Este artículo aborda la relación entre los conceptos de Accountability Social y Accountability Educativo. El análisis de las similitudes, diferencias y tensiones entre estos dos conceptos distintos puede fortalecer la participación ciudadana para la mejora educativa al identificar la gama completa de actores y procesos en la toma de decisiones que influyen en el éxito o fracaso de la política educativa más allá de los maestros.

Al implementar mecanismos de Accountability Social (AS) en el campo de la educación, nos encontramos con dos particularidades: 1) son muchos los actores que participan en la educación, dificultando la identificación precisa de responsables y responsabilidades, y 2) en el campo de la educación existe el concepto de Accountability Educativo (AE) que se refiere a la serie de mecanismos para hacer responsables a las escuelas y a los maestros por sus resultados educativos, por medio de la generación y difusión de pruebas estandarizadas que motiven al cambio y la mejora continua.  ¿Son compatibles las aproximaciones de AS y AE?, ¿Cuáles son sus diferencias y semejanzas?, ¿Qué efectos generan estas diferencias en la construcción de soluciones a la crisis de la educación?

Por medio de un análisis comparativo, y profundizando en el caso mexicano, se concluye que tenemos que ver más que la punta del iceberg. La perspectiva de AE es insuficiente, y a veces contraproducente, para el mejoramiento educativo porque posee una serie de sesgos que se centran en los síntomas más que en las causas de los problemas estructurales relacionados con el bajo nivel educativo. Estos sesgos incluyen 1) la reducción de los criterios de éxito de las políticas educativas a los resultados de las evaluaciones estandarizadas, 2) el poco interés en el monitoreo y seguimiento a políticas que se enfoquen en las características de los estudiantes y los factores socioeconómicos en comparación a la responsabilidad que adquieren los maestros en los resultados educativos, 3) la concentración de consecuencias en la última cadena de interacción–maestros y escuelas–que afecta a la comunidad educativa en su conjunto, y 4) dificultades para movilizar a la ciudadanía en torno a la demanda de una mejor educación. La escuela y los maestros son los principales proveedores de los servicios educativos, pero su desempeño no es la única causa del éxito o fracaso educativo.

Por  ello,  necesitamos  construir  una  visión  ampliada  de  Accountability  Social  en Educación  (ASE),  basado  en  una perspectiva de Derechos Humanos, donde todos asumamos nuestra responsabilidad, dentro y fuera de las escuelas que permita al menos tres cosas: 1) generar criterios de éxito amplios y justos para valorar la política educativa, utilizando diversas metodologías de evaluación y usando los resultados para generar retroalimentación formativa; 2) identificar mejor responsables y responsabilidades, centrándose en aquellos factores que favorecen la equidad y calidad: aumentar la motivación de los alumnos por aprender, disminuir el peso de las desigualdades socioeconómicas y generar escuelas y  maestros  más  solidarios;   y  3)  el involucramiento  de  ciudadanos  para  lograr  mejores  aprendizajes,  asegurando el involucramiento de todos los actores, la construcción de relaciones de confianza mutua, y complementando el acceso a la información local con el seguimiento de políticas a lo largo de la cadena de decisiones.

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