Fue el látigo de Donald Trump. Desde la dirección de la Oficina de Ética del Gobierno de Estados Unidos, Walter Schaub, se convirtió a principios de año en uno de los pocos funcionarios públicos que se enfrentó públicamente al presidente y le exigió que se deshiciera de su imperio empresarial para acceder al cargo. Una petición a la que el magnate republicano, con una fortuna de 3.700 millones de dólares, no hizo caso y que ahora, tras una larga serie de forcejeos legales, ha terminado con la dimisión de Schaub. “Dada la actual situación, no hay mucho que pueda hacer en la Oficina. Las últimas experiencias muestran que es necesario que el programa ético sea reforzado”, dijo.

La salida del director de la Oficina Ética muestra la convulsión que ha causado Trump en la Administración. Schaub, de 46 años, fue elegido por Barack Obama en 2013 y su mandato no vencía hasta 2018. Pero como ya ocurriera con el director del FBI, la tensión interna le ha arrastrado hasta un punto de no retorno en un gobierno que, con un patrimonio conjunto de 12.000 millones de dólares, es el más rico de la historia reciente de Estados Unidos. “ El deber de la oficina es proteger el principio de que el servicio público es un bien público”, señala crípticamente en su breve carta de dimisión…

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