Dos discursos políticos tanto de fondo como de forma se presentaron ayer en el Senado con los posicionamientos partidistas y particulares previos a la designación y toma de protesta de Luis Raúl González Pérez como nuevo Presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.

Nuevo Ombudsman repetimos bajo el efecto loro, sin pensar mucho en el origen etimológico del término, atreviéndonos incluso a hablar de ombudsperson disque para quitarle una no muy clara connotación machista. Aunque quizá lo más sano sería pensar, desde la tradición española, en el “Defensor del pueblo”.

Cuya llegada por cierto para algunos especialistas como el director de la revista El mundo del abogado, Ángel M. Junquera, sería benéfica, dijo hace unos quince días.

Pero decíamos que en dos sentidos se pronunciaron los senadores al finalizar el procedimiento legislativo de esta designación.

En cuanto al fondo tuvimos aquellas palabras que desde el oficialismo, hablan de fortalecer, consolidar y verbos afines, como si todos los cuestionamientos que instancias internacionales y organizaciones de la sociedad civil hacen ante la deficiente defensa, para no decir violación, de los derechos humanos que impera en el país; teniendo como telón lo ocurrido en Iguala, en Tlatlaya y tantos rincones más de nuestra geografía nacional.

Mientras por otro lado las voces de las distintas oposiciones que, en su papel, cuestionan los resultados que la CNDH hasta ahora nos da, especialmente del titular saliente convertido en el villano favorito del tema y el momento. Cuestionamientos que van desde ocurrencias como la que habría propuesto la Senadora por el PAN Adriana Dávila de que se cree un “observatorio de seguimiento a las acciones del nuevo titular de la CNDH” (como lo tuiteo en su cuenta del microblogin), como si eso no fuera parte de su trabajo como Secretaria de la Comisión de Derechos Humanos en el propio Senado; hasta la posición crítica e informada del PRD con la Senadora Dolores Padierna como su vocera quien afirmó, sin que hubiera refutación alguna desde luego, que “el nuevo titular… recibe una institución seriamente dañada en su credibilidad e incapaz de cumplir la encomienda que tiene asignada en nuestra democracia.”

Y respecto a la forma son las combativas y peculiares acusaciones de Layda Sansores, en el sentido de que se estaba simulando al discutir un dictamen para presentar una terna, si la decisión estaba tomada de antemano, las que por enésima vez cuestionan la transparencia, sobre todo de la decisión final, de casos similares.

A pesar de todo lo que desde la tribuna pueda decirse por los propios involucrados, es evidente que el ideal de que tales designaciones se den a la vista de todos, sigue un poco lejos. Desde luego tratando de no caer en el mito reyeseroliano de que la forma es fondo, siempre como que quedan dudas de que haya sido la mejor decisión.

Detalles como el de depositar un voto secreto en una “urna transparente” y no de manera nominal en el tablero electrónico, no permiten al ciudadano común ver por quién vota el o los representantes de su estado o del partido con el que se siente representado. Incluso para quien pudo haber destinado tiempo viendo la transmisión por el Canal del Congreso, puede resultar un tanto cuanto frívolo ver a los legisladores posar para la foto al depositar su cédula de votación.

Por eso es muy importante el esfuerzo que Artículo 19 y Fundar hacen al instrumentar la plataforma o sitio en internet denominado “Designaciones públicas”. Modestamente planteado como un “observatorio ciudadano”, respecto al caso, por ejemplo destaca que en un sondeo realizado ahí (que en su momento señaló que pudo haber sido “hackeado”), que en general para todos los aspirantes las opiniones negativas eran mayores que las positivas. El ahora Presidente de la CNDH habría recibido sólo 27 de estas y 132 de aquellas.

El sitio en estricto promueve la transparencia, que casi siempre las instancias públicas responsables de las designaciones, obstaculizan. Por ejemplo uno puede ver ahí los documentos que se producen durante el proceso o los perfiles de las personas que están compitiendo por el cargo en disputa. Además de encontrar ahí planteamientos de expertos sobre el proceso específico que se sigue, por ejemplo en este caso Miguel Moguel señala en un video que todavía falta mucho para que esta designación haya participación ciudadana.

Vale alertar por lo tanto que Senadora Sansores en su alocución por ejemplo señalaba que aun siendo ella Secretaria de la Comisión encargada del proceso técnico de designación tenía claro, cosa que ocurrió, antes de que se diera la votación en el pleno, quien iba a ser designado y que para ello le bastó recibir una llamada telefónica y leer un periódico. Y en efecto los medios adelantaban desde la mañana el desenlace porque la información de los diferentes grupos parlamentarios se filtraba como tradicionalmente ocurre.

Esos resquicios de opacidad en procesos como estos, siguen haciendo que se manifiesten dudas sobre su transparencia. Sin embargo parece que estamos en la ruta para perfeccionar los procedimientos que den mayor claridad y por lo tanto legitimidad a los designados.

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