Desde que se la escuché en un foro, en la ciudad de México, en 2013 si no mal recuerdo.  La idea, más que la frase me resultó atractiva.  En materia de transparencia, con “cruzar el rio de los cocodrilos”, se trata de que la gente sepa que la información pública tiene una utilidad para resolver nuestros problemas, explicaba Samuel Bonilla, activista de la iniciativa Transparencia para Todos.

La metáfora utilizada por Samuel, en un curso-taller para formar “usuarios” del Derecho de Acceso a la Información Pública (DAIP), es ilustrativa y por tanto clave, entiendo yo para socializarlo.

Antes de continuar con el tema quiero hacer un paréntesis para señalar que cuando hablamos de socializar, lo hacemos en los términos que la sociología nos permite cuando refiere que en la sociedad los individuos socializan, interactúan en grupos primarios, principalmente la familia, y grupos secundarios, como la escuela o el trabajo, en los que las personas conviven cotidianamente.  Por lo que cuando señalamos que se necesita socializar el DAIP, queremos enfatizar, aunque suene un poco radical o utópico, que necesitamos sea parte de la vida cotidiana, algo así como, podemos decir con sus reservas, que lo son el derecho a la alimentación, la salud o la educación.

Socializar el DAIP tendría que enfocarse a prever una situación muy común ahora.  Dice Samuel que luego de brincar muchos obstáculos cuando nos va bien, “Llegaremos así a la afortunada etapa en que algunos solicitantes obtendrán la información que habían solicitado. Los ciudadanos de a pie estarán sacando espinas de sus piernas y tobillos mientras leen y releen las copias de la documentación que recibieron. ¿Y entonces?”

Pasa que comúnmente no se sabe qué hacer con esa información, en bruto, permítanme el coloquismo, que recibimos. Entonces, ilustra Samuel, “Resulta que estamos ya justo en la orilla del río de cocodrilos. Es en este punto donde nos daremos cuenta que no en todos los casos el hecho de haber recibido la información solicitada representa por sí mismo un beneficio concreto y tangible. Y los problemas que queríamos resolver siguen igual. Alguien tendrá que darnos una noticia nada agradable: con esta etapa ha concluido el acceso a la información pública, y no hemos solucionado nada. ¿Y entonces? ¿Qué pasó con aquello de ejercer el DAIP para mejorar tus condiciones de vida?”

Procede cruzar el rio.  Pero eso no se ha divulgado, promovido o enseñado.  Los órganos garantes del derecho, en términos generales, no han pensado mucho en esto.  No está dentro de sus facultades u obligaciones.  Se han limitado hasta ahora, a divulgar y promover el ejercicio de este derecho humano fundamental, pero no trasciende a socializarlo, o sea a posibilitar que todas las personas, desde los niños,  palpen beneficios concretos.

Catorce años lleva en esta lucha Transparencia para Todos, con Samuel Bonilla al frente.  Nos lo notificaba el fin de semana pasado vía su cuenta de twitter (@transparatodos).  Hace dos años en un artículo, Juan Estrella celebraba el dodecaedro de años destacando dos cosas, uno, los más de 44 talleres realizados en cinco estados del país, así como conferencias en 13 ciudades del mismo.

Y en buena medida todo esto a contracorriente.  Nunca he escuchado a Samuel quejarse, pero sí hemos unido nuestra voz a la suya cuando la levanta para exigir atención a la labor que viene realizando y también cuando reconoce el apoyo o la escucha de comisionados como Lulú López Salas de Durango o el propio Joel Salas del inai.   Vía twitter, recuerdo que recomendaba que lo escucharan en este último y con beneplácito recibíamos la apertura del Comisionado Salas.  Supongo que fue así, puesto que como lo informa Estrella, en el texto mencionado en el párrafo de arriba, su opinión fue tomada en cuenta para redactar tres apartados del artículo 54 de la Ley General de Transparencia y Acceso a la Información Pública, referida a lo que pueden realizar los órganos garantes en el ámbito de la “Cultura de transparencia y apertura gubernamental”.  Les recuerdo el  VII: “Desarrollar, programas de formación de usuarios (negritas y cursivas nuestras) de este derecho para incrementar su ejercicio y aprovechamiento, privilegiando a integrantes de sectores vulnerables o marginados de la población;”

Entiendo, por lo que Lulú López Salas, le comenta a Samuel vía twitter, que un programa nacional de socialización se está construyendo en el Sistema Nacional de Transparencia.  Esperamos verlo pronto materializado y que de alguna manera sirva para la elaboración de los propios en las entidades federativas.

En vía de mientras le mando un abrazo a Transparencia para Todos por estos catorce años de lucha.

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