Indudablemente que ha sido benéfico para el proceso legislativo de designación de los integrantes del Pleno de lo que será el nuevo IFAI, el acompañamiento del llamado panel o comité de expertos.  Independientemente de que puede haber opiniones contrarias, prácticamente nadie de los involucrados y mínimamente enterados sobre el tema de la transparencia, pueden cuestionarlos en sus individualidades y conjunto.

Hay que recordar que fue el Colectivo por la Transparencia quien hizo la propuesta de este equipo de trabajo y el Senado la acepto, siendo encargada para realizar el enlace la senadora priista Arely Gómez.

Pues resulta que el lunes pasado este comité presentó a los propios senadores una lista de 25 aspirantes que ha decir suyo son idóneos para asumir dicho cargo.  Lista que fue acompañada de un documento en el que explican detalladamente la metodología que siguieron, avisan que luego del nombramiento de los Comisionados harán un informe final y entregan una base de datos con los resultados de la evaluación a cada uno de los que nos apuntamos para participar, que sugieren sea dada a conocer igual después de que concluya el proceso.

Hasta aquí, las cosas parecen llevar la transparencia necesaria, a pesar de que haya en dicha lista personas que pueden particularmente no gustarnos e incluso de plano preguntarnos qué es lo que vieron los expertos en algunos de ellos.

Y por lo menos a mí sí me parece muy raro o extraño que en dicha lista no esté el Doctor Ernesto Villanueva, ¿Qué vieron en su comparecencia o encontraron en su expediente que les hizo excluirlo?  Porque francamente no necesita uno más que buen sentido común para darse cuenta que la trayectoria de Villanueva es superior que la de casi todos los 25, digo, con todo respeto para ellos.

Por eso digo que va a ser muy interesante tanto el informe final del Comité de expertos, como la base de datos de las evaluaciones individuales.

El caso es que ahora en términos de los acuerdos propios de los senadores les toca ahora decidir y si me permiten el lugar común ubicarnos en la realidad política del país y ver qué tanto realmente no habrá ni “cuotismo”, ni “cuatismo” en la designación.

Difícil creer que así sea, si partimos de que aún es muy fuerte el priismo como cultura política del agandalle, los cochupos y las tranzas.  Y cómo no quiero que en el PRI se ofendan aclaro que denomino así a esa cultura política que se creó en México durante el Priato es decir durante el régimen de partido prácticamente único como lo llamó en su momento Salinas.  Pero también debo decir que desafortunadamente esa cultura política se diseminó lamentablemente, no sólo en el resto de los partidos políticos, sino en la sociedad toda.  Por eso es que principalmente en los medios hemos visto muchas especulaciones en torno a estas designaciones.

Todavía ayer El Economista,  altas horas de la noche informaba que ya había acuerdo en por lo menos cinco aspirantes.

Hago eco aquí sin embargo de algunas opiniones que en dos punzantes artículos, esta semana el periodista Alberto Aguirre, de quien tengo la mejor opinión, ha dado y que por decir así me preocupan intelectual y políticamente hablando.  Opiniones que por críticas, es decir libres, me parecen atendibles.

Primero en un artículo previo identifica que algunos aspirantes han tenido que “cabildear” visitando personalmente a algunos senadores.  Me pregunto, ¿qué contará entonces lo que dijeron en privado o lo que expusieron públicamente en su comparecencia?

Luego en el artículo de inicio de semana, pone en duda la imparcialidad del Comité de expertos.  Y me parece lógico, aunque quizá se espanten estos últimos que lo diga, pero igual tienen intereses políticos, quizá no partidistas, pero sí políticos y claro que en lo más profundo de su ser desean que algún amigo que aprecien quede como Comisionado.  Aunque personalmente me parece que su trabajo es no solo imparcial, sino valioso.  Pero espero con ansias el informe final y las calificaciones individuales para profundizar en el asunto, no para buscar fallas, sino para explicarme la eventual decisión del Senado y sus efectos inmediatos.

Cosa esta última en la que ayudan los datos de Aguirre, por ejemplo, supongamos que nombran a Blanca Lilia Ibarra, ¿Sería posible que impugnara su nombramiento Peña?  Porque Aguirre, como buen periodista que es, interpreta la información que le llega y hace los cuestionamientos apropiados.  Y el caso Villanueva es el más interesante a revisar independientemente de que al final lo nombren con el apoyo del PRD, PT y Movimiento Ciudadano como el mismo tuiteo ayer que se lo habían refrendado.

Pero la fama, insisto dentro de la cultura política no democrática, de nuestros políticos de profesión que les permite echarse a dormir, no nos asegura nada.  Es decir por más que se ha querido ser transparentes con el proceso es posible que la decisión final muestre lamentablemente que fue una mascarada.

Yo confío en el espíritu de lucha de senadores como Alejandro Encinas y Javier Corral, por eso digo, y sé que no tengo ningún peso político para que me hagan caso, que me gustan para Comisionados, Blanca Lilia Ibarra, Areli Cano, Miguel Castillo, Raúl Ávila y Guillermo Noriega.  Y por supuesto Ernesto Villanueva.

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