Es necesario ver más allá de ambiciones particulares por el futuro del INAI y por su papel en la defensa de los derechos que se tutelan

Ayer 10 de diciembre se renovó la Presidencia del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI). Ante la falta de unanimidad, la anterior Comisionada Presidenta hizo uso del voto de calidad para llegar a un acuerdo.

Durante toda mi trayectoria profesional he sido congruente. Y precisamente por esto –y porque los disensos son parte de toda democracia– considero que la persona que tome las riendas del Instituto debe tener la solvencia ética y moral suficientes. Es necesario ver más allá de ambiciones particulares por el futuro del INAI y por su papel en la defensa de los derechos que se tutelan.

Nadie puede estar por encima del cambio que necesitamos. El INAI debe renovarse y atender las denuncias que desde mi llegada he venido haciendo una y otra vez. Por ello, presenté en la sesión de Pleno de ayer las carpetas con las denuncias que he hecho y se las entregué al nuevo Presidente, para que por vías institucionales se llegue a las sanciones correspondientes. Ojalá la historia ponga a cada quien en su lugar y el que la hizo, la pague.

Siempre he actuado apegada a mis valores personales, éticos y morales. Durante toda mi trayectoria profesional he sido congruente con lo que pienso y hago; esta vez no es la excepción.

A partir de ahora, el Instituto entra en una nueva etapa. Hago un llamado respetuoso a mis pares para que sigamos impulsando las áreas que coordinamos; mantenerlas en evolución constante, porque nuestro paso por el INAI es pasajero, pero nuestro legado perdurará. Asimismo, considero que hay múltiples cambios que deben implementarse para formar un Instituto más abierto, competente y austero que se vincule de mejor forma con todos los sectores sociales.

Es necesario hacer modificaciones para adaptarnos a una realidad que exige que seamos propositivos y prudentes. Podemos hacer más con menos. Es posible: implementar una reingeniería orgánica en el INAI que optimice funciones; fortalecer los comités de adquisiciones y de ética; reforzar la seguridad de la Plataforma Nacional de Transparencia y aprovechar al máximo su potencial; reducir al mínimo indispensable las erogaciones relacionadas con representación de comisionados en congresos o reuniones internacionales, entre otras mejoras.

Si algo hemos asimilado en los últimos meses –adversos para el INAI– es que este Instituto es fundamental para la democracia y los derechos humanos; por tanto, merece evolucionar. La sociedad mexicana defenderá los derechos tutelados por este órgano garante nacional en la medida en que impulsemos con mayor fuerza puentes de comunicación que muestren un Instituto abierto, competente, austero y que es pilar para sus derechos humanos básicos.

Desde que asumí mi cargo como Comisionada he informado mis actividades mes con mes, y siempre he defendido al INAI frontalmente ante la adversidad y las difamaciones. Que no quede duda que lo voy a seguir haciendo, porque nadie tiene derecho de atropellar este Instituto, ya que es una construcción democrática de las y los mexicanos.

Fuente: Heraldo de México