A las y los diputados de la Comisión de Vigilancia.

El 15 de marzo de 2018, sin discusión en el pleno se aprobó con 377 votos la designación de David Rogelio Colmenares Páramo, como Auditor Superior de la Federación. Y tres años después ha provocado la mayor crisis en la Auditoría Superior de la Federación (ASF) al colocar en el bote de la basura su credibilidad. Pero esta crisis no se generó el 20 de febrero de 2021 con la presentación del Informe General Ejecutivo de la Cuenta Pública 2019 sino tuvo su origen años atrás y se desarrolló ante la indiferencia o ignorancia de la Comisión de Vigilancia de la Cámara de Diputados; que paradójicamente ha citado este próximo lunes al Auditor Superior y demás Auditores para explicar una crisis en la que tanto la ASF como su Comisión Vigilante tienen responsabilidad. Por lo siguiente:

  1. La llegada de David Colmenares. Como Auditor Superior derivó de inmediato en crisis transicional. La ruptura entre éste y Juan Manuel Portal en principio se dio por despidos, pero poco después las acusaciones escalaron, el ex Auditor Superior aseguró que David Colmenares, quien le sucedió en el cargo, había sido despedido durante su gestión por incumplimiento e irregularidades. De la otra parte, acusaron a este y a la ex Directora General de Auditoría Forense de conflicto de interés. La propia ASF presentó denuncias ante la Comisión de Vigilancia de la Cámara de Diputados, y asociaciones civiles insistieron en la investigación. Pero

 

  1. El silencio de la Comisión fue evidente. No obstante la denuncia de la ASF y que asociaciones civiles exigieran investigar, tal como, el presidente de Transparencia Mexicana, Eduardo Bohórquez, señaló “La Comisión de Vigilancia de la Cámara de Diputados tiene la obligación de pronunciarse sobre la actuación de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) en relación a los despidos y las modificaciones que está realizando en su estructura”. Pero nada paso quedando en el olvido.

 

  1. ¿Dónde se han producido las fallas?

 

  • Posición de la ASF. Mediante su comunicado número 03-21 del 22 de febrero de 2021, “reconoce que existen inconsistencias (…) por una deficiencia metodológica”. Es decir, la ASF asume que ha incurrido en errores, pero ahora en la comparecencia deberá aclarar: cuáles fueron las inconsistencias; qué diferencia existe entre el método y la metodología; quiénes participaron en la revisión y en el cálculo; cuál es la responsabilidad del Auditor Superior y del Auditor Especial de Auditoría de Desempeño en los errores.

 

  • Posición del Gobierno Federal. Afirma que es necesario una limpia de trabajadores en la ASF dado que hubo mala fe e intencionalidad política. Lo que significa el incumplimiento de las normas personales de auditoría pública, y por ende, de los principios de fiscalización. Por esto de la desacreditación de la cuantificación para determinar el costo de cancelación del Proyecto del Aeropuerto de Texcoco se pasó a desacreditar el Informe en su totalidad.

 

  1. Las fallas de supervisión en la ASF. Se afirma que la Unidad de Evaluación y Control es el órgano técnico de la Comisión de Vigilancia por cuyo conducto ésta vigilará el estricto cumplimiento de las funciones de los servidores públicos de la ASF. Luego:

 

  • ¿La Comisión de Vigilancia cumplió con investigar las acusaciones, despidos, denuncias y modificaciones ocurridas en la ASF a mediados del 2018?

 

  • ¿La Comisión de Vigilancia solicitó al Auditor Superior de la Federación justificará dejar de lado las auditorías forenses privilegiando las auditorías de desempeño cuando en ciertos casos existían acusaciones e indicios de daño o perjuicio a la Hacienda Pública, e incumpliendo con el artículo 14, I, c), de la Ley de Fiscalización Superior y Rendición de Cuentas?

 

  • ¿Por qué la Comisión de Vigilancia no vigiló el cambio de la estrategia jurídica en la ASF?

