En una democracia funcional, donde los poderes se hacen contrapeso unos a otros, donde los legisladores efectivamente escuchan las inquietudes y necesidades de sus representados, el ejecutivo administra y ejecuta las direcciones que recibe y los jueces emiten sus sentencias basadas en lo que señala la ley no hay espacio imaginable para que exista interferencia en las funciones de uno de los poderes con el otro.
Lamentablemente lo que aquí tenemos por ahora es un poder legislativo totalmente sometido a las órdenes y deseos del presidente de la república donde tienen su actuar condicionado a no cambiar ni una coma a las iniciativas que reciben desde presidencia, no importa que no tengan ni pies ni cabeza, no importa que vayan en contra de la constitución y tampoco importa si para pasarlas es necesario brincarse los procesos parlamentarios y sacarlas, sin estudio, sin discusión, en una sede alterna y en medio de la obscuridad de la noche. El Presidente lo que administra realmente es la eterna campaña política en que nos tiene metidos desde hace 5 años, y no le importa quebrar al Estado con pensiones y becas insostenibles, total el de atrás paga, por lo pronto compra gratitud y votos, ya que los gobernantes futuros se arreglen a ver como pagan toda la deuda.
Los jueces se han convertido en el último lugar de dignidad para el Estado, la mayoría de ellos son personas estudiosas, dedicadas y muy trabajadores, la carrera judicial de verdad es una carrera de resistencia.
El Presidente de la República platicó de manera jocosa en una mañanera de la semana pasada que, para evitar la declaración de inconstitucionalidad de la ley que pretendía transferir la guardia nacional al ejército, había ido a hablar con los Ministros de la Suprema Corte de la Nación, textualmente dijo “Hablé con dos ministros, porque sabía yo que tres iban a apoyar pero faltaba uno, y hable con dos, -si como no-, les expliqué esto no es un asunto personal esto tiene que ver con la seguridad que tanto le preocupa al pueblo, no podemos jugar con esto, ayúdenos. ¿Saben qué? ¡Votaron en contra! y se vino abajo la ley, unos traidorzuelos”. Estas son las palabras textuales del presidente.
El ministro Gutiérrez Ortiz Mena lo dijo atinadamente “El Poder Judicial no está destinado a dar gusto a las mayorías o al poder en turno sino a la Constitución”. No merecemos que el Presidente viole la autonomía judicial, no merecemos que ningún juzgador le dé la espalda a la Ley para abrazar un modelo político y mucho menos que se llame traidorzuelo a quienes defienden nuestra democracia. Una y mil veces, la ley sí es la ley.
Fuente: Milenio