Imaginemos a un policía de tránsito. Durante toda una semana ha pedido “mordidas” y realizado diversos actos de corrupción. Con ese dinero obtenido ilícitamente ha podido pagar un soborno a un funcionario de sector salud que agilizará el proceso burocrático con el que la esposa del policía podrá ser operada y así salvará su vida… Ese es el verdadero problema; que en México la corrupción tiene una cara amable.

Con este ejemplo, Agustín Basave Benítez, académico y escritor, explica uno de los grandes problemas de nuestro país: la corrupción. Así lo señaló en el coloquio “Los grandes problemas nacionales”, organizado por la Universidad Nacional Autónoma de México, donde agregó que el problema de la corrupción florece de un marco legal que está muy alejado de nuestra realidad, lo que conlleva a que las leyes emanadas de la Constitución, no se respeten y mucho menos se cumplan.

Indicó que para realizar un verdadero acercamiento es necesaria la creación de una nueva Constitución, una más real y que se adapte a las verdaderas condiciones nacionales. También se deben revisar a fondo todas las leyes secundarias: hacerlas más precisas, cortas, claras y con enfoque social.

Por su parte, Federico Reyes Heroles, escritor y presidente de Transparencia Mexicana señaló que el gasto mexicano en corrupción es tan alto como el presupuesto asignado en educación por el gobierno. Esto representa más de 5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). 

Advirtió que el fenómeno de la corrupción está ligado estrechamente a los niveles de desarrollo social, migración y justicia, pues entre menor nivel de vida exista entre la sociedad, mayores serán los niveles de malas prácticas como esta.

Aunque indicó que en nuestro país, la discusión sobre transparencia y rendición de cuentas es muy joven, pues no pasa de más de 15 años, los avances han sido concretos: Desde las iniciativas presentadas por el Grupo Oaxaca hasta el recien fortalecido IFAI, los logros en esta materia han sido tangibles, dijo.

Finalmente, Froylán López Narváez, periodista, escritor y académico de la UNAM, reflexionó que ante la premisa de que si todo problema tiene una solución y si no la tiene significa que no es ningún problema; el problema de la corrupción tiene solución, pero para ello requiere la participación de todos los actores de nuestra sociedad.

“Estos cambios deben de ir más allá de las “acciones de papel”, no se puede combatir a la corrupción burocrática con más burocracia”.

Concluyó indicando que mientras existan sentimientos de individualismo y poca cooperación, este y otros problemas endémicos del país seguirían existiendo, por lo que se deben atacar las deficiencias educativas que poco hacen para combatirlas.