Las campañas electorales, como quimeras del porvenir, enarbolan una oferta política que ignora los anhelos sociales en los planes y programas de gobierno que proponen, por estar construida al margen de la ciudadanía.

La prescripción es clara, las campañas políticas deben estar concebidas como espacios deliberativos y de corresponsabilidad. No pueden realizarse, a riesgo de ahondar la crisis de representatividad, ignorando el derecho humano a la participación ciudadana, considerándola sólo como el eco de una reminiscencia filosófica, en lo que algún día fue la democracia,.

Negar el asociativismo ciudadano como génesis del poder político, equivale a decapitar toda propuesta electoral. Es volver distante y ajeno al voto programático y sustituirlo por la simulación vertical de los tomadores de decisiones, que sólo le dan rumbo a los planes y programas de gobiernos asimétricos y proclives al autoritarismo.

Este trazo de la realidad política gesta un laberinto de soledad ciudadana. El tejido social, asume que el poder lo ha excluido del ejercicio de gobierno, y lo percibe sólo como una parcela de poder que impide cualquier acción de corresponsabilidad en la arquitectura del Estado.

De este modo, la democracia se diluye. La legitimidad del consenso ciudadano es mutado por el burocratismo ciego. El intervencionismo administrativo reduce al ciudadano a comparsa electorera y aborta los proyectos sociales, que vulneran la dignidad del pueblo.

En este contexto cabe cuestionarnos, ¿Qué espacios deliberativos se han abierto para la ciudadanía en las campañas? ¿Cuándo y cómo las campañas incorporarán los anhelos de realización social y humana que demanda la sociedad? ¿En qué momento un candidato sumará la voz viva de lo que realmente quiere la ciudadanía en los programas de gobierno?

Los ciudadanos quieren que los candidatos, sin cortapisas ni falsas esperanzas, recuperen la memoria, sientan el dolor y la necesidad del pueblo y rescaten la madurez intelectual de la sociedad para desterrar los estereotipos de campaña, que hacen del pueblo un párvulo y del candidato, un hacedor de milagros.

La política es un ejercicio del ciudadano y para el ciudadano. Cuando se extravía este camino, el diálogo político debe establecer estrategias claras en materia de democratización; encarar preguntas abiertas de la sociedad sobre el déficit político y la precaria presencia de mecanismos de participación ciudadana en la toma de decisiones públicas; y manifestar como afianzar la gobernanza activa del Estado y las oportunidades sociales.

La política y el ejercicio de gobierno se hacen a partir del conocimiento expreso del tejido social; demandan que se admita el dinamismo de una sociedad heterogénea, diversa e inteligente; exigen la disposición de impulsar el debate político y la deliberación pública, libre, abierta y plural; e imponen la corresponsabilidad en la construcción de un gobierno funcional, cuyo ejercicio recupere la inteligencia social y trascienda la política de párvulos, clientelar y demagógica.

La competencia electoral debe cambiar las lógicas que priman entre los ciudadanos y los actores políticos, e incorporar elementos de prioridad nacional como la seguridad, los derechos humanos, el empleo de calidad, la sustentabilidad económica y ambiental, la equidad de género, el amparo a la niñez y a la senectud, así como la libertad democrática como principio inalienable que hace posible todos los anteriores.

Las condiciones de viabilidad técnica, económica y social de la oferta política de los candidatos deben estar sujetas al escrutinio público, no se pueden plantear planes y programas como galaxias o astros en el universo, razón que demanda de los candidatos debatir y analizar el fortalecimiento redistributivo, los modelos del desarrollo y la seguridad humana.

El debate debe definir Políticas Públicas y Programas Nacionales, Regionales y Especiales, que en el marco del respeto a los derechos humanos, reorienten las acciones del Estado para garantizar armonía y paz social, en un país donde la violencia organizada ha impedido el desarrollo potencial del tejido social.

Los candidatos de manera frontal deberán abordar las causas y los efectos de la descomposición orgánica de la probidad del Estado, que se traducen en corrupción e impunidad; fortalecer la denuncia y garantizar su seguimiento, condiciones sustantivas que generan la desconfianza y la pérdida de credibilidad institucional.

El rubro del equilibrio y desarrollo económico exige replantear la equidad del ingreso y la riqueza sin distinción de género. Un país desigual y de pobres soló conlleva al desánimo y al aislacionismo ciudadano. Esto impone recuperar la vitalidad de las Reformas Estructurales ya planteadas, que deben ampliar sus resultados en el siguiente sexenio.

Es ineludible que el debate político aborde con calidad y calidez estos temas. Ello debe trascender para fortalecer la educación como prioritaria en el desarrollo del país; la salud; la infraestructura para el desarrollo; los energéticos; la protección a la infancia, los adultos mayores, así como una nueva visión de los pueblos indígenas, que no sólo es necesaria, sino que debe ser parte integral de las plataformas programáticas.

Estos factores inciden en un tema nada explorado, que parece ser un escenario ineludible para la estabilidad social: la gobernanza sustentable. Aquella que denota una democracia para todos, libertad en el disenso y en la edificación de una patria sin distingos, la que admite la diversidad social como oportunidad de desarrollo, la que piensa el progreso para darle vida a los que menos tienen, y rehúsa hacer de la política un espacio de elites de poder.

En el tintero quedan infinidad de cuestionamientos. La imaginación política desde la realidad, debe recuperarlos en este proceso electoral. No se trata de hallazgos milagrosos o planteamientos escabrosos, ni siquiera de abstracciones científicas. Simplemente hablamos de lo que quieren los ciudadanos.

Agenda

  • A Guillermo Del Toro ganador del Oscar y el Globo de Oro como Mejor Director por su película La Forma del Agua, le preguntaron ¿Cómo logra incorporar la fantasía, el terror, la alegría y el amor en sus historias?, respondió, “Porque soy mexicano”, “I am mexican”, be/Nvt4JKYHe_E. También se le cuestionó, ¿Cómo evitar que México siga siendo el chivo expiatorio y cómo reafirmar la cultura tan única y magnífica que tienen los mexicanos?, Del Toro señaló, “Cada vez debemos demostrar a través del deporte, las ciencias, las artes, la cultura,…lo que tenemos que ofrecer al debate mundial…es extremadamente importante que recordemos de dónde venimos…porque honrar tus raíces es honrar a tu país…
  • Con diversos actos y movilizaciones se conmemoró El Día Internacional de la Mujer. Destaca su impresionante poder de convocatoria, que marca un hito en la evolución de nuestro orden social y político.

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