Como si fuera un guion ya preparado, una puesta en escena mil veces ensayada, la narrativa del fraude electoral se teje actualmente desde el poder para pelear en las calles lo que no se ganará en las urnas. La enorme diferencia y el gran riesgo esta vez es que, si antes se hizo de manera pacífica y desde la oposición, ahora se hace desde un gobierno que no parece tener límites. Un gobierno que puede echar mano del monopolio de la fuerza del Estado.

El episodio protagonizado por “el Toro” Salgado Macedonio en donde profirió amenazas directas a siete consejeros del órgano electoral nacional y amagó con un llamado al motín, merecía una relación mucho más enérgica por parte de las autoridades de este país. Lo que encontró fue un tuit de la secretaría de Gobernación y la complacencia por parte de sus compañeros de partido.

Fuente: El Universal

Por: Lourdes Morales