 

Dado que la ASF durante seis meses del 20/12/2018 al 28/06/2019 no presentó denuncias penales, “La Auditoría Superior de la Federación (ASF) confirmó a Animal Político (…) que ello obedece a un cambio en la estrategia jurídica adoptado por la institución e instruida por su titular, David Colmenares (…) Los objetivos de dicho cambio de estrategia son dos. El primero es que se agoten de forma más completa los “procesos de solventación” que tienen las autoridades auditadas para justificar una anomalía (…) Es decir, darles tiempo razonable para que entreguen la información que sea suficiente y adecuada parar aclarar el manejo de un posible fondo, sin necesidad de llegar a la denuncia. Y el segundo objetivo que se pretende es construir casos más robustos jurídicamente, que le faciliten al Ministerio Público la tarea de investigación y las posibilidades de una sentencia exitosa. La ASF rechazó que los casos anteriores fueran débiles” (La ASF frena presentación de denuncias penales por desvío de recursos; alude cambios de estrategia, www.animalpolitico.com, 4 de junio de 2019, negritas del autor).

 

Porque la ASF se ha atribuido la facultad de otorgar “tiempo razonable sin necesidad de llegar a la denuncia”. En violación al artículo 1, de la Ley General del Sistema Nacional Anticorrupción que establece “las autoridades competentes prevengan, investiguen y sancionen las faltas administrativas y los hechos de corrupción”.

 

Porque sí el Informe de Fiscalización ha sido incorrecto no es lógico pensar que la ASF construya casos “más robustos jurídicamente”.

 

  1. Auditorías de desempeño o auditorías forenses, un falso dilema. Se pudiera creer que la purga al área de la auditoría forense en la ASF así como su desestimación originó su crisis. Pero no, David Colmenares solo la detonó. Había permanecido soterrada durante más de veinte años bajo la ineficiencia de sus denuncias penales que solamente fortalecieron la corrupción e impunidad.

 

El error de David Colmenares fue imponer la auditoría de desempeño, sin haber informado y justificado no solamente las deficiencias de la auditoría forense sino de todas las auditorías que dieron ha lugar a denuncias penales y que “duermen el sueño de los justos”. Al contrario, rechazó que las denuncias penales presentadas anteriormente fueran débiles.

O, acaso elaboró un diagnóstico acerca de las causas del “estancamiento”.

 

La fiscalización se mide por sus resultados, no por las declaraciones del Auditor Superior en turno.

 

  1. La crisis de la fiscalización refleja la crisis legislativa. Así como fue aprobado sin discusión el perfil de David Colmenares para Auditor Superior. Y así como fue ignorada la denuncia de la ASF y la exigencia de asociaciones civiles para que se investigara los despidos y acusaciones. Y así como fue desatendida el cambio en la estrategia jurídica. Y así como fue aprobado el Plan Anual de Auditorías 2019. Así, la Comisión de Vigilancia se enfrentará a su gran crisis, a unos meses de terminar su período legislativo cuando están más ocupados en las campañas electorales, cuando prácticamente se les ha terminado el tiempo, y cuando están bajo la presión presidencial para decidir ¿Qué hacer con la ASF?

Luego entonces, entender o desentenderse de la crisis.

Existe la idea o concepción que los problemas o crisis que enfrentan las Entidades de Fiscalización Superior obedecen a causas internas en sus Instituciones, pero poco se habla que sus problemáticas en gran medida se derivan del predominio en sus congresos del interés privado y partidista en contra del interés público. Esto lo saben muy bien los órganos de control y fiscalización al interior del país.

Ahora le ha tocado el turno a la Cámara de Diputados que a través de su Comisión de Vigilancia analizará la actuación de la Auditoría Superior de la Federación. Y la cuestión no es que justifique sus errores sino que por primera vez se sentará en el banquillo de los acusados al máximo órgano de fiscalización. Lo que ha sucedido y sucederá afectará el rumbo de la ASF pero también a todas las EFS.

La pregunta es, si la Comisión de Vigilancia volverá a desentenderse de la crisis mediante una solución parcial y limitada que no considere que la Cámara de Diputados es parte del problema. Y este es su verdadero reto, eludirlo, solamente agravará su crisis. Por esto más allá de la coyuntura en la que se encuentra la ASF, los legisladores deberían entender que la contabilidad gubernamental y la fiscalización pública están dominadas por la visión privada, no la pública. Y es el quid que ha originado tantas crisis.

Rescatar lo público en la fiscalización es darle sentido a la rendición de cuentas y transparencia.

 

Mario Alberto Gómez Maldonado