El papel de los partidos políticos como figuras que representan valores y demandas sociales es cada vez más cuestionado. Ser militante no garantiza, por sí mismo, la participación en la vida interna de estas instituciones. Esta investigación, titulada Participación y reciprocidad en los partidos políticos, demuestra que los partidos políticos de México tienen un diseño normativo e institucional poco democrático que, aunado a sus prácticas cotidianas (también poco democráticas), inhiben la participación de la militancia y desconocen a la ciudadanía más allá de su emisión del voto, haciendo de la democracia interna un mero ejercicio de simulación.

Como si fueran entidades privadas y con dueño, los partidos (que son de interés público) concentran la toma de decisiones en pocas manos, prevaleciendo el interés cupular y de los liderazgos internos -en detrimento de las militancias y la ciudadanía-, los cuales se permiten ser juez y parte al momento de integrar sus órganos internos y resolver quiénes los conformarán; decidir quién será candidato a un cargo de elección popular y quién no, y de qué cargo; así como la definición del contenido de sus plataformas electorales, posiciones políticas y alianzas.

Para muestra los siguientes datos:

– Más del 90% de candidaturas a legisladores federales del 2012 no fueron definidas a través de un método que contemplara la participación de toda la militancia.

– A pesar de que en sus estatutos se señalaba el método de elección directa, en la mayoría de los casos los partidos realizaron sus procesos de selección de candidatos a través un método de elección indirecta (asamblea de delegados), o por decisión del Consejo Político o del Comité Ejecutivo.

– El PRI y el PVEM registraron un número elevado de candidaturas ‘únicas’. De las 257 candidaturas a diputaciones federales de mayoría relativa que tuvo el PRI, en sólo 11 casos se registraron más de una precandidatura. En cuanto al PVEM, de 145 candidaturas a diputaciones federales de mayoría relativa, sólo 2 tuvieron más de una precandidatura; y de las 51 candidaturas a senador de la República por principio de mayoría relativa, todas fueron candidaturas únicas.

– 47 de los 181 candidatos a diputados federales por el principio de mayoría relativa del PRD no contendieron en el proceso de selección.

– De 6,463 candidaturas al Congreso de la Unión, hubo 621 sustituciones (9.6 %); donde el PANAL (22%) y el PRD (18%) fueron los partidos que más recurrieron a esta práctica.

– El PVEM, el PANAL y el PMC no contaban con cláusulas de incompatibilidad, con las que se prohibiera ser juez y parte en los procesos internos.

– Con excepción del PRI y el PRD, la mayoría de los partidos políticos no prohibían la reelección de dirigentes.

– Únicamente el PRD y el PVEM especificaban en su normatividad el periodo de renovación de su órgano de máxima decisión (asamblea), a pesar de que este es el órgano donde la militancia tiene más oportunidad de participar.

– Ningún partido tomaba en cuenta a la militancia ni a la ciudadanía para la definición y modificación de sus documentos básicos (declaración de principios, programa de acción y estatutos), la elaboración de sus plataformas electorales o la determinación de posiciones políticas. 
Son aislados los casos en los que se consulta a las militancias. Por ejemplo: el PAN se obliga a consultar a la militancia para la elaboración de sus plataformas electorales; el PRD establece el plebiscito y el referéndum como mecanismos de consulta.

– El PMC cuenta con un Consejo Consultivo de carácter ciudadano; sin embargo, para el año 2012 aún no se había constituido por primera vez. 
Los vacíos normativos e institucionales, así como las practicas no democráticas arraigadas en los partidos políticos, pervierten su propio objetivo como instituciones representantes de la ciudadanía en el poder político. De esta manera, la desconfianza ciudadana hacia los partidos sí tiene causa.

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Con información de: Cencos