Nuestro sistema político y de gobierno sin duda tiene muchos pendientes, la rendición de cuentas, la impunidad, la falta de transparencia, el ineficaz combate a la corrupción, la pobreza, la marginación, la desigualdad, sigue olvidada la construcción de un nuevo marco de relaciones entre el gobierno federal, los estados y los municipios y ahora, se agregan la crisis de salud, la económica, el desempleo y la creciente inseguridad.

El Dr. Lorenzo Córdova Vianello lo sintetiza de esta manera: “Son malos tiempos para la política, malos tiempos para las instituciones y hay que decirlo, malos tiempos para la democracia.”

Ante este panorama es prudente cuestionar, ¿cómo se puede gobernar cuando se le ha expropiado al pueblo el poder soberano y la participación ciudadana, tanto en los procesos políticos, como en las estructuras institucionales y sociales?

Un factor explicativo de este contexto es la incongruencia de los partidos políticos, al integrar los órganos de representación popular y de gobierno. Su actuar no es, ni ha sido pertinente con el principio de representatividad democrática al que están obligados. Es inexplicable cómo los partidos políticos son ajenos al interés de la ciudadanía, al postular candidatos incapaces de concretar la tarea gubernamental, e incompetentes para procesar el conflicto social, generar oportunidades y propiciar la estabilidad de las expectativas sociales.

Esta triste realidad de los municipios, se origina por la insensatez de los partidos políticos que seleccionan a sus candidatos a Presidentes Municipales, Síndicos y Regidores, consultando sólo al interior de sus bases, quiénes deben integrar la Planilla para el Ayuntamiento. Y esto aunque es legal, es insuficiente porque es opaco y porque un grupo de “notables” no representa de manera alguna la voluntad social.  

Con este desempeño, el Sistema de Partidos se autodebilita, anula la unidad del tejido social, suprime las oportunidades y perturba la salud democrática. Su precariedad y el desprestigio de la clase política, son un gran lastre que no les permiten enfrentar el descrédito popular, la evidente desorganización, la carencia de liderazgos, la falta de propuestas estratégicas, y su invisibilidad como contrapesos políticos.

Nunca antes en la historia, el descontento, el enojo y la desconfianza en las instituciones había alcanzado los niveles que hoy tiene.

Somos una República democrática, representativa y federal. No podemos olvidar que fortalecer la República, implica garantizar el relevo democrático de los titulares de los órganos del poder público; un ejercicio responsable que privilegie el entendimiento social y asegure el origen popular y democrático del poder; y una participación ciudadana organizada y actuante, que haga de la representatividad un valor superior de la democracia, donde los representantes populares acreditan permanentemente ser depositarios dignos de la voluntad política de los ciudadanos.

En este contexto, Francisco Javier Osornio Corres, citando a Jorge Carpizo afirma que “el municipio libre fue plasmado en nuestra Constitución; se le quería fuerte y sano, pero se le estructuró endeble y enfermo; se le deseaba la base de la división territorial y de la organización política y administrativa de los Estados, pero no se le dotó de los instrumentos para lograrlo…Así estructurado nuestro municipio, fue débil en lo político, anémico en lo financiero e incapaz en lo administrativo.”

A nivel municipal, la lucha política de candidatos a Presidentes Municipales, Síndicos y Regidores, tiene que promover acciones enfocadas a fortalecer la solidez de las estructuras institucionales, comunitarias y vecinales; participar en la operación del quehacer público; y construir respuestas a las demandas de la sociedad. Es la única manera de avanzar en el desarrollo del municipio.

La pregunta es ¿Cómo dar solidez a estas estructuras institucionales, comunitarias y vecinales?

La respuesta es contundente, hay que construir una Nueva Gobernanza sólidamente sustentada en prácticas horizontales, que permitan un ejercicio de Buen Gobierno y sienten las bases de una Reforma Política Municipal que materialice el principio de representación política y garantice que el quehacer público se ejerza atendiendo los intereses de los ciudadanos y de las comunidades.

Es impostergable que los nuevos Ayuntamientos tomen este doble compromiso. Les permitirá impulsar la democracia participativa, fortalecer el desarrollo democrático, y consolidar el desempeño de una administración funcional y de resultados.

Los partidos políticos parece que se olvidan que estamos transitando en medio de una tormenta, donde hay un gran dolor por los miles de muertes ocasionadas por el COVID-19; por los millones de empleos perdidos, que están ocasionando la desesperación y el hambre de millones de familias; por el activismo del crimen organizado; por la violencia y la inseguridad desbordadas; por el malestar de un poder adquisitivo cada vez menor; por la desconfianza ciudadana; y por la polarización que abona cotidianamente a una posible crisis social.

¿Ante este panorama y frente al suspendido proceso electoral del estado de Hidalgo, cómo conformarán sus Planillas los partidos políticos?

¿Su actitud será de lejanía e indiferencia ante la desesperanza y el sufrimiento ciudadano?

¿Presentarán propuestas concretas para mitigarlas?

¿Integrarán las Planillas mediante un proceso de selección de candidatos, que tome en cuenta los intereses de los sectores sociales y de las comunidades, o impondrán candidatos incapaces e impopulares?

¿En la selección de candidatos seguirán prevaleciendo sólo criterios partidistas sin compromiso ciertos con la población?

Mientras llegan los tiempos para impulsar una reforma política municipal, hay que avanzar los entendimientos para suscribir un Acuerdo para un Nuevo Pacto Social Municipal, que permita constituir una Nueva Gobernanza para una Gobernabilidad Democrática; implementar una Reforma Administrativa que organice la División Política Regional del Municipio, y la creación de estructuras institucionales, comunitarias y vecinales en el marco de un Sistema Municipal de Cultura Cívica y Participación Ciudadana.

Estas acciones fomentarán en los sectores y en las regiones del municipio, la formación dehidalguenses identificados y comprometidos verdaderamente con la ciudadanía; surgirán auténticos liderazgos conocedores de los problemas, de las soluciones, y de la gestión político-administrativa.

Se requiere una reforma política municipal que coloque a los partidos en la tesitura de que para ganar la elección municipal, tienen que seleccionar a sus candidatos a Presidentes Municipales, Síndicos y Regidores conforme a criterios territoriales y sectoriales, y postular como candidatos, sólo a ciudadanos que en los hechos acrediten su participación y colaboración activa en favor de la colectividad.

Agenda

  • Lamentable y grave error cometen al dejar sin recursos presupuestales a la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO) y a la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP). La justificación que ofrecieron, revela la supina ignorancia que tienen respecto a la importancia de la conservación del medio ambiente.

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