Las campañas están entrando en una fase en la que no puede haber errores, pero en la que tampoco pueden desperdiciarse las oportunidades que se presenten.

Tras el debate del día de ayer, hemos entrado a la recta final de las campañas electorales.

Dentro de un mes exactamente, el 29 de mayo, será el último día en el que puedan realizarse actividades proselitistas.

Tal vez uno podría pensar que, en campañas de tres meses, falta aún el último tercio de éstas, lo que no es poca cosa.Pero, la realidad es que las campañas reales han sido mucho más largas.

En el caso de Morena, si consideramos como punto de partida la cena de la noche del lunes 5 de junio con las llamadas corcholatas, van a ser casi 11 meses de actividad proselitista interna o externa.

Para el frente opositor, si consideramos el anuncio de las reglas para definir a su candidato presidencial como el arranque, lo que tuvo lugar el 3 de julio pasado, son casi 10 meses de actividad política.

En el caso de Movimiento Ciudadano, si el punto de partida fuera el registro de Jorge Álvarez Máynez como precandidato presidencial, lo que ocurrió el 10 de enero, entonces son poco menos de cuatro meses.

Es decir, la competencia electoral ha sido larga.

Si pudiéramos hacer la analogía con un maratón, tras el debate de anoche, quizás es como si fuéramos en el kilómetro 35, entrando ya a un periodo en el que no puede haber errores, pero en el que tampoco pueden desperdiciarse las oportunidades que se presenten.

La lógica de este último mes será diferente para cada aspirante.

Claudia Sheinbaum seguirá con la tarea de mantener y, de ser posible, ampliar la ventaja.

Quizá se vaya a concentrar las últimas semanas en intentar trasladar la intención de voto que tiene y que le da una amplia ventaja, a los candidatos a puestos legislativos o a las gubernaturas y jefatura de gobierno, pues no en todas las competencias Morena tiene la misma ventaja que en la elección presidencial.

Xóchitl Gálvez tendrá la tarea de remontar la desventaja que tiene respecto a Sheinbaum.

Ella misma ha dicho en varias ocasiones que el reto principal es aumentar la participación electoral, aunque sería más preciso decir que lo que debería buscar es ese aumento de participación, pero en los segmentos que les son favorables como clases medias urbanas o entidades en las que PAN o PRI tienen mayor presencia.

Para Jorge Álvarez Máynez, la clave será consolidar su presencia. Se trató de un candidato que llegó como segunda opción y con una gran desventaja respecto a las candidatas que de facto estaban haciendo campaña desde mucho tiempo antes.

Me parece que si logra concretar el porcentaje de votos que las encuestas le dan, habrá sido una campaña exitosa.

Las tensiones internas de los equipos se ponen de manifiesto en estas etapas.

En el caso de quien va adelante en las encuestas, es probable que se acentúe el jaloneo por obtener posiciones, en vista que se percibe como algo tangible el llegar al gobierno en unos cuantos meses, y nadie quiere perder la oportunidad.

En el caso de los candidatos que van atrás, puede cundir la desesperación por ver cómo pasan los días sin observar cambios relevantes y también se puede dar el reparto de culpas aun antes de que se haya producido la derrota, pero ya anticipándola.

Termino señalándole que tan trascendente como el resultado de la elección presidencial será la composición del Congreso.

Sería muy diferente el futuro si Morena gana la presidencia de la República y obtiene mayorías calificadas en las dos cámaras respecto a otro cuadro en el que, aun manteniéndose como la principal fuerza política del país, Morena se quedara con una mayoría simple.

Todo se definirá en poco más de un mes.

Fuente: El Financiero