Durante 2014 y en el contexto de la severa crisis económica de España, ha surgido Podemos, un nuevo partido político, que en unos cuantos meses logró colocarse como una opción frente a las dos principales fuerzas políticas, el PP y el PSOE, que han dominado la escena político-ideológica de aquel país, pero que atraviesan por una severa crisis de credibilidad. De hecho, apenas dos meses después de haber obtenido su registro como partido político, al participar en las elecciones europeas en mayo pasado, Podemos ganó el 8% de la votación, equivalentes a 1 millón ,245 mil votos, logrando colocar varios eurodiputados.

Se trata de una formación, encabezada por jóvenes académicos, como Pablo Iglesias e Iñigo Errejón, que apuestan a edificar una gran convocatoria a diferentes asociaciones ciudadanas, para ocupar la centralidad política, a través de la fórmula de transversalidad y alejándose de cualquier extremismo ideológico. La juventud de los líderes de Podemos explica que el internet sea la mecánica que han utilizado para hacer consultas sobre las que serán sus propuestas políticas y organizativas; para debatirlas y votarlas.

Si bien inicialmente, el gran reclamo que se les hacía desde otras fuerzas políticas era su falta de definición ideológica y programática, después de un referéndum on line han colocado una lista de temas que reivindican, por ejemplo, la defensa de derechos sociales como la educación pública, la vivienda y la salud, la paridad de género en las candidaturas, además de la urgente lucha contra la corrupción y la restructuración de la deuda pública. Es decir, se trata de una agenda moderna que se hace cargo de los grandes problemas que aquejan hoy a la sociedad española.

2015 será un año clave para Podemos porque en mayo habrá elecciones municipales y autonómicas y en noviembre elecciones generales y ello los someterá a la prueba de ver si son capaces de ofrecer plataformas de gobierno puntuales y no sólo una alternativa genérica. En todo caso, está claro que su oportunidad está en que existe una fuerte descomposición política y moral de las élites españolas.

Podemos ofrece una serie de lecciones para nuestro país, donde existe un gran enojo frente a todos los partidos políticos por la descomposición en la que han caído y la coyuntura actual ha ahondado aún más dicha inconformidad. Empero, los partidos de reciente registro están lejos de constituir una alternativa fresca y moderna, con líderes que representen un relevo generacional. Quizás sólo se parecen a Podemos en que pretenden ser una alternativa a los tres partidos que ocupan la mayoría de la representación política de nuestro país.

Algo que vale la pena rescatar de Podemos para nuestro debate político es que en medio del desprestigio de los partidos más arraigados, reconoce que la política requiere de dichos institutos, que son las organizaciones capaces de armar una nueva agenda pública y de convocar a los ciudadanos a alimentarla y apoyarla. Sólo los partidos pueden ser la plataforma capaz de agrupar a ciudadanos y a organizaciones sociales alrededor de una propuesta de reforma necesaria y viable.

Nuestro hartazgo hacia los partidos políticos nos ha llevado a pensar que la salida está en las candidaturas independientes, es decir, en la negación o ausencia de los partidos. Lo cierto es que un candidato es necesariamente un actor político, que pugna por un cargo de gobierno o representación y que, por ello, requiere necesariamente de alguna organización, para promover su ideario y para darle presencia a su propuesta en un contexto plural y competido.

Estoy convencida de que el hecho de que el registro de nuevos partidos sea un procedimiento tan abigarrado y costoso ha sido un obstáculo para que las nuevas generaciones se animen a formar organizaciones, capaces de renovar, en serio, nuestro muy deteriorado espectro político.

Fuente: El Universal