Oaxaca no está de fiesta, hoy concluye un gobierno que prometió el cambio, un gobierno que enterró la esperanza y la confianza de miles de oaxaqueños, un gobierno que desfalcó las arcas públicas. En los últimos días, las denuncias de distintos sectores han ido en aumento, la falta de pago de salarios a trabajadores, de servicios prestados, de insumos ya entregados, del pago de bacas a estudiantes, por citar algunas.
Se va el peor gobierno sin duda, el adjetivo se sostiene por las promesas incumplidas, que cambiaría la gestión pública, que vendrían los mejores hombres para hacer frente al saqueo que Oaxaca había tenido en administraciones anteriores, que la profesionalización sería una realidad, que la inversión pública se quedaría en Oaxaca, la lista es amplia.
Por eso el pueblo de Oaxaca, tiene ese sentimiento contra Gabino Cué, porque dejó en manos de servidores públicos corruptos el destino de Oaxaca, los señalamientos de actos de corrupción fueron evidentes desde su primer año de gestión, a ninguno tocó, algunos renunciaron y otros siguieron saqueando a la mirada de todos. La gente no entiende por qué Gabino Cué hizo caso omiso a las denuncias ciudadanas. Ni siquiera inició un procedimiento para investigarlas, mucho menos, separar del cargo a los señalados. Hoy los hechos confirman el enriquecimiento de esos servidores públicos.
La estrategia bienestar un negocio para unos cuantos, los programas sociales se fueron colapsando, cada vez fueron menos los recursos y los programas destinados al bienestar de los oaxaqueños. Del presupuesto aprobado por el Congreso local en el último año, de acuerdo a información proporcionada por la Secretaría de Finanzas, solo se destinó apenas el 1% del total. Así fue la importancia que se le dio al bienestar de los oaxaqueños. Las denuncias por falta de pagos y apoyos, corresponden a estos programas poniendo en entredicho el destino final de los recursos.
La obra pública gubernamental se esfumó, las pocas obras representativas no justifican el monto de la deuda pública destinada a proyectos de inversión. Las tres o cuatro obras, duraron casi todo el sexenio; sin proyectos definidos, sin costos reales y sobre todo, sin el consenso de la ciudadanía, terminaron ocasionando un daño a la hacienda pública brutal. La Secretaría de las infraestructuras un adorno, a algunos secretarios se les permitió mano libre para que construyeran; el Secretario de Administración construyendo el metrobus, el Secretario de Turismo construyendo puentes y vialidades anexas al auditorio Guelaguetza, por ejemplo.
El Fondo Regional utilizado para otros fines, menos para combatir las desigualdades en nuestras regiones más pobres, a falta de proyectos viables, los recursos fueron dilapidándose poco a poco. Hoy no hay una justificación clara sobre los más de mil quinientos millones que anualmente se autorizaban en este fondo.
Las cocinas comunitarias, otro negocio lucrando con el hambre de la niñez oaxaqueña. Este gobierno tomó para el Sistema DIF, los recursos del Ramo 33 del Fondo de Aportaciones Múltiples en su vertiente para la asistencia social, aproximadamente 3 mil millones de pesos, para adjudicarlos a proveedores con empresas de reciente creación, mediante procesos simulados de licitación pública donde solo se apersonaba un solo proveedor. No hay estudios de mercado que hayan garantizado que los productos se compraban a los mejores precios.
La gestión pública se desarticuló por completo, orgánicamente, movían, intercambian y desaparecían puestos de confianza conforme a las exigencias de los titulares. El deterioro tuvo como causa, repartir las dependencias y entidades a los partidos políticos de la coalición, sin haber tomado en cuenta perfiles o profesionalización de quienes las dirigieron. Algunas Reformas constitucionales, llamada Gran Reforma del Estado, sirvió en gran parte, para el reparto de cuotas en los órganos autónomos, quedando como verdaderas agencias de colocaciones.
Lamentamos no haber tenido el gobierno que quisimos, lamentamos que Gabino Cué haya enterrado la esperanza de mucha gente, que el “Oaxaca de todos, un Gobierno de todos” haya sido para unos cuantos.
Para terminar con estas lamentaciones y ante esta situación que priva en nuestro estado, conformamos el Consejo Ciudadano contra la Corrupción y la Impunidad, con ciudadanos de los distintos sectores. El día 29 de noviembre interpusimos ante el Congreso de nuestro estado, la solicitud de juicio político contra Gabino Cué Monteagudo, emplazando a las principales fuerzas políticas que anidan en el congreso para que a la brevedad se integre una comisión que analice el contenido de las acusaciones por diversos delitos catalogados como graves en nuestra Constitución local, tales como enriquecimiento ilícito, desvío de recursos, malversación de fondos y violaciones recurrentes al artículo 134 de nuestra Carta Magna.
Estaremos insistiendo con los coordinadores parlamentarios para que asuman la representación y escuchen esta exigencia ciudadana, tocaremos las puertas del congreso las veces que sean necesarias. Iremos a las instancias federales de fiscalización y justicia federales para que actualicen los procesos administrativos de supuesta responsabilidad del sexenio del Cué.
Nuestra confianza está latente con el nuevo gobierno que encabezará Alejandro Murat Hinojosa, su pronunciamiento ante un medio nacional de que no está en su agenda perseguir a gobernador saliente, es una mala señal, es un voto de confianza a la impunidad. Exigiremos una audiencia para trazar una agenda en Oaxaca que atienda el combate a la corrupción y la impunidad. Estamos con Oaxaca.