“Lo más escandaloso que tiene

el escándalo es que uno se acostumbra”

(Simone de Beauvoir)

Al leer esta frase me pongo a pensar en México y en lo acostumbrados ya que estamos a tantos escándalos que vivimos a diario…

Escandaloso resulta el acuerdo exhibido por el dirigente nacional del PAN, Marko Cortés, en donde pone de manifiesto que los puestos públicos se reparten por intereses partidistas, queda claro que de poco sirve que seas un profesional súper preparado en tu materia, si no eres afiliado y bendecido por un partido nunca pasarás de media tabla, porque los puestos superiores están repartidos en acuerdos como el que vimos todos publicado en redes sociales en esta semana. Queda en la lona el concepto de “servicio civil de carrera”, se diluyen las esperanzas de los concursos de oposición, todo se revela como una tremenda farsa donde la única verdad y la más sencilla de las respuestas, es que este país se gobierna con un esquema de la mafia donde las familias-partidos pactan las posiciones estratégicas y entre ellos definen a que guardianes más que funcionarios colocan en cada casilla del tablero de ajedrez en que han convertido a nuestro país.

Escandaloso que Sanjuana Martínez, directora de la agencia pública de noticias Notimex, revele que desde la Secretaría del Trabajo se le pidió un moche del 20% sobre las liquidaciones de todo el personal de Notimex a favor de la campaña del oficialismo. La denunciante antes era cubierta siempre por el manto de protección del presidente siendo calificada como una periodista seria, honesta, pero al momento de reventar y exhibir las peticiones de corrupción a las que fue objeto, mágicamente pierde la inmunidad y ahora todas sus declaraciones son dudosas y orientadas por la maldad del neoliberalismo conservador.

Estos dos escándalos son tremendos, cada uno por separado sería motivo de revuelta popular en una sociedad que no quisiera vivir dentro de la simulación y la corrupción. Pero aquí no pasa nada, un poco de ruido en los noticieros, un par de memes en las redes, y el pensamiento en cada uno de los ciudadanos de que todos los políticos son unas ratas corruptas, sean del partido que sean y que a nosotros como ciudadanos lo único que nos toca es cuidarnos de ellos, buscar estar lo más lejos posible de su alcance, resignarnos a que todo el dinero que llega a las arcas del estado vía nuestros impuestos será sujeto a corrupción.

Como ciudadana quiero que a los puestos lleguen las personas más capacitadas sin necesidad de militar en ningún partido, asegurándome que su designación no sea el pago de un favor ni resultado de un acuerdo. Como ciudadana quiero que todo el salario y prestaciones de los trabajadores del estado les llegue íntegro, que no tengan que cooperar a fuerzas con actos ilícitos de financiamiento de campañas del oficialismo.

¿Pido demasiado? Creo que no, creo que tú pides lo mismo. Dejemos de estar acostumbrados al escándalo y no toleremos más lo intolerable.

Fuente: Milenio