Ante una marcada descomposición política, donde destruir es más fácil que construir, donde impera el terrorismo político y el chantaje, se presentó la propuesta mediática lanzada por Gerardo Fernández Noroña, Layda Sansores, Javier Corral, Manuel Bartlett y otros, convocando a la revocación del mandato del Presidente Enrique Peña Nieto.

Se trata de una perversión de la figura de la consulta popular, que se llevaría a cabo en las elecciones del próximo 7 de junio, bajo el argumento de una “fractura moral”, que el Jefe del Ejecutivo Federal habría causado a la Nación.

Los argumentos esgrimidos por el grupo promovente son lamentables y evidencian un disfraz que aprovecha la precaria cultura política imperante en los partidos y el hartazgo ciudadano. Acertadamente Diego Valadés advierte esta estrategia destructiva como “…un error por abanicar la hoguera del encono porque en una sociedad enfebrecida todos se exponen a arder…”

La visión de los proponentes, no admite a las instituciones como estructuras de concordia y armonía social, sino como obstáculos para la detentación del poder por el poder mismo. Esta intención mezquina y peligrosa pretende ceder terreno a los intereses sectarios e imponerse con subterfugios y resquicios legales, lo que es reprobable en un país como México que atraviesa por un delicado y complejo proceso de ciudadanización institucional.

El llamado a la revocación del mandato del Presidente Peña Nieto, a quién se le acusa del deterioro del país, es un ataque personal. Pierde la perspectiva de que el Estado como vínculo jurídico-político, no se centra en una persona, sino en la colaboración entre poderes y órdenes de gobierno, cuya interacción se exige para hacer frente a los retos de la Nación.

Durante décadas se criticó el poder metaconstitucional del Presidente de la República. Se impugnó el arquetipo mesiánico que le daba funciones plenipotenciarias en la política. Esto es historia. El presente de nuestra democracia articula pesos y contrapesos, donde el Poder Legislativo no ejerce una función dependiente ni mucho menos avasallada por el Ejecutivo.

¿No es acaso este llamado una forma de ocultar la responsabilidad de múltiples actores y variables estructurales en juego?

Esta convocatoria, por su inopia política, acota la realidad a una percepción lineal y reduccionista de un contexto nacional complejo que clama por medidas en las que todos somos corresponsables, incluidas, desde luego, las élites de los partidos políticos que mucho han abonado a la “fractura moral”, que señalan.

En este contexto, los esfuerzos ciudadanos han impulsado un arduo proceso de reinstitucionalización del poder político. Conquistas sociales como la Ley de Transparencia y Acceso a la información Pública, avanzan y se fortalecen con prácticas de gobierno abierto y ponderan la interoperatividad e interoperabilidad de las estructuras públicas, como un camino cierto.

Realidad no menor es el Sistema Nacional Anticorrupción en vías de aprobación, que no sólo es un aliento legal, sino la vanguardia de un Estado que pretende derrotar esta anomia, con una efectiva rendición de cuentas y el desarrollo de inteligencia institucional que propicie la eficiencia de los procesos y dinámicas gubernamentales, y garantice la probidad instrumental del gobierno.

De igual manera, el establecimiento de un marco jurídico de transversalidad de los Derechos Humanos en el actuar institucional, es una respuesta seria y un logro histórico, que junto con las reformas estructurales, son producto de una concertación política inédita, cuya legitimidad afianza un esquema innovador en la construcción de los acuerdos que demanda el pueblo de México.

Aunado a este escenario de transformaciones políticas, el desenvolvimiento de organismos autónomos y de la sociedad civil, como la Red por la Rendición de Cuentas, evidencian una transición democrática que clama por fortalecer la institucionalidad y consolidar la vigencia del Estado de Derecho.

¿Todo ello, no es prueba suficiente de que México tiene una vida política que está centrada en el compromiso, la corresponsabilidad y la paz social?

Frente a los argumentos del deterioro del país que se esgrimen, no se pueden ignorar los impactos de la dependencia económica y sus variables transnacionales, así como los causados por el narcotráfico, la delincuencia organizada, la trata de personas, el flujo de capitales y la interacción empresarial y de mercados, la baja del precio del petróleo, el trasiego de armas, la hegemonía de los imperios económicos; todos ellos, factores determinantes de nuestro tiempo.

¿Acaso estas variables nada tienen que ver con la realidad de México?

Al respecto, el escritor uruguayo Eduardo Galeano, fallecido la semana pasada, en su obra magistral “Las venas abiertas de América Latina”, advirtió: “…el subdesarrollo de los países latinoamericanos no es causa de su inoperancia, sino una consecuencia del desarrollo de los países industrializados…”

Es evidente que el país atraviesa por un momento delicado, pero ello demanda de trabajo y de concordia política; no de violencia ni de amenazas como instrumentos de terror. La propuesta de revocación del mandato del Presidente Peña Nieto, es una convocatoria a la beligerancia, al divisionismo y al resentimiento social. Es una reacción virulenta de impotencia política, es una práctica oportunista que aprovecha el proceso electoral, pero que no abona a la civilidad que reclama nuestro desarrollo democrático.

La revocación de mandato es el nuevo mesianismo político. Implica renunciar al compromiso ciudadano de corresponsabilizarse en el quehacer público; rechazar la horizontalidad de las estructuras políticas; y demeritar el esfuerzo de una Nación. No obviemos nuestra responsabilidad ciudadana, ni debilitemos nuestra institucionalidad frente al embate que intenta sustituir a la democracia por el delirio que sólo busca culpables y no soluciones y pretende suplantar la razón política por el desencuentro social.

Agenda

  • A la orden del día, los casos de abuso policial en los Estados Unidos a personas de origen no europeo…
  • Mi reconocimiento a la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), a la Secretaría de Marina (SEMAR) y al Gobierno del Estado de Hidalgo, por organizar la exposición interactiva “Fuerzas Armadas, pasión por servir a México“, que se realizó en la Ciudad de Pachuca. En estos momentos de enojo y desilusión social, esta magnífica exposición muestra el lado humano, educativo, tecnológico y la gran vocación de servicio del Ejército Mexicano
  • Según datos de la Secretaría del Trabajo, con motivo del “Día Mundial contra la Esclavitud Infantil”, en el país 2.5 millones de niños, niñas y adolescentes realizan alguna actividad laboral, muchos de ellos en campos agrícolas en los que viven una situación de esclavitud.

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