La situación económica no es maravillosa, pero sí hay una serie de indicadores que demuestran que la condición de la mayoría de las familias está lejos de ser un desastre.

En este espacio le hemos comentado la narrativa que en diversas ocasiones la coordinadora del Frente Amplio Opositor, así como diversos críticos del gobierno de AMLO, han desplegado, señalando que la economía está hecha un desastre y anticipando la inminencia de una crisis financiera.

La realidad, sin embargo, no se corresponde con estas opiniones.

Déjeme plantearle hechos objetivos, que no tengan que ver con el respaldo o con la crítica a la 4T.

Hay segmentos que hoy son partidarios de Morena pero que no son incondicionales y que eventualmente podrían respaldar a otra fuerza política.

Si los estudios demoscópicos no mienten, el porcentaje de los que hoy cuestionan a la 4T no son suficientes para infringir una derrota electoral al partido en el gobierno y a su candidata.

¿Por qué no se sostiene la narrativa del desastre?

Entre otras porque tenemos una memoria corta.

Los electores no basan su criterio en los saldos sexenales que, por ejemplo, indican que probablemente terminaremos el sexenio con un decrecimiento del producto interno bruto per cápita.

En la percepción de la gente, ese indicador es irrelevante.

No. La atención va a estar puesta en las realidades inmediatas, que son mucho más relevantes para la mayoría.

Permítame poner solo unos cuantos ejemplos.

1.- De diciembre de 2021 a agosto de este año el salario promedio con el que los trabajadores cotizan al IMSS y que es el indicador más relevante de los sueldos en el sector formal, creció en 21 por ciento mientras que la inflación fue de 10.4 por ciento. Así, el poder adquisitivo de los salarios creció en 9.6 por ciento.

2.- En el mismo periodo, el empleo formal creció en 11 por ciento. De esta manera, la masa salarial real tuvo un crecimiento de 21.6 por ciento para el sector formal de la economía.

3.- En el caso del salario mínimo, el incremento nominal en ese periodo es de 46.3 por ciento, lo que implica un crecimiento real de 32.6 por ciento.

4.- El consumo privado, uno de los indicadores de la capacidad de compra de las familias que elabora el INEGI, creció 6.5 por ciento desde finales del 2021 hasta el mes de junio. El ritmo de crecimiento es menor que el de los salarios, pero no cabe duda de que los hogares tienen mayor capacidad de compra.

5.- La ya muy referida estadística del Coneval basada en la Encuesta Nacional de Ingreso Gasto de los Hogares, permite observar que hay una reducción de la pobreza entre 2020 y 2022 en 8.9 millones de personas. Claro que hay un fuerte aumento en materia de carencia de salud. Ese no puede ocultarse.

6.- Otra medición que se actualiza con más frecuencia es la de la pobreza laboral, que bajó a 37.8 por ciento desde el primer trimestre del 2021 cuando había alcanzado cerca del 42 por ciento.

No quiero que me mal entienda. No digo que la situación económica es maravillosa ni muchos menos.

Pero sí que existen una serie de indicadores que miden de manera más próxima la condición de la economía de la mayoría de las familias y que está lejos de ser un desastre.

Si el argumento de la oposición es que hay que votar por el Frente porque la economía ya no es sostenible y le está yendo peor a la mayoría de la población, entonces es muy probable que haya muchos que simplemente ignoren esa narrativa porque no se corresponde con la realidad.

Cada uno quiere estar cómodo en su percepción.

Lo lamento por Xóchitl, pero si ella quiere ser realmente competitiva, va a necesitar estar siempre incómoda. Cuestionando a todos los que le dicen que la sociedad va a respaldarla porque las cosas van peor. Eso se lo van a decir todos los que acudan a sus eventos.

No es la realidad.

Más de la mitad de la población está contenta con la 4T y con AMLO.

Mientras no se asuma esa realidad y se piense que esa parte de la población son unos “idiotas”, la oposición tendrá la competencia perdida.

Lo he dicho hasta el cansancio. La oposición necesita otra narrativa que aún no existe.

Fuente: El Financiero