Estamos a 3 meses y 12 días de la jornada electoral del 6 de junio de 2021, el interés político se vincula al objetivo de ganar la mayoría de los 500 diputados que integran la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión y las elecciones locales concurrentes, en las que se elegirán 15 gobernadores, 1063 diputados de 30 congresos estatales, y casi 2,000 ayuntamientos y alcaldías. En total, más de 21,000 cargos de elección popular de los que idealmente, 10,500 tendrían que ser ocupados por mujeres. (https://wp.me/p1JSMG-Fp)
No obstante que casi en la totalidad de los órganos del poder público que se renuevan, destaca como común denominador, la disfuncionalidad y el mal gobierno; los ciudadanos esperábamos con optimismo, que los partidos políticos impulsaran procedimientos democráticos y transparentes de selección interna de candidatos, en correspondencia con lo que históricamente ha sido demandado por sus bases militantes.
Supusimos que postularían como candidatos a ciudadanos ampliamente reconocidos por sus méritos profesionales, por su compromiso de servicio y cercanía con la ciudadanía; candidatos que gozaran de prestigio por su buen nombre, solvencia moral y ética; que fueran honestos, congruentes y respetuosos de la ley, y estuvieran al margen de cualquier denuncia por hechos delictuosos.
Creímos que los partidos políticos actuarían en forma coherente y consistentes para revertir su mala fama, pero no, y salvo honrosas excepciones, los partidos políticos nos sorprendieron, con candidatos impresentables, sin percatarse que tienen que cambiar porque han perdido la credibilidad y confianza de la sociedad.
La alianza opositora PRI, PAN, PRD, no ha podido aprovechar los desatinos del partido del gobierno y sus aliados, quienes lo mismo recurren a la fraudulenta práctica de cucharear las encuestas para favorecer a candidatos previamente designados; que imponen candidatos reciclados, cuestionados, señalados y/o denunciados; o implementan un método que llaman selección galáctica al postular a artistas o deportistas como sus candidatos, pretendiendo aprovechar su fama para atraer el voto de los ciudadanos.
Estas reprobables prácticas las trata Carlos Loret de Mola, en Latinus No. 32, donde analiza las fichas de algunos de los candidatos postulados y otras linduras del proceso. Véanlo, no tiene desperdicio. (https://bit.ly/2ZomO1K)
Mientras tanto, la sociedad espera conocer la visión crítica y propositiva de los candidatos sobre los temas nacionales, como la salud, la falta de vacunas y de medicamentos contra el cáncer y contra la diabetes, la falta de atención a los enfermos de COVID-19 y el incremento del número de contagiados y defunciones; o en relación al quebranto de la economía, la precaria generación de empleos, o el creciente despido de personal; o de cómo contener el aumento de la inseguridad pública; o qué hacer con un campo abandonado y sufriendo como nunca, o con una educación sin rumbo; con la quiebra de PEMEX, la falta de gas, y los apagones de la CFE, o con la corrupción, la impunidad y la falta de transparencia, entre otros.
Los candidatos del partido del gobierno están perdidos. No tienen nada que decir, no han hecho nada y no saben qué hacer. Están reprobados, han desmantelado las instituciones y han provocado una disfuncionalidad generalizada de todas las áreas. Las encuestas así lo acreditan, no hay resultados. No hay manera, no es posible que en medio de esta ruina se les refrende el apoyo.
La Alianza Opositora tiene que valorar y determinar si los candidatos que ha propuesto son capaces de impedir que el partido del gobierno y sus aliados, ganen la mayoría de la Cámara de Diputados Federal y el mayor número de Congresos Locales, Gobernadores, Ayuntamientos y Alcaldías.
Si no pueden cumplir esta encomienda, tomen la decisión de cambiarlos. Háganlo, están a tiempo. No pierdan de vista la importancia de las funciones de los poderes públicos que se renuevan, ni soslayen el reclamo social de que sean ciudadanos capaces, comprometidos y honestos quienes los encabecen. La sociedad los observa, no declinen el compromiso político que tienen de impedir que las bases duras del partido del gobierno se impongan nuevamente en las elecciones.
Pero, más allá del espectáculo de la selección interna de candidatos, las actitudes y acciones que se dan en la mañanera son graves y preocupantes, porque demeritan nuestra democracia. No cesan los ataques al INE, ni las descalificaciones a los partidos PRI, PAN y PRD. Siguen los pronunciamientos en favor del proyecto de la 4T. Se exhibe una foto con la candidata de MORENA durante una gira en Nuevo León; se apoya la participación de los servidores de la nación en las brigadas de vacunación contra el COVID-19; se solapa a candidatos denunciados pretextando presunción de inocencia, falta de sentencias judiciales, y se ignoran las demandas feministas; han convertido la estructura de los programas sociales en fábrica de candidatos (https://bit.ly/338fxFz).
Estas actitudes ponen en entredicho la legitimidad política del origen del poder; provocan ventajas indebidas; generan riesgos que pueden causar serios conflictos al abrir la puerta para que otras autoridades apoyen a candidatos en sus estados o en sus municipios.
Parece que no se dan cuenta o de plano no les importa, que emplear prácticas que prohíben la Constitución y la ley, son hechos que cuestionen el proceso electoral, ya que vulneran la voluntad política, la libertad, la secrecía y la incondicionalidad de los ciudadanos.
Es muy grave ignorar que nuestra Constitución, establece un sistema democrático y un régimen político y de gobierno, que, de forma indisoluble y consustancial, entrelaza la existencia, vigencia y supremacía constitucional; establece la protección a los Derechos Humanos, entre otros, el Derecho Humano al Buen Gobierno; la separación de poderes; y un Poder Legislativo sin sujeciones. Ir a contracorriente constituiría un ataque al orden constitucional que devendría en autoritarismo; en un ejercicio despótico del Poder Ejecutivo; y en el quebrantamiento de las facultades de control propias de la representación popular, lo que pondría en entredicho la vigencia del orden constitucional.
En un Estado Nacional, la Constitución debe ser un norma suprema e indiscutible. Debe respetarse la separación funcional del poder que establece, y la manera democrática de renovar y elegir la representación popular, que es quien debe moderar y controlar el desempeño del Poder Ejecutivo, fortalecer el sistema de pesos y contrapesos, e impedir el desmantelando de las estructuras institucionales.
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- El General Gustavo Ricardo Vallejo, responsable de la construcción del aeropuerto de Santa Lucia, General Felipe Ángeles, informó en entrevista con Carlos Marín, que, por acuerdo presidencial, las ganancias de este aeropuerto serán para la Secretaría de la Defensa Nacional. (https://bit.ly/3k7Nvkt)
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