El estudio de ‘The Economist’ confirma lo que aquí se constata día a día: que el ecosistema democrático en México vive bajo la amenaza autoritaria.
El semanario inglés The Economist elabora el índice de la democracia (Democracy Index), una medida sobre la situación global del estado de la democracia. Acaba de dar a conocer el índice correspondiente a 2023, que incluye la situación de 165 naciones independientes y dos territorios. Van cinco apuntes del panorama mundial y sobre México.
1. La clasificación. El índice de The Economist define a cuatro tipos de países. En 2023 identificó: a) 24 democracias plenas —con un índice superior a 8 en una escala de cero a diez—, b) 50 democracias débiles —índice mayor a 6 y hasta 8 puntos—, c) 34 regímenes híbridos —más de 4 y hasta 6—, y d) 59 sistemas autoritarios —con un índice de 4 puntos o menos—.
2. La democracia global, con mala salud. El índice muestra un empeoramiento de la democracia entre 2008 y 2023. El orbe fue de la ola democrática de las décadas finales del siglo pasado a una marea autoritaria durante los años en curso. La erosión se presenta, incluso, en países de una larga tradición democrática —Estados Unidos, Europa—, lo que lleva a la publicación británica a sugerir que el modelo democrático construido a partir del fin de la Segunda Guerra Mundial pueda no estar funcionando más.
3. México ya no es una democracia débil, sino un régimen híbrido. Nuestro país registra un índice de 5.14 puntos, siendo clasificado como un caso híbrido, donde hay prácticas aún democráticas que coexisten con rasgos propios del autoritarismo. Se trata de países con elecciones, pero con gobiernos que acosan a la oposición y a la prensa libre, con corrupción generalizada y un escaso Estado de derecho, aquellos donde la independencia del Poder Judicial se encuentra bajo amenaza, por ejemplo.
Democracias débiles son Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Panamá e incluso los Estados Unidos. Casos híbridos en América Latina son Ecuador y Perú.
4. México: del ascenso al deterioro. Por años, desde que arrancó el ejercicio de The Economist en 2006 y hasta 2020, México fue considerado una democracia débil. En 2021, a la mitad del sexenio de López Obrador, nuestro país vio degradada su categoría a régimen híbrido.
Sin embargo, hubo un momento previo en que la incipiente democracia avanzaba y se fortalecía. En 2006, México obtuvo un puntaje de 6.67 y para 2013 alcanzó 6.91 puntos. Luego inició un lento, pero continuo descenso (6.68 en 2014; 6.55 en 2015; 6.47 en 2016; 6.41 en 2017; 6.19 en 2018; 6.09 en 2019), hasta que se colocó por debajo de seis en 2021 (5.57). Después siguió el desgaste: 5.25 en 2022 y 5.14 en 2023. El declive democrático de México comenzó la década pasada, pero se agudizó con este gobierno, cuando se dio la más abrupta caída entre 2020 y 2021.
Como es evidente, México dejó de perfilarse hacia ser una democracia plena, situación en la que se sitúan solo dos países de América Latina: Costa Rica y Uruguay. En 2013, México estuvo a un punto y diez décimas en la clasificación de The Economist de ser una democracia sólida y, para 2023, su deterioro le acerca hacia las características de los regímenes autoritarios, de los que está a un punto y 14 décimas.
5. México también retrocede en el panorama internacional. En 2023, México ocupó el lugar 90 de 167 en el índice del The Economist. Incluso al interior de América Latina y el Caribe, nuestro país aparece rezagado, en el sitio 16 de 24, solo por delante de Honduras, El Salvador, Guatemala, Bolivia, Haití, Cuba, Venezuela y Nicaragua. Estos tres últimos son regímenes autoritarios y Haití es un país en situación de colapso. Para hacerse una idea de qué significa estar en el lugar 90, baste decir que en 2010 la misma métrica ubicó a México en el lugar 50 del mundo, así que en menos de una década y media el retroceso ha sido mayúsculo.
La metodología usada por The Economist puede ser objeto de revisión y crítica, pero sus hallazgos básicos no deberían ignorarse: la democracia mexicana retrocede en el plano internacional y, más grave aún, empeora frente a sí misma.
El estudio de The Economist confirma lo que aquí se constata día a día: que el ecosistema democrático en México vive bajo la amenaza autoritaria, que a través de la polarización daña la cultura política, busca asfixiar al pluralismo, a la independencia de poderes y las libertades civiles.
Con todo, este domingo 18 en las plazas del país se volvió a demostrar que México tiene como su principal capital democrático a una ciudadanía activa, comprometida con sus derechos y libertades.
Fuente: El Financiero