En las sociedades complejas la capacidad de procesar el conflicto va de la mano con la calidad de su desarrollo democrático y del respeto a los derechos civiles y políticos de los ciudadanos.

Un elemento fundamental que fortalece esta capacidad, es el ejercicio del poder con prácticas de Buen Gobierno donde la transparencia, la rendición de cuentas, el combate a la corrupción y la impunidad, así como la vigencia del Estado Democrático de Derecho, son las premisas y atributos que garantizan condiciones de entendimiento, armonía y paz social.

Se requiere un andamiaje estructural orgánico, programático y presupuestal, que con un enfoque sectorial y regional atienda los asuntos políticos, económicos, sociales y culturales del Ayuntamiento y de la administración pública municipal, y defina marcos operativos para un ejercicio de gobierno funcional, capaz de concretar acciones y resultados que solucionen las demandas ciudadanas.

Es necesario dimensionar y resignificar la funcionalidad del arreglo político vigente, desfasado ante los alcances de la realidad imperante, y plantear su reestructuración, por lo que propuse suscribir un Nuevo Pacto Social Municipal, y crear un Consejo Económico y Social, con nuevas lógicas políticas y administrativas para que el Ayuntamiento cumpla sus tareas y desempeñe eficazmente sus responsabilidades políticas, parlamentarias y administrativas. (https://wp.me/p1JSMG-x4)

Parte fundamental de esta ecuación es comprometerse a fortalecer el Sistema de Partidos, ya que por su naturaleza y mandato constitucional, los partidos políticos son la instancia idónea para intermediar en el procesamiento del conflicto. Lograr este propósito, implica replantear valores democráticos, como el principio de representatividad, la democratización interna en la selección de candidatos y en la elección de sus dirigencias; la rendición de cuentas y la fiscalización del financiamiento público y privado; temas difíciles de transitar, pero que tienen la capacidad de disminuir el enorme descrédito social, y recuperar la confianza y credibilidad de la ciudadanía, que hoy por hoy tienen perdida.

Empero, los partidos políticos ven la procesión y no se hincan… No se dan cuenta que la autoexclusión o abstencionismo, es el síndrome de la verticalidad política de sus estructuras directivas; que cercena los pasos de sus militantes, y hace de la democracia de partido una prisión ideológica, pues mientras sus bases pretenden la horizontalidad democrática en la toma de decisiones, las cúpulas se encierran en su discrecionalidad decisoria. Condición opuesta al signo de nuestros tiempos que exige ampliar la oferta política, y solo obtiene como respuesta el aumento del número de partidos, como si eso resolviera las demandas de una sociedad que busca oportunidades de desarrollo humano.

Las plataformas programáticas de los nuevos partidos, no interpretan los vacíos estructurales de una sociedad compleja, ni pugnan por nuevos espacios de desarrollo humano. Lejos de esto, han circunscrito su propuesta política a la promesa de ayudar al presidente López Obrador a tener mayoría en la Cámara de Diputados en el 2021. ¡Ah, pero eso sí!, dijeron que ¡no serán satélites de Morena!

Cada vez hay menos espacios para conducir el procesamiento del conflicto y es más necesario aperturar y ampliar las fronteras de la discusión. El estrés social ha provocado que los enfrentamientos sean cada vez más intensos y complicados al sumarse a un estrés institucional cada vez más fuerte. En esta trama, la ampliación del número de partidos es un sinsentido, porque no cambia ni las formas ni la manera de hacer política, y lo que necesitamos es que los partidos cambien.  

¿Qué hacer para cambiar la manera de hacer política? ¿Por qué no prevenimos la destrucción de lo que tenemos? ¿Cómo construir los cambios que necesitamos?

Hidalgo tendrá Ayuntamientos con una Nueva Pluralidad. Para los partidos políticos, cambiar sería una oportunidad para reivindicarse políticamente y recuperar la confianza y credibilidad de la ciudadanía; y para los Ayuntamientos, una Nueva Gobernanza significaría la viabilidad de un ejercicio del poder, que más allá de la legalidad de su elección, cotidianamente convalidaría la legitimidad de su quehacer público.

¿Cómo lograr este propósito?

La respuesta es sencilla: hay que gobernar juntos, sociedad civil y sociedad política. Debe suscribirse un Acuerdo Político para pactar la aprobación de un Programa de Gobierno Municipal, que sume las propuestas de las Planillas perdedoras a la propuesta de la Planilla ganadora.

Los nuevos Ayuntamientos tienen que mostrar desde el primer día la certeza que serán administraciones capaces de dar resultados; comprometer acciones para que la ciudadanía participe corresponsable y solidariamente en el quehacer público; y conducirse con civilidad y respeto entre fuerzas políticas y con las organizaciones de la sociedad civil. No pueden olvidar que la ciudadanía está cansada de estar oyendo constantemente las mismas mentiras.

Deben demostrar que el bienestar del pueblo no se consigue con programas paternalistas; que cumplirán con los ofrecimientos de campaña, porque no son ni una gran mentira, ni una burla a la sociedad; que resolverán los problemas que enfrenta el municipio con trabajo, acciones y resultados, sin refugiarse en el pasado ni culpar a la administración anterior, porque aunque es muy cómodo hacerlo, no resuelve los problemas que ahora son su responsabilidad.

Los problemas de salud, económicos y de seguridad, rebasan las capacidades de los Ayuntamientos, pero podrán enfrentarlos operando una gestión con un enfoque horizontal y preventivo, y el consenso, colaboración y corresponsabilidad de actores políticos y organizaciones sociales.

Recuerden que el poder ni es absoluto, ni es para siempre. Sus proyectos deben ser realistas sobre lo que pueden lograr. Pronto tomarán posesión de sus cargos y protestarán guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes que de ella emanen. Declararán su voluntad de actuar mediante actos administrativos oportunos y concretos, que debidamente sustentados, tengan resultados ciertos, directos e inmediatos; eviten violaciones a intereses ciudadanos e impactos adversos a las actividades económicas y sociales; y concreten una gestión gubernamental operativa y funcional. (https://wp.me/p1JSMG-xN)

Agenda

  • Sergio García Ramírez expresa en su artículo “Violencia a Flor de Piel” en El Universal, “…el retorno a la civilidad exige una reconsideración en el ejercicio del poder. Las manos que lo administran y las palabras de quienes lo ejercen han promovido el encono y la violencia. La ha propiciado quien debe evitarla: el Ejecutivo de la Unión. Esto entraña una enorme irresponsabilidad. Aún podemos ensayar otro método de entendimiento, que no nos agreda y disperse. Hay que decirlo de nuevo… Antes de que sea demasiado tarde y la violencia herede nuestra tierra. Aguardan los demonios “empozados” y rondan otros diablos emergentes. A la puerta de cada casa: la de cada uno, la de todos. La suya y la mía amigo lector.” (https://bit.ly/3kM8Ek3)

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