¿Cómo hacer política para el pueblo y con el pueblo en el contexto de una relación inconsistente, llena de contrastes y desencuentros frente al poder instrumental de las élites que envilece y pervierte la democracia?

Vivimos una democracia etérea, cuya fragilidad y liquidez convierte a los poderes públicos, producto de la débil cultura cívica y la precaria participación ciudadana, en estructuras mesiánicas y de opresión política, que imponen verdades absolutas a una sociedad civil presa de la maquinaria de Estado.

Agonizamos frente a la derrota de las sociedades abiertas. Somos ciudadanos ciegos, que hemos perdido la perspectiva de la defensa de la democracia, de las instituciones y del espacio público.

Deambulamos entre los intereses mezquinos, sectarios y de grupo; propiciamos que la política de escritorio (inescrupulosa de nacimiento y corrupta hasta su muerte), no vacile en hacer de la demagogia y la retórica vacía, programas halagüeños con los que se compra el voto, se humilla a la razón y se prostituye la verdad.

El cisma que hoy vive nuestro sistema de salud, atinadamente lo aclara el Dr. José Narro Robles, en los siguientes términos, “La explicación del origen del problema actual del sector salud, radica en la ineptitud, en el recorte del presupuesto y en el cambio de políticas sin medir las consecuencias de las decisiones que se han tomado. En todo ello está la razón de lo que sucede, el verdadero origen de lo que amenaza la vida y la salud de nuestra población”.

Esta crisis surgida a raíz de la renuncia de Germán Martínez a la Dirección General de IMSS, desató reclamos por los recortes presupuestales ordenados desde la SHCP, que han ocasionado el desabasto de medicinas y el despido de trabajadores en el propio Instituto, el ISSSTE y en los Institutos y Hospitales Nacionales de Salud Pública.

Frente a esta problemática, el Dr. Narro establece categóricamente que: “…se impone hablar con la verdad y defender a nuestras instituciones. No se puede demeritar el trabajo de un millón de trabajadores del sector salud, que cotidianamente realizan su trabajo en medio de dificultades e insuficiencias. Ni se puede decir que se dejó un cochinero y un tiradero cundo las instituciones funcionaban razonablemente bien y los problemas que existían fueron notificados en su momento al equipo de transición.”

Resulta peligroso negar los hechos y atacar a los medios informativos que dieron a conocer esta cruenta realidad que vulnera la salud. Descalificarlos tildándolos de “hampones”, evidencia una conducta neofascista, cuyos efectos de polarización social resultan inaceptables, en una democracia donde la libertad de expresión no merece la mordaza del terror.

Lamentablemente, la veleidad de la verticalidad del mando y la oportunidad del escaño, provoca que hoy escuchemos llamar “hampones” no sólo a los periodistas, sino a todos aquellos que desde la crítica racional, le otorgan al juego de pesos y contrapesos la vitalidad y responsabilidad que exige el ejercicio de gobierno.

En esta cruenta tesitura, si el juego político se reduce a “honestos y corruptos, buenos y malos, fifís y chairos, amigos y enemigos, liberales y conservadores, hampones y paladines”, todo indica que la política se convertirá en la satanización de la crítica racional para pasar al escenario de los aduladores; aquellos que Maquiavelo censuró por constituir la negación de los actos políticos racionales, haciendo de la escena pública la quimera de la promesa barata, aquella que endulza el oído pero envilece la justicia.

Esta retórica divide, enfrenta y polariza a la sociedad; intenta amordazar la libertad de expresión; y atenta contra la convivencia armónica y la paz social. Es un síntoma inequívoco de un autoritarismo y del riesgo de caer en el neo-esclavismo político, que hoy desde el mesianismo de gobierno, parece proponerse como solución a las contradicciones que se generan desde su propio proceder.

El ciudadano no debe ni puede confundirse frente a un sistema político cerrado que propicia la dependencia y verticalidad, para minar la dinámica social. México no es el prolegómeno de una esperanza transformadora.

México es la cara del dramatismo de una sociedad engañada, donde la praxis política del gobierno ha generado una pandemia clientelista, que amenaza la libertad de expresión y advierte la derrota del espíritu crítico de la conciencia social y de la crítica política, como carácter indiscutido de la democracia y como estructura de reciprocidad asociativista del Estado, con los ciudadanos, no con vasallos ni con súbditos ciegos, sordos y mudos.

No somos una sociedad parvularia ni ingenua. El ejercicio de gobierno no se construye al margen de la voluntad del pueblo ni en el verticalismo mesiánico. Esto es claro en una democracia donde no puede existir el abuso personalizado del poder político, porque la institucionalidad es custodia y vanguardia de la soberanía popular y de la razón de Estado.

Un pueblo libre y demócrata tiene la conciencia plena de que la Nación se construye en la horizontalidad política y en el poder irrestricto y soberano de su sociedad preservando desde el Estado Democrático de Derecho la voluntad del todo social, sin censura ni distingos; sin privilegios estamentales ni cortapisas a la inclusión o al disenso, características todas de la legitimidad del poder público.

¿Pero cómo podemos asegurar una democracia de calidad, que garantice un ejercicio de gobierno abierto, libre, plural y de resultados?

Un gobierno es gobierno cuando la clase política aborta la retórica de la omnipotencia, omnisciente y omnipresente del ejercicio de gobierno, y en su lugar propone y custodia las alternativas programáticas de su marcha, dando cabida pública a la libertad de expresión y a las voces en disenso y consenso, condición necesaria de los equilibrios políticos, que prescriben el rumbo del quehacer público con la certidumbre de la planeación democrática del Estado.

El clientelismo político no transforma la realidad social. Es el destructor troglodita que suprime la conciencia ciudadana; viola los derechos humanos y los somete a los apetitos de una política que edifica la verdad desde el autoritarismo mesiánico.

Agenda

  • Se concretó la detención de Alonso Ancira Elizondo, dueño de AHMSA y se giró orden de aprehensión en contra de Emilio Lozoya Austin, ex Director General de PEMEX, acusados de lavado de dinero, cohecho y defraudación fiscal, por la compra de la empresa FERTINAL por PEMEX.
  • Grave deterioro presenta la seguridad pública en Michoacán. En Zamora, un comando armado baleó a policías y en La Huacana, elementos del Ejército fueron capturados, desarmados, golpeados y humillados, lo que representa un desafío al Estado Mexicano.

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