Guadalupe Taddei, la consejera presidenta del INE, ha sido constante en su demostración de incompetencia o de sesgos hacia el gobierno.
La elección más importante en la Historia de México, por su escala y derrotero, está en riesgo por la incompetencia del peor Instituto Nacional Electoral. Está infectado por la política de austeridad que impulsó el presidente Andrés Manuel López Obrador, que lo deshidrató, y por la incompetencia de varios de sus consejeros, encabezados por Guadalupe Taddei, importada de Sonora, donde fue incapaz de organizar los procesos locales que cayeron bajo su responsabilidad, y que llegó a la presidencia del órgano autónomo como cabeza de playa para su colonización.
La renuncia de cientos de capacitadores y supervisores del INE, que se encargan de orientar a los ciudadanos sobre qué hacer el día de la elección, el último episodio de una conducción fallida que se tratará de resolver a semana y media de la elección, revela una falta de previsión y anticipación de Taddei. Aunque varios consejeros están minimizando la fuga de este equipo fundamental el día de la jornada electoral, nunca se había visto una renuncia masiva de este tamaño.
El origen de esta deficiencia está en la austeridad ordenada por López Obrador y las instrucciones para ir haciendo purgas que acabaran con todo lo que representó o significó el pasado. Horacio Duarte, representante de Morena en el INE hasta noviembre de 2018, colocó en el organismo a Jesús George Zamora como jefe del Órgano de Control Interno, desde donde hostigó a funcionarios –como al director de Administración, Ignacio Ruelas, forzado a renunciar por negarse a cumplir con sus componendas–, a consejeros electorales que no eran afines al gobierno, y canceló contratos y proveeduría, entre los que se contó uno fundamental: la renta de equipos de cómputo.
La argumentación para cancelar el servicio de arrendamiento de equipo de cómputo fue porque resultaba más barato comprarlo, lo que era cierto, aunque se les olvidó adquirir las licencias de programas y el soporte técnico para las computadoras, por lo que tuvieron que improvisar y generar un sistema de recopilación de información que se pondrá en juego el 2 de junio, sin saberse con certeza si el método patito instrumentado será capaz de procesar la información de la jornada electoral.
Las políticas de austeridad y los métodos represivos de George Zamora –que actualmente es el director jurídico en el gobierno del Estado de México donde Duarte es el gobernador de facto– provocaron también la renuncia del experimentado equipo de informática del INE, que garantiza la operación del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), que no fue remplazado con personal de calidad similar, por lo que la elección más importante en la historia de este país está en manos de una estructura de calidad ligeramente inferior y pobre, como observaron expertos en ese campo.
La inexperiencia ha llevado a situaciones ridículas. Una de las más absurdas fue cuando el INE, que determina la transmisión de los spots por día y hora, comenzó a enviar requerimientos y sancionó a empresas de radio y televisión por incumplir con el horario exacto para su difusión en Chihuahua, que las obligó a documentar que el problema no era de ellas sino de los ignorantes censores del instituto, que no registraron que ese estado, por la intensidad de su comercio con Texas, había mantenido la misma hora que en Texas.
Otra de las acciones delirantes del INE fue cuando aceptó una queja de Movimiento Ciudadano porque los medios de comunicación electrónicos, públicos y privados, no estaban cubriendo la campaña de su candidato presidencial, Jorge Álvarez Máynez, y sancionó a las empresas. La ley electoral, sin embargo, es muy precisa en señalar que la cobertura de candidatos no es obligatoria, y cada medio y comunicador decide sus contenidos.
Taddei, la consejera presidenta del INE, ha sido constante en su demostración de incompetencia o de sesgos hacia el gobierno de López Obrador. Durante nueve meses dejó sin cabeza formal la Secretaría Ejecutiva –los brazos operativos del INE– y nueve direcciones ejecutivas y unidades técnicas, que manejaba a través de encargados de despacho. El vacío paralizante que había creado Taddei pudo ser resuelto porque seis consejeras y consejeros, que integran un bloque opositor al grupo de cuatro que respaldan a la presidenta del INE, impusieron su resolución para forzar los nombramientos. En justificación a la inacción, Taddei utilizó la fórmula lopezobradorista y dijo que todo se debía a que le habían dejado un INE “desvalijado”.
Consecuentemente, ordenó auditorías contra el equipo cercano a su antecesor, Lorenzo Córdova, equivalente a una cacería de brujas. Córdova es uno de los enemigos públicos de López Obrador, y desde un principio Taddei, que llegó al INE impulsada por el gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, presidente del Consejo Nacional de Morena, y uno de los responsables de la maquinaria electoral oficialista, se ha esmerado por cumplir los compromisos con quienes la llevaron a encabezar la colonización del instituto.
Taddei respondía a Durazo y al secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, hasta que renunció en junio del año pasado para contender por la candidatura presidencial de Morena. Desde entonces, López Obrador ordenó que la persona que llevaría la relación con Taddei sería su vocero presidencial, Jesús Ramírez Cuevas, jefe de la maquinaria de propaganda, y uno de sus principales consejeros políticos en Palacio Nacional, que se ha convertido en la correa de transmisión de las órdenes de López Obrador a la consejera.
La incompetencia, la estructura menguada, relevos sin la calidad de quienes sustituyeron, sistemas informáticos endebles, violación a las leyes electorales por parte de la autoridad y la subordinación de Taddei a la presidencia de la República son señales ominosas para el epílogo del proceso electoral más sucio en la memoria, donde López Obrador ha alterado el principio de equidad y justicia en la competencia. Y puede ser peor.
¿Qué impediría que la noche del 2 de junio Taddei declarara con resultados muy preliminares que la tendencia favorece a Claudia Sheinbaum? El cobre que ha mostrado permite trabajar ese escenario, un golpe que dañaría al proceso y lo dejaría en manos del más fuerte. YSQ, ¿recuerdan?, es el más fuerte.
Fuente: El Financiero