El Presidente López Obrador envió al Canciller Marcelo Ebrard a Washington a negociar la amenaza del Presidente Trump de imponer tarifas arancelarias progresivas a nuestras exportaciones, mismas que iniciarían a partir del lunes 10 de junio con un 5%, incrementándose mensualmente hasta el 25% “si México no establece controles efectivos sobre el flujo migratorio”.

Este chantaje arancelario de Trump, es un juego de suma cero, nominado “nosotros y los otros”, en el que las grandes potencias ejercen con abusiva prepotencia, presión política, económica y social a estados emergentes como México. En este escenario, el diálogo emprendido desde la Cancillería mexicana aparentemente logró detener la “guerra” arancelaria.

Más allá de que Estados Unidos reclamaba con razón el ingreso masivo de migrantes; haber aceptado examinar la imposición de aranceles circunscrita al tema migratorio fue un error que puso la negociación entre la espada y la pared; y sin el piso firme de una relación bilateral justa y respetuosa, se propició la subordinación del gobierno mexicano a la política exterior norteamericana, lo que suscitó el fantasma del “patio trasero”, que con elocuencia y pesar, hace años, advirtió Aguilar Zinser.

Por ende, la gestión del Canciller Marcelo Ebrard se presenta en un aciago panorama de desconcierto y tutela política que generó condiciones reactivas, y no la postura del ejercicio soberano de un gobierno que puedo responder a las medidas migratorias que hoy ha impuesto el gobierno norteamericano, y al chantaje arancelario que pende como espada de Damocles sobre los mexicanos.

En este contexto, Arturo Sarukhán ex embajador de México en Estados Unidos, señala la importancia de emplear todas las herramientas desarrolladas en nuestra relación diplomática y comercial del TLCAN: 1). Cabildear para conseguir que manifiesten su oposición la Cámara de Representantes, los 23 gobernadores demócratas y los estados agrícolas, “…porque los aranceles punitivos de Trump a las importaciones mexicanas representarían altos costos para empresas y consumidores estadounidenses…”; 2). Establecer el “…carrusel de represalias diseñado y aplicado exitosamente -sin generar efecto bumerán para consumidores mexicanos- en 2009 que obligó a EU a cumplir con sus obligaciones en materia de autotransporte mexicano; y en 2018 en respuesta a los aranceles al acero y aluminio mexicanos…” y, 3). “…emplear todos nuestros mecanismos bilaterales para ejercer presión sobre la burocracia estadounidense y acentuar los contrapesos si Trump insiste minar la relación bilateral con argumentos de seguridad nacional.”

La amenaza de imponer aranceles punitivos, debe contrarrestarse con una activa gestión diplomática y comercial en los términos recomendados por Arturo Sarukhán; y la de convertir a México en Tercer País Seguro, mediante el establecimiento de acciones de cooperación y corresponsabilidad que permitan hacer frente a los desafíos relativos al control de los flujos migratorios, al respeto a los derechos humanos y a las dificultades de emprender una reestructuración institucional mediante un nuevo modelo de integración internacional; razones por las que el Presidente López Obrador, debería asistir al Foro del G-20 y proponer se apoye el fortalecimiento del libre comercio y la solidaridad hacia el fenómeno migratorio.

México no puede seguir varado en una política migratoria ambigua y difusa, sustentada sólo en la voluntad política y al margen de protocolos. Es necesario que la Secretaría de Gobernación, como encargada de aplicar las disposiciones de la política migratoria, asuma su responsabilidad y fortalezca la actuación del Instituto Nacional de Migración (INM) y de la Comisión de Ayuda para los Refugiados (COMAR); y construya una “matriz lógica” de los componentes de transversalidad nacional e internacional del fenómeno migratorio

En este propósito, se impone plantear una Agenda Política Multilateral para sentar las bases de un entramado jurídico claro y abierto y trascender a la creación de un Sistema Nacional Migratorio (SNM), que redefina la estructura normativa, planes y programas que acompañen el diseño, seguimiento y evaluación de una política de Estado en materia migratoria, sustentada en una visión multidimensional que permita atender la integralidad de la migración.

El flujo de migrantes que ha irrumpido en México, es producto de la carencia de oportunidades y problemas políticos y delincuenciales en sus países de origen. Hay que inscribirlos en esa “matriz lógica” de complementariedad supranacional que deben tener Estados Unidos, México y Centro América, porque la trata y tráfico de migrantes, los ataques de la delincuencia organizada, la extorsión de policías y de agentes migratorios, el neoesclavismo laboral, así como los brotes xenofóbicos en la zona fronteriza del norte del país, son un fenómeno delicado y complejo que implican atención y respuestas urgentes del Estado.

Hasta ahora la política del Gobierno de Donald Trump ha sido el rechazo migratorio amparado en un discurso xenófobo y racista, que ha causado estragos a nivel internacional y suscitado un desencuentro entre Estados Unidos y México frente a modelos migratorios y voluntades políticas ampliamente disímiles.

El telón de fondo del fenómeno migratorio se centra en la relación supranacional de México con Estados Unidos, donde no prima la voluntad política sino la asimetría hegemónica de la política exterior de Washington, donde la “Ley del Garrote” se constituye en un instrumento de terror del Estado, que refuta toda tesis de tolerancia frente a los deseos y apetitos electorales reeleccionistas de Donald Trump.

El dilema para México sigue siendo el mismo: ¡…tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos!

La pregunta de fondo estriba, ¿en materia de soberanía, cuál debe ser la política migratoria frente a Estados Unidos y el mundo?

No hay respuesta porque el trabajo no se ha hecho y hasta ahora, las condiciones del actual gobierno son reactivas y no proactivas, lo que indica que aún no existe aprendizaje significativo ni del fenómeno migratorio, ni del diplomático, ni del comercial, lo que amenaza y evidencia la vulnerabilidad política y social de la impericia de Estado.

¿Hasta dónde llegará la política migratoria del Presidente López Obrador, en su vehemencia inusitada por negociar entre la espada y la pared con Donald Trump?

 La respuesta es clara, como diría Octavio Paz, “es el retorno al laberinto de la soledad.”

Agenda

  • Frente a los asesinatos de los estudiantes Norberto Ronquillo y Leonardo Avendaño, el gobierno de la CDMX debe atender el déficit de seguridad, ya que el secuestro se elevó 271% en el primer cuatrimestre, superando casi 10 veces el promedio nacional.
  • El Consejo Mexicano de Negocios se comprometió con el Presidente López Obrador a invertir el presente año 32,000 millones de dólares, que equivalen al 20 % del PIB, mientras corresponderá al gobierno invertir un 5%.

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