El diálogo y la negociación institucional atraviesan por nuevas lógicas gubernamentales que deben trascender el pragmatismo tradicional de las relaciones políticas verticales y autoritarias, porque ello supone que los actores políticos y sociales están comprometidos con el desarrollo humano, condición lejana que no parece ser la premisa de las arenas políticas en México.

Esta circunstancia precisa revisar y diagnosticar la estructura institucional, la horizontalidad y el asociativismo; identificar y determinar los elementos necesarios que privilegien la interlocución como herramienta de gobernanza en un gobierno abierto y en público; y darle sentido al trabajo legislativo para que distinga y comprenda la importancia que tiene la Reforma Educativa en el desarrollo integral de la Nación.

Para este propósito es prioritario un modelo jurídico que reconozca el derecho humano a la participación ciudadana y garantice la inclusión, no sólo de la comunidad escolar sino de la sociedad en su conjunto, que en un ejercicio democrático de soberanía activa, promueva la edificación de decisiones significativas y haga conciencia de lo sustantivo de la reestructuración de la educación del Estado.

Andrés Oppenheimer en su libro “¡Basta de Historias!: La obsesión latinoamericana con el pasado y las 12 claves del futuro”, hace un revisionismo crítico del delirio latinoamericano, del que México también es presa, que impide atender a la educación como premisa autentica del desarrollo-país. Señala: “Sin poblaciones con altos niveles de educación, la región no podrá competir en una nueva era de la economía del conocimiento, donde los productos de alta tecnología –desde programas de software hasta patentes de la industria farmacéutica– se cotizan mucho más en los mercados mundiales que las materias primas, o las manufacturas con poco valor agregado.”

En esta perspectiva, la producción de conocimiento objetivo y de vanguardia no está reñida con la Reforma Educativa. Debe ser la prescripción que haga cierto el camino del interés real para mejorar sustantivamente la calidad educativa y sus vínculos con el desarrollo de la Nación.

Atender estas premisas no es retórica. Es el diálogo perdido de los dilemas e incertidumbres de la disputa en que se mueven las arenas políticas de grupos de interés como la CNTE, que exige la abrogación de la Reforma Educativa vigente, amenazando con un paro nacional de labores si no se cumple su reclamo.

En este trazo político, los nuevos paradigmas de la gestión pública deben estar presentes en la construcción de la Reforma Educativa que México necesita. Michael Fullan profesor emérito de la Universidad de Toronto, Canadá, considera que “la educación está mejor representada política y estratégicamente por el Estado”.

En un país como el nuestro, no es posible hablar de transformación de la Nación al margen de una educación de vanguardia, competitiva y al servicio de la sociedad. Tampoco podemos pensar en la inserción en una era económica promisoria para el país, si el capital intelectual no se prohíja desde los centros educativos.

Ante el rechazo de la minuta de la Reforma Educativa por el Senado de la República, Diputados y Senadores tienen la oportunidad de salvaguardar este paradigma, por lo que resulta pertinente que durante el Período Extraordinario de Sesiones al que se someterá, se cuestionen sobre los elementos necesarios para afianzar y retroalimentar la Reforma Educativa que sustente una política pública que resuelva los retos del presente y siente bases sólidas para construir el futuro.

Precisemos: ¿qué factores deben primar en la Reforma Educativa para garantizar la calidad y vanguardia del capital intelectual?

Garantizar la calidad educativa sólo es posible a través de armonizar instituciones y actores políticos y sociales; frenar jurídicamente la disputa de los intereses endogámicos de grupos que inciden directa o indirectamente en la educación; y poner alto total al choque político, a la prebenda sindical como estrategias, y a los dividendos del amedrentamiento público y del control gremial sobre las estructuras institucionales.

Asimismo, es imperativo evaluar las prácticas gubernamentales a nivel de políticas públicas y de Estado, que permita cristalizar la Reforma Educativa y encuentre en la razón instrumental del desarrollo, el mejor argumento frente a las reacciones sectarias y de grupos de interés, razón por la que la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) identifica en el vínculo entre educación superior e industria, la constante que fortalece el grado de desarrollo-país.

La calidad educativa es un vector que impacta las condiciones de inserción social y de dimensión global; le da sentido y orientación al desarrollo humano; y favorece el crecimiento sustantivo a la sociedad. No es una cuestión de oscurantismo la generación de calidad educativa que debe primar en el país. Es condición lógica de un país que se respeta y que percibe que la educación es vital en la construcción de las fortalezas del Estado.

Se trata de una simple ecuación lineal entre la calidad y el liderazgo educativo del profesorado y la consecución de objetivos y resultados que garanticen la apropiación de saberes, destrezas, habilidades y competencias proclives a la transformación y al desarrollo humano del país, cuya pertinencia con lo que demanda el mercado, la inserción global y su carácter inclusivo, sean percibidos y apreciados por las estructuras institucionales y la sociedad.

La razón causal de la educación se encuentra en la competitividad, en la tecnología, en la innovación, en la productividad y en la generación de oportunidades, que sustantivamente se suman a la calidad de vida y a las expectativas de desarrollo humano, en una sociedad que no espera al futuro, sino que lo construye.

La politización espuria que vivimos en torno a la Reforma Educativa, ha satanizado per sé, los intentos loables por edificar una educación que genere calidad científica e intelectual, asimismo, ha evitado hacer frente a los extravíos de una clase política indecisa y vacilante que actúa sólo en función de intereses político-electorales, condición que refleja la batalla perdida y amenaza a nuestro futuro.

Ha llegado el momento de decidir entre la tragedia humana de la arena político-electoral y el desarrollo social como factores reales y definitorios en la construcción del país. Sólo así se podrá pensar en la verdadera transformación de la Nación.

Agenda

  • El Presidente López Obrador dio el banderazo a los estudios del Aeropuerto de Santa Lucía, que llevará el nombre del General Felipe Ángeles, evento en el que estuvo presente el gobernador Omar Fayad Meneses.
  • En medio de una crisis que se profundiza en Venezuela, las fuerzas de oposición encabezadas por Juan Guaidó, lograron la liberación del líder moral Leopoldo López y de perseguidos políticos.

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