Los mexicanos no éramos pesimistas, nos hicieron. Hoy pasa por ingenuo aquel que valore el futuro con esperanza. Sobre todo, entre las clases más poderosas, ser optimista en estos días es de tan mala educación como comer con la boca abierta o mantener los codos sobre la mesa.
Y, sin embargo, hay razones para rebelarse ante el estado de ánimo derrotista. Si bien resulta difícil hacer predicciones para el año que viene, un largo número de pistas permite predecir que la próxima década será alentadora.
En cualquier escenario nuestra principal fortaleza está colocada en los recursos humanos: para dentro de diez años seremos uno de los diez países con mayor población en el globo, y aún más interesante, la gran mayoría de los habitantes estarán en edad plena para trabajar y producir.
Amanecimos este año de 2020 alrededor de 127 millones de personas y la edad promedio en el país ronda los 28 años y ocho meses. Para enero de 2030 cabe calcular que seremos 140 millones de habitantes y la media de edad andará en los 34 años y tres meses.
Son pocos los países que, para 2030, podrán presumir la combinación armoniosa de los dos factores: población abundante y numerosa fuerza laboral.
Naciones como Francia, Inglaterra o Japón, que hoy son potencia mundial, contarán dentro de un decenio con poblaciones de talla grande, pero una buena parte de sus habitantes habrán, para entonces, optado por el retiro.
Medido sólo por el tamaño de su población, México ocupa en el 2020 el lugar 11 entre todos los países del orbe; atendiendo a esta misma variable, para el 2030 estaremos ubicados entre el octavo y noveno lugar.
La profecía coincide con proyecciones que existen a propósito de la riqueza producida por la economía mexicana: medido por nuestro PIB, hoy también ocupamos el lugar 11, pero, dentro de un decenio, estaremos ubicados entre los nueve países más poderosos del globo.
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Fuente: El Universal
Por: Ricardo Raphael