El primer reporte semestral 2019 del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), deja un saldo rojo que cuestiona la brecha entre pobreza y desigualdad, sobresaliendo la concentración del ingreso y la precaria inserción del tejido social a las oportunidades y recursos del país.

Con preocupación, se advierte que la inequidad económica persiste, las políticas públicas de la actual administración en materia de desarrollo social carecen de resultados por la falta de crecimiento económico, la nula creación de empleos con salarios dignos, la carencia de capital educativo, y a un deficiente sistema de salud; anomias provocadas por la creciente austeridad republicana y los llamados ahorros presupuestales, con que se financian los diversos programas asistenciales.

Este escenario indica que lo que se requiere para garantizar el crecimiento económico nacional y mayores niveles de bienestar para los mexicanos, es la construcción de un paradigma de Nación y una política pública de fomento, condición que hasta ahora no atraviesa por la 4T, sino que se diluye y derrumba a través de la misma.

Es necesario ejercer el gobierno con un enfoque humano, no desde la retórica mañanera, sino desde la visión significada de la planeación democrática, como instrumento programático del Estado y elemento estratégico de la distribución equitativa de la riqueza y el ingreso, lo que va más allá de las pretensiones mesiánicas y personales.

En este contexto, resulta paradójico y contrastante que, de acuerdo al Secretario de Hacienda, Arturo Herrera Gutiérrez: “El país debe estar preparado para una recesión, ante los escenarios de tensión comercial internacional...” (https://bit.ly/2Mv3j1w) Mientras que el presidente López Obrador sostiene que “La economía de México está sólida, no tenemos un asomo ni de crisis, ni de recesión…”. (https://bit.ly/2mXQSkW)

Frente a estas contradictorias visiones del panorama económico nacional e internacional, se presenta el Primer Reporte de CONEVAL cuyas cifras de pobreza y desigualdad son crudas y fracturan las expectativas ofrecidas de transformar a la Nación.

Exhiben que no se ha hecho un arqueo sensato entre la pobreza y las oportunidades de vida de los ciudadanos, que continúa la creciente pauperización sin que hasta ahora exista una política integral de desarrollo social, que asuma que estamos en presencia de un flagelo que no se resuelve desde la retórica o la voluntad política, porque estas no son variables mensurables para solucionar el desamparo en que viven los mexicanos.

El Presidente López Obrador ha extraviado el rumbo y desconoce la trayectoria de la pobreza. Se ha enfrascado en el asistencialismo de Estado que tanto criticó en el pasado, sin poder impulsar el desarrollo regional y urbano como ejes sustantivos de polos de equilibrio económico, que abatan la pobreza y la desigualdad, mostrando la impericia del gobierno y la desafección política que hoy padecen los ciudadanos.

En este grave deterioro de la vida del tejido social, no existe convergencia de principios rectores claros para combatir la pobreza y la desigualdad. La austeridad republicana, en oposición a un ejercicio del gasto público oportuno y ordenado, ha suscitado estragos en la reducción del consumo y en las cadenas de valor económico, ya que la sociedad experimenta el menoscabo de su porvenir, al ver reducido el gasto del Estado.

De acuerdo al Alto Comisionado de los Derechos Humanos (ACDH), se advierte que “la pobreza no es sólo una cuestión económica; es un fenómeno multidimensional que comprende la falta tanto de ingresos como de las capacidades básicas para vivir con dignidad”, condiciones que han sido obviadas en los hechos de la concreción de la tarea pública en el actual gobierno.

En este espectro de marasmo político, ¿cómo enfrentar la visión mesiánica de la pobreza y la desigualdad?

Es necesario volver al análisis crítico, antes que los números del presidente López Obrador nos impidan trascender la espiral de la erosión económica de la cruda realidad social. Ello invita a cuestionar sus inexplicables versiones unilaterales, que no sólo discrepan con organismos internacionales, como la OCDE o el FMI, sino también con sus secretarios de Estado, que son censurados e incluso presionados o despedidos, cuando osan utilizar la inteligencia institucional como herramienta de conducción del gobierno.

¿Es necesario atravesar por el hambre y la penuria social para trascender a este laberinto de la soledad presidencial?

El cuestionamiento de fondo estriba en preguntarle al presidente López Obrador, por qué, en vez de utilizar la estrategia del avestruz, no acepta con humildad y sensatez que el pesimismo de la realidad puede convertirse en optimismo de la inteligencia, y con ello trazar una Agenda Nacional de Combate a la Pobreza y la Desigualdad, que desde la certidumbre del análisis económico y social, devuelva la dignidad perdida a los que menos tienen, sin recurrir al populismo asistencialista o a la quimera mesiánica de los recursos y oportunidades públicas.

Catastrófico resulta que en estados como Hidalgo, “… de acuerdo con el primer reporte semestral 2019 del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL)un millón 311 mil cien personas están en condición de pobreza en el estado, mientras que un millón 162 mil cien personas son vulnerables, en alguna de las carencias sociales, por lo que en promedio hay dos millones 473 mil 200 personas que no cumplen con los indicadores de bienestar social en el estado.” (https://bit.ly/2BydHzf) Esto es, que la cifra global de pobres y vulnerables, representa ¡el 85% de la población total del Estado!

En honor a la verdad, la 4T y los hacedores de milagros evidencian una impericia digna de La Divina Comedia, sólo que aquí el purgatorio es terrenal y la frágil línea de la sobrevivencia amenaza con mandar al inframundo a los pobres, no a las cifras de la pobreza con que cuenta el Presidente López Obrador.

Agenda

  • ¿La gente seguirá “feliz, feliz, feliz”, después de los graves acontecimientos de violencia-extorsión en Culiacán, Sinaloa? Claro que no. Fue evidente la disfuncionalidad del gabinete de seguridad pública; les faltó coordinación, comunicación interinstitucional, preparación e información estratégica. Los graves errores cometidos pusieron en riesgo a la población y mostraron la debilidad de la 4T, que fue obligado claudicar ante el cártel de Sinaloa, al liberar a Ovidio Guzmán López, hijo del Chapo Guzmán, lo que mostró el fracaso del Estado y provocó la crítica mundial.
  • Se publicó la llamada Ley Bonilla, que amplía de dos a cinco años el mandato del gobernador. Los partidos MC y PAN presentaron acciones de inconstitucionalidad ante la SCJN, quien podrá declarar su validez o invalidez, de acuerdo a los argumentos planteados.

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