Dos reportes anteceden al surgimiento de la Red por la Rendición de Cuentas, que denotan precisamente la necesidad de su aparición. Uno tiene que ver con el Índice de Percepción de la Corrupción, de Transparencia Mexicana. Y el otro con la encuesta solicitada por la Auditoría Superior de la Federación, que tiene como finalidad conocer la percepción ciudadana sobre la rendición de cuentas y fiscalización de los recursos públicos en México. Sus resultados preocupan y a la vez representan motivos importantes para el trabajo y los objetivos que se han propuesto quienes integramos la RRC.

A pesar de que el IPC apenas se incremento 3 décimas respecto al observado en el 2007, el informe de Transparencia Mexicana señala que durante el 2010 se identificaron 200 millones de actos de corrupción. De acuerdo al organismo que dirige EDUARDO BOHORQUEZ, el costo de la corrupción el año pasado fue de 32 mil millones de pesos: 5 mil millones más que hace 4 años. Es decir, lejos de aminorar, el impacto de este fenómeno se mantiene a la alza al igual que sus efectos nocivos para la sociedad.

Junto con pegado, el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional 2010, colocó a México en el sitio 98 entre los 178 países medidos por el organismo dirigido por HUGUETTE LABELLE. En este departamento, el país mantiene un vuelo que caracterizó al avión alemán de la Segunda Guerra Mundial “Stuka”: en picada. Los últimos 10 reportes de TI conducen a plantear un serio cuestionamiento: el enorme esfuerzo realizado en la primera década del Siglo XXI, para darnos leyes e instituciones que le abrieron paso y situaron a la transparencia en el centro del debate nacional, nuestro país camina como los cangrejos: del 3.7 obtenido en el 2001, pasamos al 3.1 de 2010. Solamente del 2009 al año pasado caímos once peldaños en el ranking internacional.

Por su parte, la encuesta realizada por la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, solicitada por la ASF, contiene algunos datos rescatables. Por ejemplo, el 70.2% de los mexicanos considera importante que las instituciones públicas sean transparentes y rindan cuentas. Sin embargo, el 70% de los entrevistados desconoce qué organismos se encargan de “auditar o fiscalizar”. La encuesta fue realizada en noviembre de 2010.

La RRC nace en el momento preciso y apadrinada por los mejores elementos de la academia y la sociedad civil organizada. También se suman los Órganos Garantes del derecho a la información y medios de comunicación. Todos con un mismo desafío: construir una verdadera política de rendición de cuentas en México, como bien lo destacaron MAURICIO MERINO HUERTA y RICARDO RAPHAEL DE LA MADRID, al exponer motivos y principios de la Red.

Veamos los porcentajes aquí comentados como asignaturas pendientes para el trabajo porvenir de la RRC. Tenemos leyes “modelos” que colocan a México en el escaparate internacional y hemos construido instituciones a lo largo y ancho de la república, con la finalidad de contener y aminorar a la corrupción. Pero la realidad, los datos duros, conducen y desembocan precisamente en el reto que la RRC se ha propuesto alcanzar: vencer a la “tiranía de la opacidad”, como lo dijo y muy bien, RICARDO RAPHAEL DE LA MADRID.

Celebro que todos estemos “enredados” entre los hilos de un mismo espíritu y objetivo: que la transparencia y rendición de cuentas sean parte del quehacer cotidiano de la clase gobernante, y no solamente una posición política correcta como hasta la fecha. Para construir el contexto de exigencia, la primera tarea es ganar los espacios en los medios de comunicación. Atraer la atención de la clase política, a veces tan autista, para incorporar a las plataformas electorales de 2012 nuestra pretensión. Cada “enredado” desde su trinchera, a trabajar.