Es claro que todo aquello que desde la oposición condenó López Obrador severamente, ahora lo practica, incluso multiplicado. Repite el intento antidemocrático del propio Fox para descarrilar la candidatura presidencial de AMLO en 2005, con una treta legaloide, ahora AMLO con Xóchitl Gálvez, incluso violando él mismo la ley al ventilar información confidencial, lo cual está penado incluso con cárcel (pero para AMLO, la ley es papel higiénico).

Ante la caída en el terreno electoral de un meteorito llamado X, y que cambió la situación en Morena, el Frente Amplio e incluso en MC, y dada la reticencia de AMLO de que su partido pueda perder la elección presidencial (pues se le caería toda su farsa largamente trabajada desde su juventud, además de quedar a la intemperie legal), muchos suponen que hará lo que sea, legal o ilegalmente, lo que prende focos rojos sobre desórdenes mayores en la elección.

Desde luego, quienes lo han sugerido son acusados por AMLO y sus corifeos de golpistas, irresponsables, conjurados etc. Pero no está de más recordar lo que sucedió con Colosio para no descartar escenarios peligrosos en esta que será una elección muy conflictiva

Pero recordemos el caso Colosio. Al ser destapado, todo iba viento en popa. Nadie dudaba de un triunfo terso y seguro del candidato oficial. El surgimiento del EZLN fue el meteorito que cambió radicalmente las cosas. Centró la atención en otro lado y ya no en la campaña de Colosio; Manuel Camacho fue nombrado comisionado, pero con el tiempo legal suficiente para poder ser candidato presidencial.

Salinas jugó con ambas barajas generando confusión dentro y fuera del PRI. Colosio se vio obligado a distanciarse del discurso salinista ante el levantamiento zapatista que desnudó pobreza y exclusión de los indígenas. Tras un encuentro largo con Salinas en Los Pinos, Camacho salió casi flotando al día siguiente visitando al IFE y recomendando que Pedro Aspe se quedara en el gabinete; nada que ver con el conflicto zapatista. En una reunión en casa de un amigo común, Colosio comentó que “Camacho no tiene remedio”. Evidentemente seguía en la jugada.  Ante todo ello, cuento una anécdota personal; percibí que Colosio no llegaría a la Presidencia, pero no porque ganara el PAN o el PRD, sino por la conflictividad interna. No imaginé que lo matarían, pero sí que le pidieran la renuncia (cosa que, según me contó un allegado de él tiempo después, sí ocurrió, pero Colosio se mantuvo). Al pronosticar que Colosio no sería presidente, colegas, profesores y amigos me tiraron de loco, y algunos cruzaron incluso apuestas conmigo. No quise cobrarlas por no lucrar con una tragedia.

Por otra parte, no creo que haya sido casualidad que, tras buscar la Presidencia, el 22 de marzo por la tarde Camacho llamara precipitadamente a la prensa para anunciar su renuncia a cualquier aspiración presidencial, sin mayor explicación, tras meses de buscarla empeñosamente. “Casualmente”, al día siguiente asesinaron a Colosio, lo que no me lleva a pensar que el responsable fue Camacho, pues nada ganaba, sino que alguien de adentro le avisó para que se deslindara a tiempo y no lo culparan a él. Y desde luego, el asesinato posterior de Ruiz Massieu seguro estuvo vinculado con el mismo caso.

Ahora muchos analistas prenden focos rojos porque el ambiente está crispado, desordenado, agresivo, jaloneado, hay una aspirante opositora con gran potencial competitivo y un energúmeno en la Presidencia que difícilmente se resignará a que su partido pierda el 2024, pues su gran gesta histórica quedaría como un fiasco más, y en lugar de figurar al lado de Benito Juárez y Lázaro Cárdenas en el altar patriótico, quedaría bastante por debajo incluso de Echeverría en el lodazal de la historia. ¿Lo va a permitir AMLO quedándose con los brazos cruzados? Desde luego que no. ¿Hasta dónde podrá llegar? No lo sabemos a ciencia cierta, pero quieto no se va a quedar. Focos rojos, pues.

Fuente: El Universal