Cuatro semanas han sido suficientes para demostrar que sí se puede. En los primeros 30 días, el Organismo Ejecutivo detalló sus acciones iniciales contra la corrupción y a favor de la seguridad, la educación , la salud y la infraestructura nacional.

La presentación de ayer, más que un acto de jactancia o vanidad, es la respuesta a los compromisos que las nuevas autoridades asumieron ante los electores, quienes, masivamente, apoyaron un proyecto político que ofreció decencia y combate frontal a la deshonestidad pasada y presente.

Independientemente de las percepciones que generen los logros entre las distintas corrientes de pensamiento, lo trascendental del acto es la determinación del binomio presidencial, integrado por el presidente Bernardo Arévalo y la vicemandataria Karin Herrera, de rendirle cuentas a los connacionales, para que ellos valoren o cuestionen el caminar del Gabinete de Gobierno.

Si bien las primeras directrices adoptadas y divulgadas ayer incluyen áreas estratégicas como Seguridad, Educación, Salud e Infraestructura productiva, conviene enfatizar sobre las medidas que buscan empezar a depurar el Estado y erradicar los negocios que han saqueado el erario, a costa del desarrollo de personas y comunidades.

En este punto, es preciso ser cautos y entender que los regímenes de turno han enarbolado la bandera de la honestidad como principio y fin de su administración, aunque al final de cuentas han optado por convertirse en maquinarias de corrupción, que permiten acumular en uno, dos o tres años riquezas que luego se lucen sin recato.

Sin embargo, es justo recordar que Guatemala ha recobrado sus esperanzas y sueños de mejora, lo que, en buena parte, se ha logrado gracias a la confianza que inspiran Arévalo y Herrera, en quienes la comunidad internacional también cree y apuesta. Esperemos que este sea el principio de una labor de puertas abiertas, que comunique sus satisfacciones, pero, más aún, los hechos que le devolverán al pueblo lo que le pertenece.

Fuente: Diario de Centro América