Invertir es arriesgar. Forjar una empresa implica desafiar obstáculos, algunos palpables otros invisibles. Un modelo de negocios es en esencia un mapa de ruta para enfrentar adversidades y sorpresas. El tamaño del mercado, las estrategias de la competencia, la calidad del producto o la satisfacción del cliente son algunas de las preocupaciones de una persona con vocación de emprender. En un país civilizado, la autoridad es un asidero para mitigar la incertidumbre inherente a la inversión y el emprendimiento. El papel fundamental del gobierno en la economía es proteger los derechos de propiedad, promover la competencia y garantizar el cumplimiento de los contratos. La cancha pareja y las reglas claras ayudan a construir un entorno de confianza donde es más fácil invertir y prosperar.

¿Qué sucede cuando la autoridad es un factor de incertidumbre? ¿Cuando las reglas claras son suplantadas por arbitrariedades opacas? Lo que ocurre es un país con un potencial enorme, pero con un crecimiento económico anodino. Bienvenidos a México. Esta semana, el New York Times publicó una nota de Reuters con una historia ominosa sobre las perspectivas de inversión en nuestro país. El periódico más influyente del mundo afirma que el SAT le ha retenido devoluciones de IVA a empresas como Unilever y Procter and Gamble. De acuerdo al NYT, al obstruir las devoluciones, la autoridad tributaria está presionando para que estas empresas paguen más impuestos localmente. Si estas empresas pagan pocos impuestos en México eso se debe discutir en el Congreso de la Unión y en los tratados internacionales para evitar la doble tributación. Lo que no es compatible con un país serio y una economía civilizada es que a medio año fiscal, la autoridad tributaria reinterprete las normas de acuerdo a sus propios caprichos e intereses. Las compañías tienen que pagar un rescate para que el SAT libere el dinero, que de acuerdo a las normas les corresponde.

De acuerdo a la lista de Fortune Global 500, P&G es la empresa número 100 de la economía planetaria y Unilever ocupa la posición 153. Si en México esto le pasa a dos de las compañías más grandes del mundo, ¿qué le sucederá a una PyME? ¿Qué pensarán los inversionistas del sector energético que consideran venir a México al leer la nota del NYT? No conozco el caso de Unilever y P&G más que por el reporte de prensa, pero de primera mano he escuchado a docenas de empresarios mexicanos cuyas firmas están en la cuerda floja por la lentitud y la arbitrariedad en las devoluciones del IVA. El tesoro público mexicano está en medio de un terremoto. La caída en el precio y la producción del petróleo representa una tormenta perfecta contra la balanza de ingresos y egresos públicos. Sin embargo, la extorsión tributaria no puede ser un mecanismo para balancear las cuentas. Asumir que el empresario promedio es un delincuente fiscal hasta que demuestre lo contrario es la ruta más corta para el empobrecimiento de una economía.

La incertidumbre sobre la inversión y la creación de empresas en México no sólo se da en el ámbito de los impuestos. En Oaxaca se frenó, durante tres años, la construcción de uno de los parques eólicos más grandes de América Latina. María Asunción Aramburuzabala, una de las empresarias más importantes del país, tiene todos los papeles en regla para iniciar un importante desarrollo inmobiliario. Sin embargo, el proyecto está detenido por un negocio de extorsión disfrazado de cruzada vecinal. Los ejidatarios en Oaxaca y un puñado de vecinas de Polanco han demostrado que con presiones e influencias se pueden procurar rentas extralegales de proyectos empresariales. Los derechos de propiedad en México se diluyen ante el bloqueo de una carretera o la amenaza de un linchamiento mediático. Sin certidumbre sobre cuántos impuestos vamos a pagar o qué proyecto podemos desarrollar en un terreno con todos los permisos y licencias, no habrá reforma estructural que nos permita crecer.

@jepardinas

Fuente: Reforma