He sido usuaria del Poder Judicial desde hace 27 años, conozco de primera mano las cosas buenas y malas que se viven en los juzgados, por lo que puedo decir que habría muchas cosas que podrían mejorarse, muchas áreas de oportunidad, pero con conocimiento de causa puedo afirmar que la reforma al Poder Judicial que se está proponiendo no atiende los problemas existentes y solo está encaminada a crear nuevas problemáticas en perjuicio de todos los ciudadanos.

Al presidente le estorbó la ley durante todo su sexenio, muchas de las cosas que quería hacer fueron frenadas tanto por la Suprema Corte como por los juzgados federales, porque eran en contra de la Constitución.

“No me vengan con que la ley es la ley” fue una frase que dijo y que vivió con su conducta. Imponer su voluntad sobre las disposiciones legales fue el eterno juego de venciditas que se la pasó intentando.

Las Constituciones tienen como un papel elemental el acotar al poder, y ese control constitucional lo lleva a cabo el Poder Judicial, a AMLO lo tuvieron que controlar muchas veces y ahora pretende una venganza contra los que le impusieron la ley y una sumisión política de aquí en adelante.

El Poder Judicial debe trabajar de una manera técnica y no política, no pueden tener la carga de ser populares pues esto contaminaría sus decisiones. Las resoluciones deben estar apegadas a la ley, no a lo que el poder político necesite o las aclamaciones populares, que fácilmente pueden pedir que se suelte a Barrabás en lugar de a Jesús.

Los jueces deben llegar a su cargo por mérito, con un respaldo de estudio y trabajo bien hecho, no deber su nombramiento a ninguna fuerza política, ni a grupos empresariales y mucho menos delincuenciales.

Deben ser autónomos de cualquier ideología, fieles solamente a la Constitución y las Leyes. El modelo de designación que se propone obligará a jueces a candidatearse, eso implica recursos económicos que generarán gratitud y fidelidades a quienes hayan financiado sus campañas legal o ilegalmente.

El Poder Judicial Federal nos defiende y nos garantiza que los gobernantes no excedan su poder, no sean arbitrarios ni injustos.

En todos los niveles de gobierno se ven excesos y abusos de poder atropellando la propiedad privada, haciendo clausuras indebidas, negando permisos sin fundamento, haciendo dobles cobros, etcétera.

Ante el poder enorme del gobierno la defensa que tenemos cada uno de nosotros es acudir al Poder Judicial. Entonces para que les quede claro, si los jueces, ministros y magistrados se deben al poder político, ahí se termina la posibilidad de tener alguien que nos defienda.

“Que todo aquél que se queje con justicia, tenga un tribunal que lo escuche, lo ampare y lo defienda contra el arbitrario”, fue esta una frase de Morelos, que está a punto de quedar vacía pues no habrá entonces ya, quien nos defienda del arbitrario.

Fuente: Milenio