Amanece en un México ya con el panorama político definido, seguramente ahora vendrán muchas impugnaciones, pero de una forma u otra las cartas ya están echadas.

Fueron realmente muchos, muchos meses de campañas, precampañas, y todo el show anterior que se inventaron. No sé qué tan cansados estén los candidatos. Los ciudadanos estamos exhaustos. Las mentiras y descalificaciones fueron principales protagonistas y la falta de respeto a la ley imperó.

Las sanciones que imponía el INE fueron una verdadera burla, multas mínimas, ordenar borrar fragmentos de videos o eliminar algún material. Eso no les afecta, en este mundo digital cuanto sueltas el video ya no importa que luego lo bajes porque habrá quien lo replicará mil veces y los más de 30 señalamientos al presidente no fueron más que el tanteo de un niño malcriado que fue midiendo hasta donde podía portarse mal y estirar la liga sin consecuencias. Es irónico como alguien que luchó tanto por que en México hubiera elecciones sin la intervención del gobierno acabó siendo el gobernante que más ha intervenido en una elección.

La violencia llegó al grado terrible de normalización en que teníamos todo el tiempo y en las conversaciones ya se nos confundía cuál candidato muerto era cuál por tantos que fueron y en circunstancias tan similares.

Me agobió mucho la ilegalidad de los partidos políticos, la violencia del crimen organizado, el cinismo del gobierno, pero sobre todo la apatía y resignación de toda esa gente, que se queja y maldice pero piensa que nada puede hacerse y considera que anular el voto es una manera de protestar contra el gobierno o incomodar a la clase política, que se rinde y no se involucra, de los que votan a la ligera porque les gustó una canción o una caricatura, de todos aquellos que pensaron que en nada les afecta el resultado de las elecciones. Hemos visto un México corrupto, violento, apático, merecemos un mejor país, debemos ser mejores ciudadanos para lograrlo.

A la hora en que escribo esto no se quien habrá ganado ni en mi país ni en mi ciudad ni en mi estado, solo espero que quien sea tenga ganas de construir no de destruir, de unir no de separar, que no tenga adversarios entre los propios mexicanos y gobierne para todos.

La ganadora, quien quiera que sea, hereda un desastre.

Fuente: Milenio