En su discurso de toma de posesión el presidente de México formuló una serie de promesas, las cuales contenían las acciones que desarrollaría y la forma de gobernar que tendría. La quinta promesa decía textualmente “Habrá un auténtico estado de derecho, tal como lo resume la frase de nuestros liberales del siglo XIX: Al margen de la ley nada, y por encima de la ley nadie.” El viernes pasado con una actitud rebelde y retadora dijo en su conferencia mañanera “Por encima de esa Ley (de transparencia) está la autoridad moral y la autoridad política” Primer acto, se promete “nadie por encima de la ley” segundo acto se declara, “por encima de la ley está la autoridad moral y política” la obra se llamó otra promesa rota, no hay un auténtico estado de derecho.
Independientemente a la promesa incumplida del presidente, la Constitución señala el derecho humano que tenemos todas las personas a la protección de nuestros datos personales, la ley de la materia lo detalla de manera precisa, obligando al cuidado y no publicación de los datos personales de nadie, y la autoridad moral y política no es una excepción. Una de las funciones principales de las Constituciones es justamente controlar al poder, ponerle límites, proteger a todos los individuos, de cualquier exceso en el que los gobernantes puedan o quieran incurrir. La Constitución los obliga a contenerse, por lo que decir que la autoridad política supera a la Ley es un contrasentido absoluto, es nulificar la Constitución.
El presidente se queja de que a los periodistas no se les puede tocar ni con el pétalo de una rosa, y es verdad, no se debe tocar a ningún periodista de ninguna manera. No se trata de una pelea callejera entre iguales. El periodismo está ahí para investigar, vigilar y exhibir las actuaciones del gobierno, y este puede ejercer derecho de réplica aclarando y explicando los reportajes, pero nunca, jamás puede atacar al periodista, hace eso es una violación absoluta a los derechos humanos. Se queja de que los periodistas se ponen del lado del poder político, este es un discurso gastado que usaba en sus tiempos de oposición, porque hoy, él es el máximo poder político del país y como tal debería comportarse. Vivir en un país donde no se respeta la ley, donde hay excepciones por autoridades morales o políticas nos coloca a todos en un total estado de indefensión, imagina que cualquier día, cualquier autoridad pueda violentar tu paz, tu integridad, tu patrimonio, tu libertad y te diga que no tienes protección legal porque por encima de tus derechos está su autoridad moral y política. Imagina que no tienes defensa porque la ley ya no es la ley.
Fuente: Milenio