Política y corrupción, el déjà vu mexicano
La moral es un árbol que da moras o sirve [...]
La moral es un árbol que da moras o sirve [...]
Más de 300 millones de pesos es la suma que, [...]
Víctor Leonel Juan MartínezComentarios en la presentación del libro Educación, [...]
El Informe “Democracia Electoral y Pueblos Indígenas en América Latina” [...]
A Francois Lartigue. In Memoriam Muchas críticas ha recibido la [...]
En La vuelta en U, guía para entender y reactivar [...]
Un problema básico que enturbia la redefinición de esta nueva relación, es el planteamiento reduccionista de que el gobierno está obligado a pagar, sin consideración alguna, la publicidad a los medios; argumento simplista es que dada la precariedad en que subsisten los medios oaxaqueños (o la mayoría de ellos) requieren de los recursos públicos para subsistir y cumplir así con su función.
El sábado 17 de noviembre, se inició formalmente el proceso electoral 2012-2013; el primero después de la alternancia en el gobierno del estado; con la mayor pluralidad política en la historia el Congreso local así como en los ayuntamientos oaxaqueños. Es el primero también que conduce el Consejo General renovado el año pasado. Y se habrá de jugar con nuevas y más acabadas reglas, tras la reforma electoral del pasado mes de agosto.
En 1999, un año antes de la alternancia en la presidencia de la República, Jesús Silva Herzog-Márquez, alertaba de los riesgos de la transición a la mexicana (El antiguo régimen y la transición)que en lugar de encaminarse a una instauración democrática, terminara en una mutación del autoritarismo y de los vicios del viejo régimen.
En el acelerado primer año de la alternancia en Oaxaca, las altas expectativas creadas para que ésta se convirtiera en una transición democrática se han visto frustradas. Las inercias autoritarias, la antidemocrática cultura política de los distintos actores de la escena oaxaqueña, han devenido en un sui géneris bonapartismo, alentado por los otrora principales impulsores del cambio político.