuperar el control con instituciones civiles fuertes y confiables. Hace unas semanas, militares mataron a tres jóvenes inocentes en Nuevo Laredo; como si viviéramos en los tiempos de Calderón, imagínense. No, no lo vamos a permitir; los derechos humanos serán la guía de este gobierno. Desde este momento honraré mi promesa de campaña: no más militares en las calles, a ellos no les corresponden las labores de seguridad pública. Sé que eso no es suficiente, por eso impulsaré para este tercer año la reforma policial y ministerial más ambiciosa y profunda en la historia de México. Ningún delito se quedará sin investigar ni sancionar. Evitaremos la prisión preventiva oficiosa e impulsaremos la regularización de las drogas. No vamos a combatir violencia con más violencia.

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Fuente: Animal Político