En este sexenio el discurso de odio ha sido la constante, el marketing del odio va guiando la agenda nacional.
Empezamos sentando el punto de ser fifí o chairo, conservador o liberal y no había más opciones, blanco o negro y así se orquestó la división de los mexicanos con la finalidad de establecer un bloque enemigo común que permitiera solidificar a los aplaudidores del régimen. Se tomó el color de la piel para generar inconformidades y conflictos entre mexicanos. Buscar diferencias para crear divisiones. Al gobierno le conviene un pueblo dividido peleando por temas internos y no unido vigilando a la administración pública.
El Aeropuerto de Texcoco fue señalado como representante de la corrupción y con este pretexto fue cancelado, todo el combate a la corrupción quedó ahí en discurso y justificación de la cancelación, pero nunca se demostró nada, nunca se persiguió nada.
Se cancelaron las estancias infantiles y los refugios para mujeres también acusados estos programas por estar llenos de corrupción, no fueron suplidos con nada, las necesidades que cubrían quedaron sin repuesta y de nuevo no hubo un proceso de investigación y sanción de la corrupción que se invocaba como justificación.
Se dejó de comprar medicinas porque se dijo que eran operaciones corruptas, pero tampoco se buscó la manera de asegurar el suministro para el cuidado de los enfermos. Se desapareció el Fonden junto con otros fideicomisos porque se dijo también estaban llenos de corrupción, pero nunca se demostró nada, y tampoco se instrumentaron mecanismos efectivos que cubrieran las necesidades.
El Instituto Nacional Electoral INE, el Instituto de Acceso a la información y protección de Datos Personales INAI y ahora el Poder Judicial han sido atacados por gastar mucho y supuestamente servir poco según el discurso desde palacio. Aquí no es importante decir la verdad sino decir la mentira de manera convincente, haciendo uso de la herramienta de repetir muchas veces la misma mentira hasta posicionarla como una verdad aparente.
Tanto el INE, el INAI y el Poder Judicial han hecho mucho por México, han defendido la Constitución, han hecho valer los derechos humanos, y en este sentido se han tenido que enfrentar al Ejecutivo Federal, y esto les ha costado ser objeto del discurso del odio. Se ha desarrollado toda una campaña de desprestigio mediático orquestado desde la mañanera y replicado por las cuentas de Gobierno de la República. Ojalá fueran tan buenos para gobernar como lo son para atacar, mover mediáticamente a las masas y generar discursos de odio. Ojalá invirtieran la mitad del tiempo, el esfuerzo y ganas que le ponen para desprestigiar a cualquiera que se les oponga o simplemente los contradiga a resolver los verdaderos problemas del país.
Mentiras y Odios de eso se ha estado alimentando nuestro país a diario. Estamos aquí porque volteamos la mirada a otro lado con respecto a la desigualdad social inmensa que existe en el país, porque permitimos de una manera pasiva vivir inmersos en la corrupción y ahora a esa terrible combinación le estamos añadiendo las mentiras y el odio, ¿Qué estamos generando? Los huracanes que vamos a cosechar con los vientos de desigualdad, corrupción, odio y mentiras que estamos sembrando serán terribles.
Fuente: Milenio