A
finales del mes de diciembre el Ejecutivo Federal presentó un plan para
el combate al robo de gasolinas, situación que no es nueva y con la que
se ha tenido que lidiar desde administraciones anteriores. De acuerdo
con los datos presentados por Petróleos Mexicanos, en los últimos tres
años, el robo de gasolinas ascendió a 147,000 millones de pesos (Pemex,
2018), situación que sin duda significa grandes pérdidas para la
paraestatal. El objetivo de la estrategia que está en marcha es acabar
de tajo con el robo de combustible.
Sin embargo, las medidas que se han tomado derivaron en la escasez de
gasolinas, sobre todo en el centro del país. Situación que ha generado
una crisis sin precedentes para la población y todos los sectores
productivos. Por supuesto, nadie pone en duda la necesidad de terminar
con el robo de combustibles, este es un problema que tiene que
resolverse y también deben fincarse responsabilidades a los involucrados
dentro y fuera de la paraestatal. Lo que ha faltado es una buena
estrategia de información sobre las acciones que se están
instrumentando, informar a la ciudadanía sobre cómo se logrará que
efectivamente se acabe con estos robos. El cierre de los ductos es solo
un paliativo, pues si no se desmantela la red que roba y comercializa
esta gasolina, en el momento que se abran los ductos de nuevo, volverán a
idear estrategias para el substracción.
En medio de esta crisis, también ha empezado a circular información en
diferentes medios y redes sociales sobre la reducción en la compra de
gasolinas, tal es el caso del artículo escrito por Robbie Whelan y
publicado en el Wall Street Journal, que informa sobre la disminución en
la compra de combustibles y crudo ligero. En toda la información que ha
ofrecido el gobierno este asunto ha quedado en segundo plano y han
afirmado que no es verdad. Y ahí es donde la información se vuelve
fundamental para garantizar que la estrategia seguida en las últimas
semanas es la adecuada, y que no se está escondiendo otro problema
detrás del combate al huachicoleo.
Para ello, no es suficiente con realizar declaraciones en una rueda de
prensa o un boletín. Es necesario que el gobierno ofrezca datos veraces
tanto de la estrategia al combate al robo de combustibles, como de los
números que hay sobre la cantidad de gasolinas disponible para su
distribución, así como la cantidad comprada para satisfacer la demanda
de la población. Mientras que no haya información completa y las
instituciones involucradas no pongan a disposición de los ciudadanos los
documentos que lo sustenten, será muy difícil eliminar el escepticismo.
La obligación del gobierno es ofrecer datos, abrir información y dar
certeza y seguridad a la población.
El acceso a combustibles es indispensable para la movilidad y el
dinamismo en la economía. El gobierno tiene la obligación de dar una
fecha para regularizar esta situación o podrían ocasionarse crisis en
otros sectores, lo que generaría un pánico mucho mayor al vivido en la
última semana. De ese tamaño es la importancia de la apertura a la
información y la necesidad de contar con estrategias bien planeadas que
no afecten el acceso a un recurso básico para el desarrollo de las
actividades productivas en todo el territorio nacional.
Liliana Veloz Márquez
Directora Ejecutiva
Red por la Rendición de Cuentas