El uso de sistemas de Inteligencia Artificial (IA) ha permitido impulsar la innovación, potenciar la creatividad y el crecimiento económico, así como automatizar procesos y acelerar nuevas posibilidades, descubrimientos científicos y avances tecnológicos. Estas herramientas funcionan mediante un lenguaje automatizado y, para su entrenamiento, se alimentan con cantidades exorbitantes de datos (big data), dentro de los cuales, pueden encontrarse datos personales.

Por ello, más allá de los beneficios que conlleva su desarrollo, se requieren atender aquellas áreas que se presentan para garantizar su uso ético. Por ejemplo, en lo relacionado con los derechos de autor cuando se utiliza para la elaboración de trabajos escolares o para generar textos y contenidos.

Además, existen otros usos con modelos de aprendizaje automáticos de código abierto que han sobrepasado los límites, como la elaboración de Deep Fakes: que consiste en simular la voz y la imagen de cualquier persona para suplantar su identidad o Deep Fakes pornográficos que mediante imágenes reales desnudan a las víctimas o las muestra en actos sexuales que no realizaron.

Dichas circunstancias representan desafíos importantes no sólo para el tratamiento de datos personales en entornos de IA, sino para la integridad de las personas, por lo que se debe tener presente que quien los utiliza es responsable de su tratamiento y, por lo tanto, debe sujetarse al cumplimiento de principios y deberes que enmarca la normativa en la materia.

En ese contexto, es importante resaltar los esfuerzos de cooperación en México con la Alianza Nacional de Inteligencia Artificial, que tienen como objetivo conocer el estado actual de la IA e impulsar normativas que la regulen, así como los que se han realizado a nivel internacional con autoridades garantes de la privacidad y la protección de datos personales, como la “Resolución sobre Sistemas de Inteligencia Artificial Generativa” acordada en la 45ª Sesión Cerrada de la Asamblea Global de la Privacidad, la cual aborda diversos puntos cruciales relacionados con la inteligencia artificial generativa y la protección de la información personal.

Sin duda, se requiere que quien diseñe o utilice herramientas de IA tenga en mente las implicaciones que puede acarrear cuando se emplean de forma incorrecta. Su uso masivo representa una oportunidad para sentar las bases que permitan la adopción de buenas prácticas aplicables a futuros desarrollos tecnológicos, y así, evitar daños a las personas en sus derechos, libertades y en su reputación.

Desde el INAI estamos comprometidos a seguir trabajando para sensibilizar sobre el uso y desarrollo de estas tecnologías de manera ética y respetuosa de los derechos fundamentales, como lo son el derecho a la dignidad, a la privacidad y a la protección de los datos personales.

Fuente: El Universal