Dos cosas me motivan a titular la reflexión de hoy de esta manera, casi como si fura una irreverente hipótesis sobre lo que la coyuntura actual nos presenta en materia de transparencia.

Una es que la semana que concluye algunos medios impresos informaron que “El INE y el CIDE certifican al PRI como el partido más transparente de México.” Según la nota, Cesar Camacho, casi ex presidente del Comité Ejecutivo Nacional de ese partido, declaró lo anterior así como que el suyo era “el único partido político a nivel mundial que cuenta con tres certificaciones ISO en materia de transparencia y rendición de cuentas.”

La otra es que desde hace ya varia semanas, Consejeros del pleno e incluso funcionarios del Instituto Nacional de Acceso a la Información y Protección de Datos (INAI); junto con diputados federales y senadores, han iniciado algo que algún genio decidió se llamara “Gira por la transparencia”. Con este fastuoso nombre se han realizado eventos en diversas entidades donde gustosos se suman Consejeros y Comisionados de los órganos locales de transparencia, así como legisladores locales y hasta gobernadores, para hablar de la armonización de sus leyes en la materia con la Ley General recién aprobada y promulgada a principios de mayo por el principal enemigo de la transparencia, es decir Peña Nieto (sé que a varios le molesta que lo llame así, pero las evidencias son suficientes para hacer ese juicio).

Ambas cosas me hacen pensar ya no en cómo el discurso de la transparencia forma parte de la retórica de nuestros funcionarios públicos y políticos de profesión, sino de que en el actual estado de cosas, la transparencia es ya una fachada.

O sea se construye una imagen de un organismo autónomo del Estado, del gobierno o de un partido político para aparentar que se es transparente. Esta es la hipótesis de la que hablo al principio. La fachada de un edificio, como se sabe, es principalmente la parte frontal, es como su cara. Así me temo que podemos estarnos engañando un poco cuando sólo vemos la cara, la fachada de las instituciones, que tienen rasgos de ser transparentes y no vemos el resto del edificio que resulta ser sumamente opaco.

Es decir no dudamos que el PRI pueda haber obtenido la “certificaciones ISO” de las que habla. Pero de eso a que realmente sea transparente y sobre todo que rinda cuentas hay una enorme distancia. Cuenta de ello dan las respuestas de incredulidad y hasta de feroz crítica llena de un sentido común casi irrefutable.

Alguien comenta la nota aludida on line, como se estila ahora, de la siguiente manera: “Por supuesto que es el partido más transparente. Todo el mundo sabe de sus fraudes, corrupción, trampas, etc. y ellos ni se molestan en esconderlo ya que vivimos en impunilandia.”

Pero desde luego eso no es exclusivo del PRI. Es decir no sólo al PRI se le cuestiona que realmente sea transparente, sino al resto de los partidos, incluido morena que presume de ser “diferente” a todos ellos.

Y lo más lamentable es que eso no se queda en los partidos, que de por sí tienen ya mala fama, sino que se propaga casi a la totalidad de las instituciones públicas, incluyendo a las que hacen las leyes de transparencia y a las que como el INAI constitucionalmente deben garantizar el Derecho de Acceso a la Información Pública.

No digo que todo sea opacidad. Digo que pareciera que la gente no percibe que sean transparentes y no me engaño que esto sea parte de la falta de credibilidad y confianza imperante. Decimos que quizá sólo estamos trabajando en construir fachadas de transparencia.

Porque no se puede pensar otra cosa al ver al gobernador Moreira de Coahuila, en la dichosa gira, diciendo, casi como si no estuviera considerando que su hermano el gobernador anterior ocultará información sobre la deuda pública de ese estado, que “Las opacidades del pasado, no deben repetirse en el futuro…” Y resulta que esa entidad norteña según organizaciones de la sociedad civil como Fundar, tiene una de las mejores leyes en la materia. Me pregunto entonces ¿No será pura fachada?

Porque en la gira “de” (o “por”, de repente no parecen ponerse de acuerdo al hablar de ella) la transparencia, el discurso son los mismos ya lugares comunes, tuitea la flamante presidenta del INA, @XimenaPuente: “Transparencia, vehículo ideal para un nuevo diálogo entre sociedad y gobierno.” Disculparán que insista, es pura retórica, pura fachada.

Veremos cuáles son los saldos de la gira de la transparencia (en serio ¿no encontraron algo más apropiado para denominar ese trabajo?), o por la transparencia, si es que se nos informa de ello claro.

E mail: ccirior@yahoo.com.mx

twiter: @ccirior