El desarrollo democrático y el proceso electoral que vive el país, transitan en medio de la confusión internacional provocada por las complicaciones del mercado petrolero, la desaceleración de las economías, los problemas financieros y los conflictos sociales y de salud, dificultades que se añaden al imperativo que tiene los partidos políticos de postular candidatos capaces de recuperar la credibilidad y confianza ciudadana, en la contienda electoral del 7 de junio en Hidalgo.

La clase política no acaba de entender que la lucha por el poder público no es un botín de corsarios para repartirse entre fieles amigos y parientes, a los que imponen mediante prácticas antidemocráticas y abusivas por sobre los perfiles que pueden garantizar el ejercicio de un buen gobierno.

Actualmente, los partidos políticos verifican que los aspirantes cumplan con los requisitos constitucionales e integran las planillas con los candidatos a presidentes municipales, síndicos y regidores; actividad que seguirá su curso hasta culminar con el registro de planillas ante el IEEH.

Más allá de esta formalidad, la ciudadanía espera que los miles de aspirantes que han manifestado su interés en ser postulados, piensen seriamente la responsabilidad que significa ser parte de un proceso electoral, que renovará el órgano de gobierno municipal, que es el Ayuntamiento.

Consecuentes con la importancia del proceso electoral, los ciudadanos exigen pericia curricular de los aspirantes; un programa de trabajo cuya horizontalidad permita el acceso de la sociedad a la toma de decisiones públicas; el compromiso de conformar un equipo de gobierno con profesionales y técnicos; acreditar capacidad para construir consensos, identificar prioridades y desterrar programas asistencialistas y ocurrencias disparatadas.

La contienda electoral debe abanderar acciones políticas, donde el compromiso de candidatas y candidatos asegure la vanguardia ciudadana y rompa con el modelo clientelista, el asistencialismo y la ineficiencia de gobiernos municipales laxos e inconexos con la demanda social.

El municipio desde su realidad local, puede contribuir creando oportunidades de desarrollo humano y productivo, que aporten estabilidad y gobernabilidad a las estructuras políticas nacionalespara construir la unidad nacional, porque “…es el único espacio desde donde se puede gobernar y sacar al país de este torbellino, que no anuncia nada bueno, al contrario, solo que se le agregue la polarización y la división.” Joaquín López Dóriga.

La ciudadanía exige vencer el pragmatismo político que ha debilitado a nuestra democracia. No pueden pervivir las tendencias polarizantes ni la división política, que han desgarrado el alma de nuestra sociedad y expandido la inopia política, como una cepa de virus que amenaza convertirse en la pandemia de nuestro sistema político.

Hemos visto gobiernos municipales débiles y disfuncionales, condición que no puede continuar porque socialmente están obligados a remontar la catástrofe económica, política y de seguridad, desigualdad, corrupción e impunidad, cuyos estragos han quebrantado la confianza ciudadana y su legitimidad.

En este contexto, la propuesta programática de candidatas y candidatos debe cohesionar los vínculos ciudadanos en el espacio municipal, construir unidad y transitar del subdesarrollo político y la invisibilidad ciudadana, a escenarios funcionales, dinámicos y vanguardistas, capaces de trascender el sistema de Ayuntamientos cerrados, que históricamente han perpetrado el genocidio político de la sociedad.

Las nuevas administraciones municipales deben tener en el centro al ciudadano y, como prioridades, el desarrollo humano y su dignidad; una Agenda Estratégica Integral, con propuestas, programas e iniciativas, que generen oportunidades e interacción pública; una planeación municipal que universalice como temas de interés público la estabilidad económica, el empleo, la superación de la pobreza, el combate a la corrupción e impunidad y la seguridad pública.

Esto implica que candidatas y candidatos deben encontrar la forma de resolver las cruentas asimetrías del ingreso de la población, la precariedad de los servicios como la recolección de basura, la infraestructura y equipamiento urbano y rural, así como el acceso popular a la salud, la seguridad pública, la educación y la cultura.

En un contexto de armonía social, eficiencia y eficacia, la ciudadanía tiene que participar atendiendo estos retos, y de manera organizada, coadyuvar a construir las diversas políticas públicas; a observar los procesos administrativos y el ejercicio de los presupuestos de egresos e ingresos; así como a evaluar los avances del bienestar social, la superación de la crisis de confianza y el desencanto público. Este es el mayor reto del proceso electoral.

El desafío de fondo sigue siendo el mismo: hacer de la horizontalidad y el asociativismo el capital político del Ayuntamiento, paraque como unidad funcional de patrimonio ciudadano, se desarrolle como vector proactivo y deliberante de la modernización municipalista.

Estas son las premisas que deben sobresalir en las propuestas de candidatas y candidatos para garantizar que la gobernabilidad democrática constituya un vínculo de cohesión social, capaz de superar los obstáculos que han primado en las estructuras municipales y para erigirse como gobiernos locales fuertes y decisorios de la voluntad ciudadana, capaces de concretar oportunidades sociales y de mejorar la gestión pública municipal.

En este cometido, la democracia electoral municipal es un elemento consustancial para que el sistema político local recobre la credibilidad y la confianza ciudadana. Es la radiografía del grado de adhesión, cohesión y empatía ciudadana con el quehacer público, que debería ser producto de la participación social encausada por partidos políticos, en su función de conductores sociales y articuladores de mecanismos proclives a la ciudadanización institucional.

El rediseño de la ingeniería electoral en Hidalgo, atraviesa por su prueba de fuego para construir una democracia eficiente. La conformación plural de los Ayuntamientos pueda generar mayor nivel de pesos y contrapesos; empero, al implicar el rechazo de lógicas sectarias o de grupo, exige un esfuerzo mayúsculo de Concertación Progresista para no debilitar los propósitos de un proceso político inédito del que la ciudadanía espera cambios y transformaciones.

Los nuevos Ayuntamientos reclaman que partidos, candidatas y candidatos, no ignoren que el gobierno sólo puede ejercerse con la participación armónica de los gobernados, que demandan el Derecho Humano a un Buen Gobierno, la rendición de cuentas y decisiones públicas que no se aparten del interés social. Ignorar esta condición implica que el dinamismo político local habrá dejado su lugar al acta de defunción de la democracia electoral. La prescripción es clara.

Agenda

  • La Organización Mundial de la Salud (OMS), declaró como pandemia el Coronavirus (COVID-19), por el alto grado de propagación y gravedad, así como por los niveles alarmantes de inacción. Por su parte, Donald Trump declaró a su país en estado de emergencia nacional y canceló la entrada a vuelos provenientes de Europa.

Por: Esteban Ángeles

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