Cumplido el primer aniversario de la elección del Presidente López Obrador, el escenario político se presenta adverso a las aspiraciones sociales por transformar la realidad del México rojo, en la república amorosa de la tierra prometida.

Ante esta circunstancia, es necesario ponerle una raya a la sumatoria de las acciones emprendidas y crear un espacio de reflexión y prospectiva, de lo que el tránsito de una izquierda encumbrada en el poder, depara a los ciudadanos.

Los datos duros de la marcha del gobierno han creado una realidad paralela, donde las cifras del Presidente López Obrador, que al refutar las generadas por organismos nacionales e internacionales, crean un abismal sospechosismo político.

Al denodado propósito de derrotar y extirpar las Reformas Estructurales emprendidas en el sexenio pasado, se une el epitafio de la ideología del Modelo Neoliberal que propició la corrupción e impunidad de los tlatoanis que causaron la pérdida del rumbo histórico del país. Pero paradójicamente, vemos como el espíritu protagónico del Presidente López Obrador lo refrenda en el púlpito mañanero, edificando el porvenir de la Nación desde un mesianismo populista.

Aquí, donde todo es miel sobre hojuelas, el Presidente crea su propia realidad y minimiza lo mismo el problema del sargazo, que el dedo levantado que impugna sus realizaciones; justifica la cancelación de obras a mano alzada; descalifica las recomendaciones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos; intimida y acuerda recortes presupuestales y la cancelación de programas sociales; o justifica la actuación de colaboradores indeseables.

Empero, las cifras de inseguridad se incrementan y erosionan la idea central de que la Guardia Nacional es el paladín de la justicia, que habrá de derrotar al crimen organizado y devolverá la tranquilidad a la ciudadanía y la estabilidad necesaria para asegurar los equilibrios sociales y económicos del país.

La fuerza protagónica del Poder Ejecutivo, parece que lo puede todo y se muestra omnipotente al señalar que, “…no hace falta modificar la Constitución, el Presidente de la República es el comandante supremo de las Fuerzas Armadas y asumiré la responsabilidad de atender de manera personal el grave problema de la inseguridad y la violencia”.

Esta retórica navega contra viento y marea. Abre las heridas causadas por un ejercicio de gobierno unidireccional, que con frivolidad reactiva e improvisaciones, sólo alcanza a maquillar la cruenta realidad en la que subyacen el descontento, la frustración, la desesperanza y el reclamo de actores políticos, económicos, sociales, culturales y religiosos, que señalan con razón la disfuncionalidad en la marcha del gobierno, que ni responde a una Agenda Pública, producto de la programación y planeación del Estado, ni brinda certeza ni seguridad jurídica.

Malestar que se agrava porque vivimos la era política del decálogo, que presenta las acciones del Presidente con anuncios ocurrentes, que al no aparecer programáticamente en ninguna parte, frustran el análisis, el seguimiento y la evaluación, e impiden juzgar lo que realiza o no el gobierno.

De acuerdo a los “datos del Presidente”, la realización de acciones sociales se multiplica. No obstante, la terca realidad evidencia que los recortes presupuestales han generado una crisis en el Sector Salud, donde a pesar de que el resabio es manifiesto y el riesgo para los derechohabientes es peligroso, no le impiden advertir que “…se garantizará el derecho al pueblo a la salud, a tener una atención médica y medicamentos gratuitos”.

En el análisis de las acciones económicas, las realizaciones han sido postergadas por un desorden en las políticas de gobierno, las cuales oscilan desde el Tren Maya, hasta la creación de la Refinería de Dos Bocas, condiciones a las que se suman el aeropuerto de Santa Lucía y el costoso chantaje arancelario de Trump, donde la viabilidad financiera del Estado Mexicano para brindar un apoyo incondicional de 30 millones de dólares y la esperanza de empleos y desarrollo humano para miles de migrantes, queda sobradamente cuestionada por la desaceleración de la economía nacional y la falta de creación de empleos formales.

La misma incertidumbre y pérdidas ocurren en torno a la inversión pública y privada nacional y extranjera, así como al comportamiento de la deuda pública frente a la cancelación del Aeropuerto de Texcoco, que derribó toda expectativa de crecimiento inmediato de la economía y generó un piso de “enemigos comerciales”, producto de medidas oscuras y lúgubres, apoyadas en una “Consulta Popular”, que día a día se ha vuelto más impopular.

En el recuento de los daños, la Reforma Educativa merece distinción aparte. Nada se ha logrado. Acorralado desde la trinchera de Palacio Nacional, el Presidente López Obrador tuvo que recular y transigir ante la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), que derribó los exámenes de aptitud académica de los profesores y logró que en su feudo, el cacicazgo siga siendo un poder que pone de rodillas al Estado. Mientras tanto, la ciudadanía sigue buscado la calidad educativa que acabe con la marginación en que se encuentran postrados sus hijos.

A un año de la elección de López Obrador y de su ascenso anticipado al Poder Ejecutivo, las promesas incumplidas se siguen acumulando al igual que las descalificaciones hacia periodistas opositores señalándolos como chayoteros y fifís, lo que ha generado narrativas hostiles que han trascendido a nivel internacional y que cuestiona los principios democráticos del disenso y de la opinión abierta de la sociedad.

Vivimos el resurgimiento de un mesianismo extremo, donde la demagogia que tanto daño le ha hecho al pueblo, hoy se maquilla ante la advertencia de los demonios de sexenios anteriores, pero que “el evangelio y la profecía bíblica”, harán que la política realice el milagroso encuentro amoroso de un pueblo que poco a poco pierde la esperanza sobre aquel triunfo electoral, que hace un año protagonizó Andrés Manuel López Obrador.

Agenda

  • Es positivo que Carlos Urzúa, secretario de Hacienda, reconozca que la economía mexicana tiene un marco macroeconómico sólido y un sistema financiero robusto, que construido en administraciones anteriores, permiten hacer frente al entorno de incertidumbre de la economía mundial.
  • Según datos del Secretariado Ejecutivo del Consejo de Seguridad, en la CDMX continúa el incremento de la incidencia delictiva en 16 de los 20 delitos que más impactan a la sociedad, razón por la que intervendrá la Guardia Nacional.
  • Los hoteleros y comerciantes de Quintana Roo, que también “tienen otros datos”, señalaron que el sargazo no sólo es un problema grave, sino gravísimo por sus afectaciones ambientales y económicas, ya que el 98% de la población vive de la actividad turística.

Twitter: @Esteban_Angeles        

Facebook: http://facebook.com/estebanangelesc

Blog: http://bit.ly/2pTqHZU

Correo: angelesceron@hotmail.com