Un amigo me ha comentado, antes de que se dieran a conocer las cuatro quintetas, de los aspirantes a Consejeros del Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE), palabras más, palabras menos que John Ackerman le daría la lista de palomeados a los legisladores de morena para tales nombramientos, que el académico de la UNAM, se había convertido en alguien muy poderoso.

Tratando de abrir el dialogo ante tanta seguridad, le respondía que me parecía que más bien su trabajo era convencer a los otros integrantes del Comité Técnico de Evaluación, integrado ex profeso, se me hacía muy difícil pensar que, por ejemplo José Roldán Xopa, académico del CIDE, acataría una imposición por el estilo.

Y lo digo, no porque considere a Roldan alguien impoluto, y menos lo contrario, sino porque la postura política-ideológica que percibo en él me parece totalmente opuesta a la de Ackerman.  Más cercana a la de Diego Valadez, otro miembro de ese comité. De hecho, una postura, como la de la mayoría de los integrantes, oculta bajo una supuesta pulcritud académica o intelectual; y aparentemente apartidista.

Desde luego con esto que afirmo no quiero descalificarlos, sino sólo acercarme, críticamente, o sea con libertad de pensamiento, a una descripción general  de ellos.  Personas acostumbradas a un ecosistema exclusivista y ortodoxo.

Así, pienso, o más bien considero, que el problema que tenemos en estos espacios de la intelectualidad, es que seguimos analizando con viejos paradigmas.  Como antaño tales designaciones respondían más bien a una lógica de cuotas (y cuates se dice coloquialmente) partidistas, nos resistimos a creer que eso ya no será de esa manera.

Pero no reparamos en pensar en de qué otra manera podría ser.

Lamentablemente, en el debate abierto por la conformación de las quintetas, por la inconformidad de Ackerman con ello, las descalificaciones van por delante, en lugar de pensar que son posturas políticas (no de grilla) distintas.  Que las acusaciones mutuas de que el otro miente no abonan a comprender la complejidad de la tarea encomendada, por cierto de manera honorífica.

En tal sentido considero vale la pena apostar porque el resultado final, es decir la designación de los nuevos Consejeros, será, la más óptima, es decir la de funcionarios públicos honestos.

Consejeros que entiendan que no podemos seguir con una organización y administración (que no es lo mismo) de los procesos electorales onerosos y en constante duda en cuanto a su limpieza.

Burócratas electorales en lugar de gente comprometida con la democracia.

Aunque parece que todo puede complicarse ante la inconformidad de algunos aspirantes que  entiendo han recurrido o recurrirán a las instancias legales, por un lado; y por otro el posicionamiento político de más de sesenta diputados de la fracción mayoritaria y sus aliados, en el sentido de rechazar las quintetas al aducir principalmente que no se integraron por consenso.

Mientras en la contraparte, tanto legislativa como mediática, argumentan que todo se hizo en el marco de la legalidad.  Y que la Constitución es clara en su artículo 41 al señalar que lo que procede es que las dos terceras partes de los legisladores presentes en su plenaria elijan a cuatro de esas veinte personas y en caso de no lograrse se designen por insaculación, es decir dejándolo a la suerte.  Y si tal cosa no se cumpliera en la cámara de diputados a más tardar el 22 de julio próximo,  entonces tal sorteo sería realizado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

El debate seguirá estos días y pienso que desde ambos bandos no se están tendiendo puentes de entendimiento.  Por un lado el oficialismo tiene identificado al enemigo, de la 4T, dicen y no le dan el mínimo crédito a ninguno de los veinte propuestos.  Los del otro lado se sienten con el juego a su favor en su “defensa del INE”.

Mientras, la ciudadanía ausente de la querella, y el pueblo en general, ricos y pobres, chairos y fifís, estamos más preocupados porque día con día vemos a más conocidos infectados por el SARSCOV-2.

Opino que morena jugó mal desde la integración del mencionado Comité Técnico de Evaluación.  Pocas miradas críticas al oneroso INE que tenemos, estaban ahí.  Una mayoría que a la luz del día se ha manifestado como críticos (para no llamarlos detractores, y se ofendan) del presidente López Obrador y su gobierno impusieron su visión.  Me los imagino poniéndole tache a aquellos aspirantes que cuestionaban el estado de cosas en ese órgano electoral, e incluso descartándolos de antemano, con el argumento de que no tenían “técnicamente” la capacidad o no eran idóneos.

Veremos qué pasa y estaremos atentos al desenlace, porque si con Consejeros como Baños, Murayama o el propio Cordova una amplia mayoría ciudadana logró el triunfo en las urnas el 1 de julio de 2018, los del 2021 y el 2022 pueden ser réplicas del mismo sismo.

Por: C. Cirio R.

Fuente: Contraopacidad