Quien diga que en política hay fórmulas que aseguren el éxito vende quimeras. Lo que hay, si acaso y con una dósis mucho mayor de modestia, son modelos o esquemas que incrementan las oportunidades de éxito. Aún así, las posibilidades de que el trabajo político resulte satisfactorio dependen de una amplia gama de factores que van desde los propios intereses de los actores involucrados hasta lo que le diga su criterio libre y soberano a cada quien al hacer su juicio, pasando por los obstáculos que significan condicionantes jurídicas, políticas o sociales.
No nos engañemos: alcanzar un acuerdo entre actores con diferencias no es fácil. Pero tampoco imposible. Las y los señores legisladores, por ejemplo, han optado por dedicarse a esa difícil tarea y para ello tienen a su alcance un privilegio: se otorgan las propias reglas para lograrlo. En términos de Bourdieu, no sólo están investidos de autoridad para tomar decisiones y determinar su alcance, vigencia y efectos, sino también cómo llegar a ellas. La decisión política es (en términos simbólicos) un espacio en donde colisionan una pluralidad de perspectivas con el ánimo de ser la elegida. Pero si las reglas no son adecuadas el campo en disputa se convierte en un carnaval o en territorio comanche donde (con la licencia) uno no ve los fusiles, pero ellos sí te ven a ti. La elección o el acuerdo ceden a la imposición.
¿A cuento de qué viene todo esto? Pues que en las próximas horas el Senado de la República tendrá que trazar una ruta para acudir a su cita con una de las decisiones públicas más importantes de esta legislatura y de la vida democrática del país: el nombramiento de las personas que integrarán el pleno del IFAI. Sin inocencia política, pero sí con la convicción de que nos merecemos explorar nuevos esquemas, un grupo de organizaciones de la sociedad civil hemos propuesto la conformación de un grupo que colabore con las y los senadores para elegir a las mejores personas para encabezar al nuevo IFAI.
Nuestra intención es tan llana como transparente: este grupo puede contribuir a que el nuevo IFAI inicie sus funciones con mayor legitimidad. Nuestra propuesta abreva de los propios referentes que el Congreso ha usado: lograr que personas de reconocido prestigio a nivel nacional e internacional —con compromiso democrático y experiencia suficientes para el análisis y evaluación de los perfiles y trayectorias de los candidatos al nuevo Órgano— le den insumos al Senado para que en su soberanía y con margen político tome una decisión.
No es una fórmula ni una receta. Es una propuesta robusta y consistente con acuerdos políticos recientemente alcanzados que contribuiría (sólo eso) a que los nuevos comisionados del IFAI cumplan con los requisitos de conocimiento, experiencia, trayectoria profesional, solvencia ética, y que posean legitimidad y confianza ciudadana. Para ello proponemos que este grupo de especialistas, con base en la información de las comparecencias, proponga una lista de tres personas por cada uno de los puestos vacantes teniendo en cuenta además criterios de pluralidad, equilibrio regional y género. A partir de este listado propuesto, las Comisiones Unidas contarían con información oportuna y de calidad para elaborar un dictamen que contenga la propuesta de los siete candidatos a integrar el pleno del nuevo IFAI.
Por nuestra parte, nos tomamos de manera seria la convocatoria emitida por el Senado el pasado viernes 7 de marzo en la que se exhortó a la sociedad civil a participar en este proceso. Nos preocupa la legitimidad del IFAI y por ello nos dimos a la tarea de elaborar una alternativa que no sólo es política y jurídicamente viable, también socialmente sentida. El Senado tendrá también su oportunidad para ser serio y mostrar que la legitimidad es una opción.
Director de Fundar