Por: María Marván Laborde
Desde que el Presidente tuvo la feliz ocurrencia de decir que el problema de corrupción era un problema cultural, y que todos escuchamos que, por ende, carecía de solución, las disertaciones sobre la corrupción pueblan páginas enteras y los políticos no se cansan de hacer promesas políticamente correctas.
Revisemos algunas de las noticias de la semana. La primera que parece alentadora es el anuncio de la Contraloría del Distrito Federal con relación al desastre de la Línea 12 del Metro. 33 funcionarios inhabilitados, multas que suman cientos de millones de pesos. La severidad de los castigos a los funcionarios públicos contrasta con el silencio de la Contraloría en lo que hace al consorcio de constructoras responsables de la construcción, conformado por ICA, Carso y Alstom.
Si analizamos la lista de irregularidades, hay fallas de ingeniería, malas decisiones financieras, abogados torpes que no revisaron la autenticidad de algunos documentos; no hay manera posible de presumir la inocencia de las empresas implicadas ni de los ejecutivos que en ellas laboran. Dice el dicho: “Se necesitan dos para bailar tango”.
2) Esta semana tenemos la promesa de transparencia y rendición de cuentas por parte de Beltrones, presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados; simultáneamente Miguel Barbosa, presidente del Senado de la República, nos asegura que el Senado será una caja de cristal. ¡Por fin! ¡Habrá transparencia en el Congreso!
3) La propaganda gubernamental que anuncia las carretadas de inversión extranjera que entrarán al país en virtud de Reforma Energética no se cansan de repetir en los spots la palabra transparencia. Sin embargo, no se tomaron medidas legales consideradas indispensables por expertos para prevenir posibles actos de corrupción. No se contempla por ningún lado la figura de la responsabilidad penal de las empresas a pesar de las sugerencias hechas en tiempo y forma por Eduardo Bohórquez, director de Transparencia Mexicana.
4) Los anuncios de desarrollo de infraestructura hechos la semana pasada son, por decir lo menos, impresionantes. Un megaaeropuerto para el cual ya se adquirieron más de cuatro mil hectáreas por la Federación, trenes rápidos del DF a Toluca y a Querétaro, además del transpeninsular Yucatán-Quintana Roo, billones de dólares de inversión en desarrollos que trascienden el sexenio.
¿Qué constructoras se encargarán de estos desarrollos? Es difícil imaginar que no vayan a participar ICA y Carso. Conclusión: la corrupción y la falta de transparencia son decisiones sistémicas que toman conscientemente los actores políticos. Es indispensable pensar en la articulación de un conjunto de instituciones que afronten el problema. La Red por la Rendición de Cuentas propone su Programa Especial de Rendición de Cuentas (PERC) con una visión integral que incluye desde la prevención hasta la sanción. Si el Presidente considera que la corrupción es un problema cultural, tiene el deber de proponer, exigir y echar a andar una solución compleja que, hoy por hoy, no está en el proyecto de fiscalía anticorrupción que está congelado en el Poder Legislativo.
Nobleza obliga: La semana pasada acabé mi artículo deseando estar equivocada con relación a la elección del PRD. Para fortuna del país, me equivoqué, haré un balance de la misma una vez que el INE entregue resultados finales el 19 de septiembre.
Fuente: Tiempo en Línea